jueves, 31 de octubre de 2013

EL TENORIO EN BROMA ANTES DE LAS BROMAS DEL HALLOWEEN

El proyecto de escribir una versión jocosa de la inmortal obra de José Zorrilla había nacido en “Casa Ricardo”, un establecimiento dedicado a la venta al detal de comestibles que, como complemento, servía bebidas en el que solían darse cita para tomar el aperitivo al término de la jornada laboral mañanera cuantos habían estado de servicio en los cercanos estudios de la Radio Nacional.

A la bonomía de este hombre, Ricardo, el dueño de la abacería, creo que es de justicia atribuir una parte considerable del mantenido éxito que alcanzó la que, en principio, pareció una alocada idea.

Ricardo podría calificarse como el prototipo de esos montañeses santanderinos que bajaron a las capitales del sur estableciéndose en ellas como heraldos de los más exquisitos condumios.

Bajito de estatura y algo rechoncho, con escaso pelo y cara de buena persona se enorgullecía de ser amigo de la gente de la radio que, en aquel tiempo, sin televisión, sin Internet  y sin móviles, resultaba notablemente popular.En “Casa Ricardo” se leyeron los primeros versos, se limaron los inevitables ripios y se fue configurando el reparto.

Don Juan Yébenes, el gerente de la empresa Lusarreta que llevaba el Teatro San Fernando les había reservado un día, el martes 24  de noviembre en funciones de tarde, a las siete y media y noche a las once y cuarto. Supuso que, con eso bastaría. Pero se equivocó. Y, como apenas se abrieron las taquillas en las fechas anteriores al estreno, se vendió todo el papel, remodeló los contratos con las compañías que habrían de actuar en esos días y consiguió que la obra estuviese en escena en tres ocasiones seguidas.

Este fue el cartel del insólito acontecimiento :
Teatro San Fernando
Martes,24, Miércoles,25 y Jueves, 26 de Noviembre DE 1959:
Tarde a las 7.30.- Noche a las 11,15
Radio Nacional de España en Sevilla,
Presenta
Don Juan Tenorio
Version libre de la famosa obra de don Jose Zorrilla
Con ripios y otras cosas originales de
Manuel Barrios y Agustin Embuena
REPARTO  (Anoto al margen de cada nombre su cometido en la emisora)
Don Juan, Agustín Embuena (Locutor)
Don Luis, Emilio Segura, (Locutor)
Doña Ines, Mariló Naval, (Locutora y primera actriz)
Ciutti, Manuel Barrios (Redactor jefe)
Comendador, Aurelio de la Viesca (Locutor)
Butarelli, Juan Manuel Aparicio (Realizador)
Don Diego, Angel Cervantes (Montador musical)
Centellas, José Luis López Murcia (Locutor)
Avellaneda,Angel González Martin (Realizador)
Escultor, Alfonso Contreras, (Locutor)
Abadesa, Araceli Moreno, (Actriz)
Tornera, Maria Victoria Mendoza (Actriz)
Lucía, Elena Sánchez,(Actriz)
Gastón, Remigio Ruiz,(Redactor)
Y, por primera vez en DON JUAN
Brígida, Fernando Caparró, (Técnico de sonido)

Aurelio Carbajo había dotado al guion de un montaje de música y efectos de sonido que podía situarse a la altura de las mejores realizaciones acústicas de los rodajes de la época.

Y, como no se quería que nada avanzado faltase en la superproducción escénica, Alfonso Contreras, que compaginaba su dedicación al micrófono con la atención a las noticias locales filmándolas para la televisión que hacía poco había echado a andar en Madrid, con una cámara de su propiedad, utilizó estos recursos para filmar el duelo entre don Juan y el Capitán Centellas al que, como es de suponer dotaron los contendientes de las más disparatadas bromas.

¿Imaginaba alguien que ocurriera lo que en verdad sucedió?... Probablemente, ni los más optimistas del lugar. El aforo completo del teatro se vendió con anticipación para las dos funciones de estreno. Se repitió la misma afluencia de público  en las cuatro restantes. Y, al caer el telón tras de la última del jueves 26, el comentario general era que si se prorrogaban las representaciones, la tónica de ventas no se modificaría.

La empresa estaba encantada. Ni en los estrenos de los espectáculos de Lola Flores se había disfrutado de un éxito semejante. Había quien repetía su asistencia personal una vez y otra y se hacía acompañar por familiares y amigos. La reventa volvió a sus mejores días. Llovían las peticiones de que “los chicos de la radio” llevasen la obra por otros escenarios…
La dirección de la emisora hubo de advertir que lo primero era que cada uno atendiese sus obligaciones profesionales.

