sábado, 9 de enero de 2010

Toros al matadero.

Ayer escribía Carlos Peris en su habitual “Ventana” en el “Diario de Sevilla” que corren tiempos difíciles para mantener la venta de los pisos y de los toros. Y lo grave, compruebo yo, no es que sobren ejemplares en las ganaderías, con ser ello malo en demasía y consecuencia de la crisis general y los embates a la Fiesta en particular, lo peor es que esta corriente devastadora se empieza a llevar por delante a vacadas prestigiosas con amenaza de daños irreversibles para el futuro de la cabaña brava.

Con sombrío semblante preocupado me decía en una ocasión el recordado Fuentes Bejarano que hay quien, obsesionado con la crianza del toro cómodo, está tirando por el sumidero la agresividad y la bravura de esa raza especial y única que es el toro de lidia y que cuando la sangre se pierda ya no habrá sitio donde volverla a encontrar.

José Luis Suárez-Guanes alertaba a comienzos del pasado diciembre de que
la ganadería de Atanasio Fernández está al borde de la desaparición. Y razonaba este clarinazo de alerta divulgando que la crisis y el lugar perdido han hecho que sus representantes envíen casi todas las vacas al matadero.

Una noticia que suscita preocupación y tristeza porque, si desaparece esta divisa salmantina, se extingue una de las más prestigiosas en los años posteriores a la Guerra Civil, especialmente de los cincuenta a los setenta. Preferida por las figuras del toreo, Manolete, Pepe Luis Vázquez ,Luis Miguel Dominguín… y madre de muchísimas divisas, antes de que se pusiesen de moda los encastes de Juan Pedro Domecq o Jandilla como formadores de nuevas vacadas, fue el hierro de Atanasio el que prevaleció. Y ambos tienen el punto en común del entronque con el hierro del Conde de la Corte.

Desde 1956 fue fija en Madrid durante varias décadas en cuya plaza había debutado en 1932. En 1960 Antonio Ordóñez lidió bajo el agua al célebre «Bilbilarga» en faena inmortalizada por el rondeño y la pluma de Corrochano. Y a un ejemplar de este hierro se cortó el último rabo concedido en Las Ventas.

“Campocerrado” la finca donde pastan se erigió desde comienzos del siglo pasado en uno de los enclaves históricos y señeros de la ruta del toro salmantino. Toros protagonistas de corridas triunfales de los que decían los toreros que los bonitos de cara embestían mejor.No muy altos de agujas y badanudos que salían avantos y a los que convenía ver después de haber sido picados.

En Sevilla signaron su trayectoria con orla de luto con la cogida y muerte de Joaquín Camino en Barcelona el 3 de julio de 1973 (toreaban Luis Miguel Dominguín, su hermano Paco y Sebastián Palomo Linares) y el 1 de mayo de 1992 con la cornada mortal a Manolo Montoliu en La Maestranza.

A partir de esta última temporada se advierte con preocupación un declive ganadero que se hace ostensible en la corrida televisada en el 2001 desde la plaza de Bilbao que resultó descastada y sin fuerzas.

Ahora van sus vacas al matadero. Qué pena.

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