miércoles, 29 de abril de 2009

Morante

El escritor y cineasta nacido en Melilla, que vive en Francia desde 1955, Fernando Arrabal, fue testigo de excepción ayer de la gran faena ejecutada por Morante en la Real Maestranza de Sevilla. El dramaturgo y poeta, presenció la magistral actuación del de la Puebla desde un burladero de callejón detrás del llamado de la segunda suerte gozando de un arrebato al final que le llevó a lanzar sus gafas al ruedo a los pies del torero.

El diestro, durante su triunfal vuelta al ruedo, se le acercó agradeciéndoselo efusivamente.

No me extraña nada de esto. Hace años le escribí este soneto:

Dichoso quien dibuja su toreo
tocado por la gracia y por el arte.
Dichoso el que, queriendo o no, comparte
con genios y con trasgos, coliseo

Dichoso, gran Morante, quien te viera
En una de tus tardes de grandeza
¿Te acuerdas de Jerez?... ¡Cuánta belleza
con Paula y sus amigos en barrera!

Figuras de tu estilo hay muy pocas,
Que Mozart y Van Gogh no menudean.
Por eso van la gentes como locas

y esperan de tus hados, quienes sean,
que escuchen los olés que, de sus bocas,
te lanzan cuando bajan y torean.

Está en la página 45 de “Balconcillo de sol” un librito de versos taurinos editado por Rosa Libros en 2006.

lunes, 27 de abril de 2009

Lista de bajas

No se si a ustedes les sucederá algo parecido.Pero me temo que sí, sobre todo si peinan canas. Se llega a la caseta el primer día, que cada vez se anticipa más con esa excusa que carga sobre el Ave y los visitantes madrileños la invasión foránea del ferial, y, apenas se desparrama la vista y se atiende a la belleza estética de la decoración, cuando se abren esos vacíos fotográficos que corresponden a las ausencias.

Un cuadro antiguo puede sustituirse por otro. Una flor marchita puede disponer siempre del recambio rozagante de una flor nueva. Un socio que se marchó deja el aire gravitando sobre su silla vacía sin ocupar el hueco en la foto que él ya no podrá rellenar jamás.

Las casetas familiares que hace tiempo distan mucho de ser la segunda vivienda en el real de una familia unitaria, han venido a constituirse en casinos de reducido número de socios. Quince… veinte a lo sumo. Y, como el tiempo no se detiene, cada nueva convocatoria ferial produce la inevitable lectura de ese parte de bajas que no quiere leer nadie, pero que se estira sin arrugarse ante nuestra vista cuando esta no tropieza con el perfil del familiar o el amigo.

Ahora, además, a esta relación ha venido a sumarse otra: la de los matrimonios que se han separado. Y aun una tercera, la de las inéditas uniones que,ellos y ellas, han venido a formar después, que dan de sí todo tipo de cuchicheos y exclusivas dignas de revistas del corazón para las primeras jornadas feriales.

En la caseta que tiene cada uno, esa cuyos costes de instalación pagamos durante el año en persistentes recuerdos del presidente, y en la que luego cuando necesitamos una mesa libre no encontramos sitio porque suelen estar ocupadas por amigos de otros socios a los que no hemos visto en la vida, a medida que se van acumulando años se bebe más que nunca para olvidar.

Para olvidar a los socios que se fueron para no volver, para olvidar las letras que siguen venciendo como siempre, para olvidarnos de la crisis…. Hasta para olvidarnos de nosotros mismos.

Y nuestras parientas nos dejan hacer. No porque estemos en feria. Sino porque deben aprovechar el tiempo en ponerse al día en esos “Hola”, “Lecturas”, “Que me dices” y otros más que lanzan incontables ediciones debajo de cada lona.

Y, además, contarse unas a otras lo bien que se viene en el Metro con lo lejos que le coge a uno la boca más cercana.

viernes, 24 de abril de 2009

La verdad sobre los besos de Loreto.

Tenía yo ganas de encontrarme a Manuel Loreto y conocer su versión de los hechos que había protagonizado en la comida al pregonero de la Semana Santa, ampliamente divulgados y no menos controvertidos desde la descripción inicial de los mismos que firmara Cretario en las páginas de ABC.

Y, miren ustedes por donde, me lo encontré ayer a la salida de los toros cuando ya la noche, acabada de estrenar, acoge a las tertulias que se forman en los veladores de los bares cercanos a la plaza.

