Con esta manía que tiene uno de escribir un libro de vez en cuando resulta que se le va el santo al cielo y la pluma al tintero. O, mejor, el portátil a su funda. Acabo de entrar en mi lista de blogs y resulta que el último texto lo colgué hace nueve días. No me gusta el número. Especialmente cuando va solo. Si terminase en "a" sería otra cosa. Y más si se multiplicase hasta el plural que resultaría una palabra muy periodística: "nuevas".
Hablando de prensa, se me ha pasado el Dia. El de San Francisco de Sales, patrono de la profesión, que el aumento de los reporteros audiovisuales convirtió en el San Francisco de sales en la tele.
No está el oficio para celebraciones. Cada vez hay más compañeros en la calle despedidos de sus puestos de trabajo y mayor número de nuevos licenciados abandonando la Facultad y buscando un hueco donde estrenarse.
Una lástima porque cada vez se escribe mejor y los chavales abandonan las aulas con una capacitación científica y práctica más amplia. Esto hace que rayen a mayor altura que aquellos que se lanzan a ponerse delante de un micrófono o de una cámara o a rellenar el espacio de las páginas de un blog sin la mínima dotación personal o preparación para ello.
Por si fuera poco el nuevo periodismo exige servidores de un exigente perfil. Me parece un error mirar el pasado con nostalgia. Creo más adecuado abrir la mente en busca de soluciones avanzadas para este presente turbulento. Confio no equivocarme si vaticino que, en los próximos años, los periodistas deberemos ser capaces de producir contenidos para cualquier medio ya sea escrito, audiovisual o digital. Y en esta última situación conviene valorar las nuevas especialidades.
Tendré que seguir otro día meditando sobre esto.
martes, 29 de enero de 2013
domingo, 20 de enero de 2013
UN CENSOR MUY SEÑOR
No encajaba
en el perfil. No daba el tipo. Ni siquiera había llegado nunca a valerse del
lápiz rojo. Probablemente porque rechazaba el color, inclinado siempre al azul
de su camisa vieja. Pero lo habían nombrado censor. O se había encontrado con
el engorroso quehacer de la censura porque la actividad se hallaba incluida en
el cometido del puesto de funcionario que ocupaba en la Delegación de
Información y Turismo cuando fue designado secretario de la misma.
Por el
pasaban los periódicos antes de ser impresos y los textos de los informativos
de la radio con anterioridad a su emisión. El recibía las informaciones que se
consideraban secuestradas y estaba investido con el poder oficial para
retenerlas hasta que se cumplía el plazo de la prohibición
Pero no
encajaba con el rostro amargo ni el trato prepotente que, de principio y casi
por definición, cabría atribuirle en
razón de su trabajo. Es más, ni siquiera tenía mal genio. Ni era hombre
aferrado a sus ideas y cerrado a cualquier intercambio de opiniones o
pareceres. Muy al contrario, hacía gala de un espíritu abierto, divertido y
alentador, de una cultura poco común y de unos principios religiosos y
arraigados que le habían llevado a conformar una familia numerosa sobre valores
cristianos.
Ayer leí su
esquela mortuoria en el ABC. Había superado los noventa años. Se llamaba
Joaquín García Cernuda y Calleja.
Durante una
época era la voz que se asomaba por los micrófonos de Radio Sevilla dando las
noticias de los informativos de la primera mañana. Añadía, pues, su ejercicio
del periodismo radiofónico a su labor funcionarial. Corrían entonces los
tiempos en los que la SER en manos de la familia Fontán mantenía relaciones
cordiales con el Régimen. Garcia Cernuda, cuyo hermano José María era el
Delegado del Ministerio cuando se inauguró la emisora hispalense de Radio
Nacional de España, desempeñaba en Sevilla un papel parecido al que hacía en Madrid Martín Abizanda, censor en
las oficinas centrales del Ministerio, como locutor de aquella Cabalgata Fin de
Semana que animaba Boby Deglané.
Joaquín
cubrió una época como honesto servidor público y su preparación, su sabiduría y
su experiencia ayudaron a ejercer el cargo de representantes del Ministerio a los diversos delegados que lo
ocuparon.