Recordarán que yo recogí esa anécdota, citando, como es natural, su procedencia que figura aquí en la relación de textos pasados (“Besos al arzobispo”, martes 31 de marzo de 2009) y me sorprendió, como no podía ser de otra forma, el atrevimiento de Loreto y la que se daba como inmediata reacción, supuestamente destemplada, del arzobispo Asenjo. Bueno.Pues no hubo ni una cosa ni la otra.

Cuenta Manolo que, en efecto, el estuvo en esa comida como siempre hace desde que aprendió a cantar saetas, para rubricar con su voz los postres tanto de ese ágape como de otros singulares entre los que se halla el de final de cultos en honor de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso de la Hermandad del Gran Poder, de lo que yo puedo aportar este año humilde testimonio. Y que, al terminar, con el estribillo de las afamadas sevillanas que memorizara el Papa anterior,

No te vayas todavía…
No te vayas por favor…
Que hasta la guitarra mía
llora cuando dice Adiós…

a la que el introdujo alguna modificación puntual cambiando guitarra por garganta,
los asistentes prorrumpieron en un aplauso cerrado… el cardenal, emocionado, lo llamó y lo abrazó y él, atendiendo el ademán del Arzobispo Coadjutor que aplaudía como los demás, no quiso que fuera menos y que, cuando repetía con él el abrazo,Monseñor Asenjo aprovechó la cercanía para preguntarle al oido:

-- …. ¿Dónde están lo servicios?

A lo que Loreto repuso, contestando con la misma discreción sobre la oreja contraria:

-- …. Al fondo del salón, una puertecita a mano derecha.

Dicho lo cual contempló cómo el purpurado se levantaba dirigiéndose presuroso en la dirección marcada impelido por su momentánea urgencia fisiológica.

No hay, pues, nada del mua, mua… Ni del abandono apresurado del señor arzobispo, molesto por alguna frase o circunstancia inadecuadas. Todo lo contrario. Y la prueba de ello es el rostro de tranquilidad que exhibió a partir de entonces.

Loreto lo ratifica expresivamente:
-- ¡De muá muá, nada! Hubiera sido una falta por mi parte besar en la cara al Arzobispo recién llegado… ¡Con el respeto que le tengo yo a los gorritos coloraos!

martes, 21 de abril de 2009

De fuera vendrá...

Complete el refrán: De fuera vendrá el que de tu casa te echará.

Angelmo, un comunicador habitual de este Blog, me da el pie para el texto que voy a colgar cuando escribe como comentario al anterior “No se si dice todo esto usted por algunos que hablan del Pingui o algo asi.¿No? A mi también me ha molestado esa crítica foránea y con acento castellano”

Pues lleva razón y resulta atinada su perspicacia.Lo he dicho por el del Pingui y otros que se vienen equivocando de época y para los que parece no haber subido al desván de los trastos viejos ese tiempo en el que Jaime Ostos brindaba su toro en televisión al único comentarista que entonces había, Manuel Lozano Sevilla, taquígrafo del general Franco, con frases que ponían de manifiesto lo que cobraba de los toreros.

(Creo que el seudocomentarista de las ondas televisivas entró sólo una vez más en el despacho del general para que, tras el habitual ¡cuádrese!,ordenado por éste, recibiera su cese.)

En este mundo de la información que tanto ha cambiado desde entonces como va a poner de manifiesto la centenaria Asociación de la Prensa de Sevilla esta tarde en el acto de presentación de la revista “La Hoja del siglo, 1909 – 2009” que se va a celebrar en la Fundación Cruz Campo, permanece como oxidada reliquia esta costumbre de enviar a “provincias” a los redactores taurinos cada vez que se celebra una feria de toros. Y a Sevilla, también. Eso es lo grave.

A Sevilla sigue viniendo cada año esa colección de testimonios vivos de la marginación forzada a que los directores de los grandes medios someten a los especialistas locales de la fiesta en un continuo y reforzado “quítate tu, que llego yo” paradigma de la frase del título: “De fuera vendrá… etc.etc”

Señores y señoras en muchos casos de inferior calidad literaria, de menor y más pobre trayectoria profesional y, a veces, con ignorancia enciclopédica de la tierra que pisan. El abogado Jaime Artillo tuvo que escribir una carta al crítico madrileño de ABC Vicente Zabala que había escrito al hablar de El Cid que “ser de Salteras es como ser de ninguna parte”, que Salteras es como Triana y que desde el siglo quince reza en su escudo la leyenda de “calle,guarda y collación de Sevilla”… Eso para empezar.