Mari Celi,
su esposa, bellísima mujer cordobesa a
la que su larga estancia en Sevilla no hizo olvidar nunca su delicioso acento
de la Ciudad de los Califas, le había precedido en el tránsito a la otra vida.
Estoy seguro
que el ejemplo de ambos conformarán la manera de ser de sus herederos como
dejaron su huella en el recuerdo de los que tuvimos la fortuna de ser sus
amigos.
martes, 15 de enero de 2013
Cerrar las teles. qué manía
Me puede mi pertenencia corporativa. Qué le vamos a hacer. Me indignan los abiertos o escondidos propósitos de cerrar televisiones. A menudo y cada vez que se intenta agarrar la hebilla del pantalón de los gastos públicos y adelgazar el contorno, lo que dicho sea de paso, todavía no se ha hecho, aunque debió empezarse por ello en vez de alinear a los ciudadanos en las trincheras de fuego de la carne de cañón de los ahorros crueles o los desempleos despiadados, sale a relucir el gasto de las televisiones autonómicas y locales. Como si los trabajadores de estos entes se rascaran la oronda barriguita como hacen no pocos listos de la política actual.
Vamos a ver ¿Quién trabaja más un operador de sonido o un diputado provincial?... ¿Un "plumilla" (cariñoso y antiguo término para designar a los periodistas audiovisuales) o un senador...?
¿Alguien se ha parado a pensar en el share de los programas que ejecutan las Diputaciones?... ¿Alguno ha medido los desvelos de los miembros del Senado, desdibujada cámara de los lores, innecesaria a todas luces como viene repitiéndose por activa y por pasiva?
El Senado nos cuesta a los españoles más de cincuenta millones de euros anuales. Las Diputaciones, la friolera de veintidós mil millones. Las televisiones autonómicas y locales mil doscientos euros al año. Imposible detenerse en la comparación sin evitar el sonrojo.
No me estoy inventando nada.Tomo los datos de los trabajos más documentados publicados recientemente en la prensa.
Sin embargo todavía no se ha suprimido la decorativa Cámara Alta ni se ha clausurado ninguna Diputación, pero sí se ha cerrado TeleMadrid. No lo entiendo. Se aduce la inviabilidad de su permanencia. Mentira, podrida. Toda empresa y más las de este sector puede ser viable si se aplican con acierto los sagrados principios de la Economía.
Kenneth E. Boulding lo puso bien claro en su Análisis Económico.pero dudo mucho que los que toman estas decisiones se hayan leído ni la mínima parte del millar de hojas de su libro.
Protesto y me solidarizo con mis compañeros madrileños puestos en la calle absurdamente.
Vamos a ver ¿Quién trabaja más un operador de sonido o un diputado provincial?... ¿Un "plumilla" (cariñoso y antiguo término para designar a los periodistas audiovisuales) o un senador...?
¿Alguien se ha parado a pensar en el share de los programas que ejecutan las Diputaciones?... ¿Alguno ha medido los desvelos de los miembros del Senado, desdibujada cámara de los lores, innecesaria a todas luces como viene repitiéndose por activa y por pasiva?
El Senado nos cuesta a los españoles más de cincuenta millones de euros anuales. Las Diputaciones, la friolera de veintidós mil millones. Las televisiones autonómicas y locales mil doscientos euros al año. Imposible detenerse en la comparación sin evitar el sonrojo.
No me estoy inventando nada.Tomo los datos de los trabajos más documentados publicados recientemente en la prensa.
Sin embargo todavía no se ha suprimido la decorativa Cámara Alta ni se ha clausurado ninguna Diputación, pero sí se ha cerrado TeleMadrid. No lo entiendo. Se aduce la inviabilidad de su permanencia. Mentira, podrida. Toda empresa y más las de este sector puede ser viable si se aplican con acierto los sagrados principios de la Economía.
Kenneth E. Boulding lo puso bien claro en su Análisis Económico.pero dudo mucho que los que toman estas decisiones se hayan leído ni la mínima parte del millar de hojas de su libro.
Protesto y me solidarizo con mis compañeros madrileños puestos en la calle absurdamente.
domingo, 13 de enero de 2013
Un indignado lector
Tiene la costumbre de leer el periódico mientras va deteniéndose en el recuerdo que le dejaron en el paladar las tostadas con aceite y un poquito de ajo, sin exceso para que el hálito de la digestión no llegue a molestar la pituitaria de ningún interlocutor, y el café, mitad y mitad, del desayuno de todos los días.
Lo hace en silencio. En el casino de su pueblo que no se llama así sino "Centro recreativo..." de no se qué. Jubilado a la fuerza, unos años antes de lo que le tocaba, su mermada pensión le recomienda hasta ese escurridizo ahorro del chocolate del loro que representa el precio del rotativo.Hoy no ha podido más y ha saltado con un exabrupto que no repetía desde sus tiempos cuarteleros.La prensa le informa de que un político ilustre que ha sido ministro y hasta presidente de una de esas cámaras que deben recoger el sentir ciudadano pero que no lo hacen como debieran, recibe tal trato de favor de la Comunidad Autónoma a la que pertenece que paga un IBI de risa por la pertenencia de unos terrenos con su dotación constructiva correspondiente que a cualquier vecino no protegido por el abuso de esta discriminación costaría como mínimo veintidós veces más.
No son especulaciones, ni suposiciones vacías. En el papel vienen los datos. El presunto servidor de la cosa pública, ahora jubilado también, ser llama José Bono. La finca un terreno de 18,000 metros cuadrados y la construcción unas instalaciones deportivas tituladas Hipica Almenara que el Catastro de Toledo valora en cero euros.
No hace mucho, a él le escribió el Catastro de la zona donde reside y le conminó a corregir al alza lo que pagaba por el mismo concepto impositivo en base a que una cesta de baloncesto de juguete que había colgado de una ventana en su corral para que jugasen sus nietos se calificaba como polideportivo y un toldo bajo el que guarecía su viejo automóvil adquiría la condición de garaje.
Pensó que eran errores motivados por una apresurada interpretación de fotos áreas y recordó el avioncito que había estado sobrevolando su parcela tiempo atrás. Mentalmente acarició el grito con el que pensaba saludarle si volviera a aparecer: "¿Por qué no te vas a Toledo, mi arma"?. El pobre.
Lo hace en silencio. En el casino de su pueblo que no se llama así sino "Centro recreativo..." de no se qué. Jubilado a la fuerza, unos años antes de lo que le tocaba, su mermada pensión le recomienda hasta ese escurridizo ahorro del chocolate del loro que representa el precio del rotativo.Hoy no ha podido más y ha saltado con un exabrupto que no repetía desde sus tiempos cuarteleros.La prensa le informa de que un político ilustre que ha sido ministro y hasta presidente de una de esas cámaras que deben recoger el sentir ciudadano pero que no lo hacen como debieran, recibe tal trato de favor de la Comunidad Autónoma a la que pertenece que paga un IBI de risa por la pertenencia de unos terrenos con su dotación constructiva correspondiente que a cualquier vecino no protegido por el abuso de esta discriminación costaría como mínimo veintidós veces más.
No son especulaciones, ni suposiciones vacías. En el papel vienen los datos. El presunto servidor de la cosa pública, ahora jubilado también, ser llama José Bono. La finca un terreno de 18,000 metros cuadrados y la construcción unas instalaciones deportivas tituladas Hipica Almenara que el Catastro de Toledo valora en cero euros.
No hace mucho, a él le escribió el Catastro de la zona donde reside y le conminó a corregir al alza lo que pagaba por el mismo concepto impositivo en base a que una cesta de baloncesto de juguete que había colgado de una ventana en su corral para que jugasen sus nietos se calificaba como polideportivo y un toldo bajo el que guarecía su viejo automóvil adquiría la condición de garaje.
Pensó que eran errores motivados por una apresurada interpretación de fotos áreas y recordó el avioncito que había estado sobrevolando su parcela tiempo atrás. Mentalmente acarició el grito con el que pensaba saludarle si volviera a aparecer: "¿Por qué no te vas a Toledo, mi arma"?. El pobre.
miércoles, 9 de enero de 2013
Las pastas al pregonero
Cuando abandone el sillón que se le tiene reservado en una esquina de los que ocupan las autoridades que presiden el acto, Francisco Javier Segura, el pregonero de la Semana Santa de este año, embutido en su chaqué, se dirigirá al atril del escenario del Teatro Maestranza y extraerá los folios donde llevará escrito su pregón del interior de una cuidada envoltura con más aire de libro de reglas que de ponencia literaria recién escrita.