Creo que a Zabala le ha servido la lección. Como en su día le sirvió a Mariví Romero a la que los titulares del programa de radio en el que intervenía desde Madrid se negaron a entregar el timón de la edición sevillana durante la Feria.

Pero son casos aislados. No tienen arreglo. Siguen bajando desde las tierras castellanas, Anselmo acaba de verlo, para hablar del “Pingui” y colgar de los aleros del Aljarafe nada menos que ese sentimiento en el toreo del que César Jalón hablaba como precepto belmontino.

Yo sugeriría a sus directores que,para ponerse al día,es decir para abandonar de una vez la época gris en la que Ostos le brindaba el toro al taquígrafo de Franco, en vez de pedir a sus redactores enviados que remitiesen sus crónicas,se limitasen a leer todos los días las que escriben Luis Nieto, Fernando Carrasco, Carlos Crivell, Antonio Lorca, Alvaro Rodriguez del Moral, José Enrique Moreno, Santiago Sánchez Traver o Carlos Trejo…e hiciesen un ejercicio de redacción.

lunes, 20 de abril de 2009

El sentimiento en el toreo.

Viene en los tratados taurinos. Busquen la palabra “sentimiento” y verán como la encuentran. Y también “torear con sentimiento”. Cesar Jalón en las “Memorias de Clarito” matizaba que era un precepto belmontino.

El torero que se atiene a él crea belleza.Los puristas, ortodoxos de análisis frío y cerebral de la fiesta, pueden aducir que anida en los aleros del Aljarafe, como los vencejos o las golondrinas.Pero se equivocan. Los sentimientos se extraen de la profundidad del corazón y fluyen por las venas hasta llegar a los dedos de la mano y mover las telas del engaño que engolosina al enemigo y adormece sus deseos de venganza y sangre.

Curro Díaz toreó con sentimiento al segundo de los toros que estoqueó en la tercera del abono sevillano. Y eso le valió una oreja en la Maestranza. No la cogida a destiempo que erizó a los espectadores con el calambre presentido de la tragedia, ni la estocada tras el prólogo inoportuno del pinchazo. El sentimiento, ese repeluco indefinible que recorría la espalda de quienes presenciaban su toreo en redondo llevando hipnotizado al toro en el comienzo de su faena.

Curro estaba toreando para él y para quienes se sentían tocados por el ala azul del ángel del toreo. Ese que nunca fue a las Escuelas de tauromaquia ni se sentó ante el ordenador de la crítica. Pero que sigue trazando la senda etérea por la que algunos toreros, sin proponérselo, son capaces de llegar a los tendidos.

viernes, 17 de abril de 2009

Pregones taurinos.

Empieza el serial de toros y ya se han oído los dos más importantes pregones que ensalzan la Fiesta Nacional desde la ciudad que le sirvió de cuna, el de la Maestranza y el Ayuntamiento y el de la Tertulia Los Trece y el Ateneo. Este año, en el primero estuvo Carlos Herrera.En el segundo, Carlos Crivell. Este,presentado por Carlos Trejo. En España, hubo una época en la que había que llamarse Carlos para ser rey. Aquí, en esta ocasión, ha parecido que había que llamarse Carlos para hablar bien de toros y toreros.

Al de Herrera no pude asistir, con lo que me libré del riesgo de haberme quedado compuesto y sin pregón como sucedió a los que se vieron ante las puertas del Lope de Vega, cerradas a cal y canto por over booking. En el segundo encontré asiento en las últimas filas de la remozada sala de actos de la Docta Casa y disfruté como sevillano aficionado con las palabras del doctor Crivell.

El Pregón taurino sigue la pauta del Pregón de Semana Santa lo que de principio no está mal. Suena la música al comienzo de la ceremonia, ocupa el atril el presentador del orador, vuelve a intervenir la Banda Municipal y habla el Pregonero.
Las autoridades ocupan una fila de sillones al fondo del escenario y hay adornos de macetones con plantas y reposteros.