Estas pastas del pregón las habrá recibido a los postres de una cena que indefectiblemente se celebra en su honor siempre en la misma fecha, siempre en el mismo sitio y siempre con el mismo ambiente de exquisitez y camaradería. En el Bar y Restaurante Manolo, que está en el Altozano y el miércoles primero que aparezca en el almanaque, una vez que pasen los Reyes. Fácil es colegir porque se me ha ocurrido escribir de esto ahora.
Se trata de un homenaje tradicional que rinden los componente de la Tertulia "El cirio apagao" al que asisten los miembros de ella, más muchos de los que fueron pregoneros en ocasiones anteriores, amen de algún que otro hermano de corporación penitencial, conocedor y amante de esta singular costumbre.
Juan Carlos Torres Reynaud, ese gran nazareno del Museo recientemente desaparecido, guardaba entrañables recuerdos de las circunstancias que habían originado el ágape y el regalo, destacando la época y el lugar: las sillas de la plaza Nueva y el mes de Julio en todo su furor calorífero.
No puede darse nada de mayor sabor cofrade.
Finalizado el condumio hablan los oradores pretéritos y hacen hablar al neófito. Es una prueba de fuego de la que debe salir airoso. La Sevilla difícil puede parecer más complicada cuando se penetra en el mundo de las cofradías.
Estas pastas del pregón las habrá recibido a los postres de una cena que indefectiblemente se celebra en su honor siempre en la misma fecha, siempre en el mismo sitio y siempre con el mismo ambiente de exquisitez y camaradería. En el Bar y Restaurante Manolo, que está en el Altozano y el miércoles primero que aparezca en el almanaque, una vez que pasen los Reyes. Fácil es colegir porque se me ha ocurrido escribir de esto ahora.
Se trata de un homenaje tradicional que rinden los componente de la Tertulia "El cirio apagao" al que asisten los miembros de ella, más muchos de los que fueron pregoneros en ocasiones anteriores, amen de algún que otro hermano de corporación penitencial, conocedor y amante de esta singular costumbre.
Juan Carlos Torres Reynaud, ese gran nazareno del Museo recientemente desaparecido, guardaba entrañables recuerdos de las circunstancias que habían originado el ágape y el regalo, destacando la época y el lugar: las sillas de la plaza Nueva y el mes de Julio en todo su furor calorífero.
No puede darse nada de mayor sabor cofrade.
Finalizado el condumio hablan los oradores pretéritos y hacen hablar al neófito. Es una prueba de fuego de la que debe salir airoso. La Sevilla difícil puede parecer más complicada cuando se penetra en el mundo de las cofradías.
sábado, 5 de enero de 2013
La antiguedad de la Cabalgata
Me he puesto a buscar datos y a revisar crónicas periodísticas de la época y me encuentro con algunas peculiaridades de la Cabalgata de Reyes del Ateneo sevillano. Un invento de esta antiquísima institución que nació en la incógnita de si sería acogido con la bondad y comprensión del público espectador, imprescindibles para su supervivencia..
Es sabido que fue en 1918 cuando apareció el primer cortejo en el que iban a representar a los enigmáticos sabios estrelleros Melchor, Gaspar y Baltasar, el presidente de la docta casa Jesús Bravo Ferrer, el poeta José María Izquierdo, conocido por su alias de Jacinto Ilusión y Javier Laso de la Vega. El primero iría cabalgando en un caballo blanco y los dos siguientes encaramados en sillas regias sobre auténticos camellos que yo he supuesto serían dromedarios, por tratarse de los mamíferos que disponen de una sola giba y se doman para ser montados.
El último de estos animales representantes de los Camelus, parece que el sometimiento de la doma no le había dejado muy convencido. Se acostó cuan largo y peludo era sobre el empedrado suelo de la calle Lombardos, la actual Muñoz Olivé, espacio cedido por el Municipio para la organización de la caravana y despedía con cajas muy destempladas a quienes temerariamente pretendían que abandonase esa postura.
Tan enrabietado y rebuznador lo vio el ilustre sevillano al que había transmigrado el espíritu del negrito Baltasar que se desprendió del manto y la corona y abdicó apenas supuso el riesgo que correría en tan indócil porteador.
Hubo que sustituirle a toda prisa y se echó mano del negrito verdadero que trabajaba como botones en el Llorens. Un natural del Africa subsahariana, Antoñito de nombre, investido monarca a toda urgencia que, apenas sujetó su manto y embutió su testa rizada en la corona, con agilidad y sin miramientos trepó hasta la altura de la joroba del rebelde animal y a fuerza de gritos y varetazos logró que se incorporara y depusiera su huelguista actitud.
Se había proyectado que, al frente del desfile marchase un grupo de ateneístas provistos de bastones, por si el cortejo causaba hilaridad o crítica agresiva entre el público, pero, al final se decidió con buen criterio que esta presencia podría considerarse un desafío y se sustituyó por un piquete de la guardia municipal al que seguían cuatro trompeteros.
Desde el año citado hasta la fecha la Cabalgata de Reyes del Ateneo hispalense ha recorrido las calles del viario sevillano sin faltar nunca a su cita con los niños en la noche víspera de la Epifanía..
¡Cómo reluce Sevilla
en ese cinco de Enero!
No llega Papá Noel,
Ni Nicolás el norteño.
Que vienen los Reyes Magos
que son de aquí. Son más nuestros.
Los niños que nada tienen
esperan todos contentos
y guardan para los Reyes
un beso... dos... y tres besos.
.
Es sabido que fue en 1918 cuando apareció el primer cortejo en el que iban a representar a los enigmáticos sabios estrelleros Melchor, Gaspar y Baltasar, el presidente de la docta casa Jesús Bravo Ferrer, el poeta José María Izquierdo, conocido por su alias de Jacinto Ilusión y Javier Laso de la Vega. El primero iría cabalgando en un caballo blanco y los dos siguientes encaramados en sillas regias sobre auténticos camellos que yo he supuesto serían dromedarios, por tratarse de los mamíferos que disponen de una sola giba y se doman para ser montados.
El último de estos animales representantes de los Camelus, parece que el sometimiento de la doma no le había dejado muy convencido. Se acostó cuan largo y peludo era sobre el empedrado suelo de la calle Lombardos, la actual Muñoz Olivé, espacio cedido por el Municipio para la organización de la caravana y despedía con cajas muy destempladas a quienes temerariamente pretendían que abandonase esa postura.
Tan enrabietado y rebuznador lo vio el ilustre sevillano al que había transmigrado el espíritu del negrito Baltasar que se desprendió del manto y la corona y abdicó apenas supuso el riesgo que correría en tan indócil porteador.
Hubo que sustituirle a toda prisa y se echó mano del negrito verdadero que trabajaba como botones en el Llorens. Un natural del Africa subsahariana, Antoñito de nombre, investido monarca a toda urgencia que, apenas sujetó su manto y embutió su testa rizada en la corona, con agilidad y sin miramientos trepó hasta la altura de la joroba del rebelde animal y a fuerza de gritos y varetazos logró que se incorporara y depusiera su huelguista actitud.
Se había proyectado que, al frente del desfile marchase un grupo de ateneístas provistos de bastones, por si el cortejo causaba hilaridad o crítica agresiva entre el público, pero, al final se decidió con buen criterio que esta presencia podría considerarse un desafío y se sustituyó por un piquete de la guardia municipal al que seguían cuatro trompeteros.
Desde el año citado hasta la fecha la Cabalgata de Reyes del Ateneo hispalense ha recorrido las calles del viario sevillano sin faltar nunca a su cita con los niños en la noche víspera de la Epifanía..
¡Cómo reluce Sevilla
en ese cinco de Enero!
No llega Papá Noel,
Ni Nicolás el norteño.
Que vienen los Reyes Magos
que son de aquí. Son más nuestros.
Los niños que nada tienen
esperan todos contentos
y guardan para los Reyes
un beso... dos... y tres besos.
.
miércoles, 2 de enero de 2013
La importancia de los caramelos
Lo decía José Jesús García Díaz, ese sevillano, bajito de cuerpo, poquita cosa, pero con capacidad y corazón para ser mucho en Sevilla, siempre de la mano de Joaquín Carlos López Lozano, director de aquel influyente ABC que llenó una época. Eran los años en los que presidía el Ateneo y, como tal, se responsabilizaba de su Cabalgata de Reyes Magos: "La Cabalgata son los niños y los caramelos".