Hoy creo que debía introducirse alguna que otra modificación. Yo propondría que en vez de los sillones se edificase un decorado del palco maestrante en el que se sentarían las autoridades y que el charlista lo hiciese detrás de un burladero en vez de apoyarse en el repetido ambón. Y, sobre todo, que en algún lugar del teatro se asomase un clarinero dispuesto a enviar un sonoro aviso al ensalzador que superase en cinco minutos la hora de monólogo; el segundo, transcurridos quince y el tercero y último pasados diez más. En este instante, es decir a la hora y media de faena vocal, se apagaría la escena y se encendería la sala, quedando autorizados los espectadores a levantarse y abandonar el teatro.

Carlos Crivell habló exactamente sesenta minutos. Y dijo lo que tenía que decir. Con sevillanía, con sentimiento, con inteligencia y con gracia para salpicar algunos momentos. Una faena redonda.

Llegar a la dos horas y veinte minutos como se permitió el pregonero último de la Semana Santa, es una apuesta arriesgada de no haber manifestado antes el deseo de entrar en el libro Guinness de los records.

La oratoria del Pregón tiene entidad propia. Desborda los moldes establecidos para la religiosa, la forense y la parlamentaria. Debe servirse de la lírica, pero no hay que pasarse y abandonar el intento si conscientemente el charlista no mantiene frecuentes contactos con las musas.

Esto es lo que hizo Crivell. En la cena en su honor que le brindó la Tertulia anunció su propósito de no seguir por el camino pregoneril. Veremos si le dejan las empresas.

jueves, 16 de abril de 2009

Otra vez las carreritas

Sabido es que el curso cofrade no coincide con el año natural ni con el universitario. El curso de las hermandades y cofradías de penitencia comienza en el momento mismo en que acaba la manifestación exterior de la Semana Santa, es decir cuando dejan de salir a la calle.

Y justo es en ese tiempo cuando todos aquellos que hicieron posible este milagro de estética y fervor recopilan sus recuerdos para analizar el resultado. En esta época nos movemos. Y generalmente se abunda en una opinión: que todo ha salido bien y hacía años que la Semana Santa no resultaba tan luminosa y espectacular como la que se acaba de vivir. Con algún punto negro al que muchos responsables directos de su corrección se empeñan en restar importancia.

Otra vez se han producido las carreritas del 2000. En inferior medida y, exceptuando lo ocurrido ante la Iglesia del Valle, con una coincidencia territorial y temporal de focos que puede abrir la sospecha y que, según atestiguan los informes policiales, terminó con tres personas detenidas y al menos otras tantas heridas de diversa consideración por una serie de incidentes ocurridos en menos de dos horas en la misma zona del centro: el eje conformado por el Puente de Triana, la calle Reyes Católicos y la plaza de la Magdalena.

Por eso y, aunque haya quien los atribuya a consecuencia del relativismo, el alcohol y las drogas, que irá a más, sea o no sea Semana Santa, no pueden disimularse ni marginarse como hechos inevitables carentes de relevancia.

Esto quiere decir que las incidencias de la pasada noche del Viernes Santo en Sevilla parece que no tienen nada que ver con los sucesos de aquella infausta Madrugada de pánico que, con este mismo titulo extraído de la realidad, estudié en un libro y casi medio más al año siguiente. (“Madrugada de pánico” y “Nazarenas, dineros y más de la Madrugá”.Editorial Castillejo. Años 2000 y 2001). Pero aquellos hechos lamentables no fueron investigados a fondo sobre todo porque no se habían adoptado previamente las medidas para poderlos controlar. No había en las calles donde se produjeron fuerzas de seguridad suficientes y las autoridades judiciales se quedaron sin imputados presuntos.

Ahora es distinto. Después de aquello se creó el Cecop que hasta el presente ha venido funcionando bien. Tal vez por eso las consecuencias se han minimizado esta vez. Pero estimo que no procede hacer lo mismo con su análisis posterior.

Los penitentes arrollados por la multitud enloquecida… la cofradía que se ve obligada a interrumpir su salida por seguridad…el susto de no pocos de los que salieron a vivir una Madrugada recuperada después de casi una década de aquellos incidentes inéditos y pavorosos que veían que empezaban a repetirse… no son hechos baladíes para tirarlos a la papelera.

Erróneamente se cree que puede crearse una alarma social si se profundiza en ellos y no se impide su divulgación. Falsa convicción. Es al contrario. Hay que profundizar, alcanzar sus causas y tratarlas con profesionalidad sociológica, policial y hasta judicial con todo el peso de la ley si desgraciadamente esto fuera imprescindible.