No podía reducirse más ni desvelarse mejor el secreto taumatúrgico del mágico cortejo que inventara el poeta ateneísta Jacinto Ilusión.
Allá en 1918 cuando se inauguraba su estela de esplendor y sueños infantiles por las calles de la ciudad y el poeta que en los papeles oficiales respondía al nombre de José María Izquierdo, se había reservado el papel de Estrella de Oriente, entonces representada por un farolón luminoso que enarbolaba a caballo, venía al mundo este propulsor durante décadas de este invento sevillano que hoy imitan capitales y pueblos sin respeto ni consideración alguna a su copy right.
Los niños y los caramelos. Agustín Embuena el locutor que fuera primero de la SER y luego de Radio Nacional de España, prolífico escritor de guiones radiofónicos e irrepetible en su prodigiosa imaginación, cuando presentaba su programa infantil "El Mago Tranlarán" solía participar en la caravana de iluminadas carrozas presidiendo una de ellas desde la que arrojaba pelitos de su barba de los que había asegurado en una de sus emisiones infantiles que resultaban eficacísimos para aprobar los exámenes.
En tiempos de estrecheces que obligaba a muchos sevillanos a presenciar el desfile de los Reyes guareciéndose del frío en abrigos vueltos y recosidos hubo ocasiones en las que los caramelos hubieron de ser sustituidos por bellotas. Y esto sucedió hasta que un inmigrante yugoslavo, Branko Kupfermann que había montado en los aledaños del Museo la fábrica de caramelos Candy conoció el problema y asumió el compromiso de regalarlos de forma que a Melchor, Gaspar y Baltasar no volvieron a faltarles estas volátiles edulcoradas a las que yo me referí en mi Pregón de Reyes.
Pequeña ave endulzada
a la que presta su piel
un arrugado papel
con frase coloreada.
Promesa breve nimbada
con el más tierno desvelo:
que mane siempre del cielo
azul de la Epifanía
la dulce y tierna alegría
que llevas, tú, caramelo.
No podía reducirse más ni desvelarse mejor el secreto taumatúrgico del mágico cortejo que inventara el poeta ateneísta Jacinto Ilusión.
Allá en 1918 cuando se inauguraba su estela de esplendor y sueños infantiles por las calles de la ciudad y el poeta que en los papeles oficiales respondía al nombre de José María Izquierdo, se había reservado el papel de Estrella de Oriente, entonces representada por un farolón luminoso que enarbolaba a caballo, venía al mundo este propulsor durante décadas de este invento sevillano que hoy imitan capitales y pueblos sin respeto ni consideración alguna a su copy right.
Los niños y los caramelos. Agustín Embuena el locutor que fuera primero de la SER y luego de Radio Nacional de España, prolífico escritor de guiones radiofónicos e irrepetible en su prodigiosa imaginación, cuando presentaba su programa infantil "El Mago Tranlarán" solía participar en la caravana de iluminadas carrozas presidiendo una de ellas desde la que arrojaba pelitos de su barba de los que había asegurado en una de sus emisiones infantiles que resultaban eficacísimos para aprobar los exámenes.
En tiempos de estrecheces que obligaba a muchos sevillanos a presenciar el desfile de los Reyes guareciéndose del frío en abrigos vueltos y recosidos hubo ocasiones en las que los caramelos hubieron de ser sustituidos por bellotas. Y esto sucedió hasta que un inmigrante yugoslavo, Branko Kupfermann que había montado en los aledaños del Museo la fábrica de caramelos Candy conoció el problema y asumió el compromiso de regalarlos de forma que a Melchor, Gaspar y Baltasar no volvieron a faltarles estas volátiles edulcoradas a las que yo me referí en mi Pregón de Reyes.
Pequeña ave endulzada
a la que presta su piel
un arrugado papel
con frase coloreada.
Promesa breve nimbada
con el más tierno desvelo:
que mane siempre del cielo
azul de la Epifanía
la dulce y tierna alegría
que llevas, tú, caramelo.
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