La falta de información es el caldo de cultivo del rumor. Esto lo saben hasta los que abandonaron las ciencias de la comunicación en el primer curso.

miércoles, 15 de abril de 2009

La movible ampliación de la Carrera Oficial.

Se veía venir. Tantas vueltas y revueltas, tantas idas y venidas, tantos proyectos vacuos y palabrería huera en torno a la ampliación del itinerario que deben cumplir todas las cofradías y va el pueblo y lo prolonga a su manera.

Todo hay que decirlo: Con la colaboración de los chinos. En Sevilla se dice que los chinos son aliados de San Fernando porque están terminando con los moros.

Es broma, como apostillaba el inolvidable Cassen. La frase resume una situación comercial de “nouvelle vague”. Allí donde aparecen las tiendas insondables de los amarillos con sus precios de rebajas de verano y sus sonrisas de oreja a oreja los del turbante empiezan a atisbar el horizonte para buscar acomodo en otro sitio. Mas fácil hacerlo así que resistir la competencia sin tiempo siquiera para rezar a través del profeta, al Dios clemente y misericordioso.

Se ha visto y padecido este año. Todo aquel que no tenía sitio abonado en la Campana,la calle Sierpes o la Avenida adquiría su sillita plegable en “un chino”, pequeño Corte Inglés servido por ciudadanos y ciudadanas de Pekín o sus profusos alrededores y con ella se iba a buscar acomodo allí donde su sabiduría de experimentado estratega en contemplar desfiles procesionales le avisaba que podían esperarse momentos sublimes.

Copio de los periódicos del día que la Delegación de Fiestas Mayores y Turismo admite que el aumento de las sillas plegables ha generado una situación “preocupante”. Se han taponado salidas y se ha dificultado la circulación de los peatones en las zonas del recorrido de las cofradías que no forman parte de la Carrera Oficial.

El Ayuntamiento ya estudia medidas para corregir este problema. “Es un tema complicado porque es difícil prohibirlo, pero dado el aumento considerable habrá que plantear en el seno del Consorcio y del Centro de Coordinación Operativa (Cecop) una reunión para afrontar esta nueva cuestión dentro de las posibilidades --explicó la delegada de Fiestas Mayores, Rosamar Prieto-Castro-- No podemos prohibirlo-añadió- pero sí, por razones de seguridad, limitar las zonas en las que no sea conveniente el uso de las sillas”.

La delegada admitió también que ya este año se ha abordado el tema en el seno de las reuniones de trabajo.

Pues no hay que interrumpirlo y, menos, aplazarlo, querida delegada.El pueblo sevillano históricamente lo hizo así. Cuando el alcalde García de Vinuesa empezó a sacar a la plaza de San Francisco los mullidos sillones de las Casas Consistoriales para que los munícipes e invitados contemplasen los desfiles de las cofradías los vecinos de la collación salían con los suyos y los situaban donde mejor les parecía. Fueron los precursores de los silleros.

Ahora no hay sillones sino sillitas fabricadas por los menudos orientales que, sin proponérselo, han ofrecido una solución inesperada al controvertido asunto de la ampliación de la Carrera Oficial.

martes, 14 de abril de 2009

Un contagioso bajón.

Un familiar mío que se ha pasado las vacaciones de Semana Santa en Sevilla me confesaba con gesto entristecido antes de tomar el Ave de vuelta a su trabajo habitual que no podía evitar “el bajón”.

El director de una publicación de no desdeñable tirada, con quien me crucé en la calle, aprovechaba esas frases apresuradas que suelen emplearse en tales ocasiones para hacerme una confesión similar.

Y yo, en consecuencia, tras estos testimonios que puedo esgrimir como muestra de una cierta situación de determinados ciudadanos, no tengo porqué cubrirme el rostro de simulación o hipocresía para reanudar la redacción de estos textos, válvula de escape de la vieja profesión periodística que uno cultivó siempre, llevando a cabo una confidencia parecida: padezco un bajón.

Es fácil entender que el termino no dispone de otro significado que el de depresión y que ésta viene motivada por la finalización del gozo semanasantero.
Ignoro que opinará acerca del tema mi admirado amigo el doctor Javier Criado, avalado como es sabido por su doble cualificación, cofrade y profesional. Me inclino por no rebuscar opinión ni enjaretar dictamen. Simplemente constato el hecho y me inclino a pensar que es un transitorio malestar del ánimo no debido a virus alguno sino a esa ausencia para la que solo un remedio es posible, la lectura de la tablilla que llamará nuestra atención tras el mostrador de los bares tradicionales: Faltan 348 días para el Domingo de Ramos.

Esto es así porque el Calendario del 2010 ofrece estas fechas significativas:

El 17 de Febrero, Miércoles de Ceniza

El 28 de Marzo, Domingo de Ramos

El Jueves 1 y el Viernes 2, Jueves y Viernes Santos.

Y el 4 de Abril, Pascua de Resurrección

Como todos los años sucede lo mismo lo que podemos hacer también es comprobar de qué diferente manera nos viene afectando a medida que el tiempo deposita con cada ciclo un brochazo más de cal en nuestra cabeza y un saquito de nostalgia en el corazón.

jueves, 2 de abril de 2009

La cara de Dios.

Es fácil entender que una persona o cosa se muestran como son pero se perciben a través de los elementos de visión de quien las contempla y que éstos deben ser los adecuados.

Esa genial tramoya del cuerpo humano que conocemos como esqueleto no se puede ver si no colocamos delante de nuestra mirada un aparato de rayos equis.
Y, en este sentido, se comprende que un espíritu, por alto y perfecto que sea, solo puede verse con una mirada íntima, espiritual.

Dios no ve con ojos humanos, sino con ojos de Dios. Y, por lo mismo, a Dios no le podemos ver con las pupilas con las que percibimos la luz del mundo, sino con una mirada interior.

Aunque Dios se dispuso un día a facilitar las cosas. Ya había hecho
al hombre a su imagen y semejanza y le había regalado inteligencia y voluntad.
Luego lo había dejado en libertad.

Entonces, en una sublime demostración de su humildad suprema, se rebajó a sentir como humano, se encarnó en su Hijo Unigénito y se hizo hombre. Y ya, a partir de ese momento, lo pudimos ver.
Y, por si fuera poco, en su deseo de no discriminar a nadie por razón de su pertenencia a un tiempo, a una época, o a otras posteriores, anticipó el descubrimiento de la fotografía perpetuándose en ese portentoso retrato que es la Sábana Santa en donde su rostro quedó impreso y multiplicado en las cinco copias de cada uno de sus dobleces.

Tan portentoso es el testimonio que no ha podido subsistir sin que se abran en su entorno las dudas timoratas de todos aquellos incrédulos repetidos generación tras generación a quienes pesa el frágil argumento inicial de que parece demasiado bueno para ser cierto. Y a esto se une el legado de una tradición no asentada en la solidez histórica generadora de hechos y circunstancias que elimina el conocimiento posterior.

Los incrédulos basándose en los avances de la ciencia contemporánea se han empeñado en demostrar que ese sudario que se venera como el auténtico que envolvió el cuerpo muerto de Jesucristo es una falsificación medieval. Y hasta ahora, a pesar de las últimas pruebas con el análisis del Carbono catorce, no lo han conseguido.

Los estudiosos de la Sábana dicen que, si bien la historia del lienzo que cubrió el cuerpo del Maestro no está completa, parece cierto que uno de los muchos discípulos anónimos que Cristo tenía la hurtó del Sepulcro y la llevó al rey Abgaro de Edesa, (ciudad de Siria que actualmente se llama Urfa y está en Turquía) para que, rozándose con ella, curase de sus muchas dolencias.

Luego, la Sábana fue escondida para preservarla de quienes deseaban su destrucción.La encontró Eulalio, obispo de la mencionada ciudad de Edesa tras uno de sus asedios y la expuso a partir de entonces mostrando solo el rostro de la imagen que aparece en la tela, de forma que no se conociese que era un lienzo funerario, pues se mantenía un atávico temor y rechazo hacia todo tipo de mortajas aduciendo que eran impuras.

Todo esto que figura en mi libro “¿El fin de las cofradías?” lo he recordado ahora al hilo de la exposición de los estudios del profesor Juan Manuel Miñarro sobre la Síndone y sus últimas conferencias en torno a este sugestivo tema, una de ellas pronunciada en mi Hermandad del Calvario.

El texto me sirve para abrir el paréntesis vacacional de la Semana Santa,terminado el cual seguiré colgando otros en este Blog con su habitual aunque desordenada cadencia. Confío en que entonces continúe siendo honrado con la visita de sus lectores.