Publicidad Bellido contrató la retransmisión en directo de la que me encargué personalmente iniciándola con estos versos:

El Tenorio que vamos a radiar
ya lo saben es el del siglo veinte
Y jamás, como él, trajo más gente
para ver lo que habremos de narrar.
Cuatro  fechas pasaron de su estreno
que podrían sumarse diecisiete
Y el letrero que avisa “no hay billetes”
anunciando en la puerta nueve llenos.
Un éxito total, sensacional.
Un éxito de público y taquilla.
Un éxito rotundo que Sevilla
ha ofrecido a la Radio Nacional

La aventura resultó, pues,  tan exitosa que, al año siguiente, la tuvieron que repetir.
En la próxima “entrada” hablaré de eso..


martes, 29 de octubre de 2013

DEL HALLOWEEN AL TENORIO EN BROMA

Como soy hombre “un poquito mayor” no me considero inmerso en la corriente del Halloween en la que se dejan arrastrar mis nietos. Soy por el contrario evocador nostálgico del Tenorio y a su controvertida figura proyecto dedicar este comentario y probablemente los dos o tres que le sigan porque me voy a retrasar en el tiempo para contar algo que probablemente ignoren las nuevas generaciones.

Los años cincuenta estaban llegando a su fin. A Sevilla le habían venido muy bien. Las angustias y apreturas de la postguerra habían quedado atrás. Y, por el contrario, la ciudad progresaba inmersa en avances industriales que proporcionaban trabajo a sus habitantes y alta proyección a su futuro.

Las zozobras, los miedos y las inquietudes que habían ido progresivamente atenuándose hasta disolverse en la década anterior habían dejado paso al restablecimiento de la serenidad y la confianza en un horizonte alejado de lutos. Se hacia necesaria como complemento la recuperación de la risa y entonces se produjo un hecho que podía haberse presentido, pero que resultó absolutamente inesperado.Un grupo de profesionales de la radio convirtió al Tenorio de Zorrilla de drama romántico en el suceso de mayor comicidad que se había producido en los últimos tiempos en los escenarios de los teatros sevillanos.

Digo que la cosa podía haberse presentido porque el encargo de la sustancial transformación lo recibieron Manuel Barrios y Agustín Embuena, fecundos guionistas de programas radiados que entonces trabajaban juntos en la Emisora en Sevilla de Radio Nacional de España y disponían de prestigio suficiente entre los escritores de humor como para confiar ciegamente en ellos.

Barrios, admirador y conocedor profundo de la obra de Enrique Jardiel Poncela de quien no desdeñaba ser considerado en parte su continuador literario, ya tenía en su haber la creación, junto a Alfonso Contreras, del programa humorístico “Piruetas”, un hito en la creatividad de emisiones para hacer reír que la emisora nacional ponía en antena todos los días al final de la programación de sobremesa. Embuena estaba sobradamente acreditado como fabulador inimitable dotado además de una increíble capacidad de trabajo. Dominador de la prosa y el verso, redactor infatigable tanto de adaptaciones como de guiones propios bien para concursos, bien para emisiones de radioteatro y experimentado profesional de la palabra, Agustín brillaba como autor y como intérprete en la radio y sobre el escenario.

No podía encontrarse mejor pareja para abordar la versión humorística del drama del burlador al que Zorrilla no había escatimado ninguno de los ingredientes del enredo luctuoso con tenebrosas incursiones en la escatología.

A ello se unía la aportación como improvisados actores del personal de la emisora. Nombres conocidos de los oyentes de presentadores de programas, animadores de concursos, locutores de servicios informativos y actores del cuadro escénico de la emisora encabezaban la larga lista de técnicos, operadores de sonido y hasta de administrativos que deseaban participar en la diablura.

Todos se embarcaron en este proyecto con tanto entusiasmo que consiguieron un éxito insólito en el teatro de humor.Tras estos párrafos, para abrir boca,prometo seguir contándolo en la siguiente “entrada” en este blog.

jueves, 24 de octubre de 2013

CON JOSE ANTONIO SANTOS HABLANDO DE COFRADIAS


Era en Salteras. ¿Dónde iba a ser, si no?. Cuando Maneli o Palomito tenían el mejor mosto del contorno.En la taberna de Antonio El Tato antes de que la cerrara.Todo el que entraba o salía no dejaba de saludarle con cariño. Le llamaban Camión y era el director de una de las dos excelentes bandas de música de que puede enorgullecerse el pueblo. La Banda del Carmen, la que acompaña a la Macarena.

Con motivo de la procesión extraordinaria de la Virgen al cumplirse el veinticinco  aniversario de su coronación canónica, Soria nueve quiso reverdecer antiguos laureles tras el manto de la Señora  y se ofreció al Hermano Mayor incluso con el apoyo de alguna recomendación de peso. Me lo contaba el siempre recordado José Luis de Pablo Romero. No lo dudó un instante. Para él la Banda de la Macarena en esa ocasión histórica estaba designada ya desde el primer momento y así se lo había comunicado a su director. Camión se emocionaba siempre que contaba estas cosas.

Desde ayer tiene la oportunidad de hacerlo cosidito a las sayas de la Madre del Redentor.Cuando Ella le habrá ayudado a cruzar ese fielato que tanto pavor da entre la vida y la muerte, José Antonio ya no era aquel que fue. Había cedido su batuta y ya no se situaba, inspirado e imaginativo, ante el papel pautado para escribir marchas nuevas como aquella que dedicó en 1982 a la Virgen de la Soledad, titular de la Hermandad saltereña conocida como “la de los negros” o la que con el título de “Mis dolores son Jesus” ofreció dos años después al nazareno de la otra hermandad del pueblo, “la de los blancos” .

Hacía cinco meses que había enviudado. Y tenía setenta y siete  años. ¿Qué hago yo aquí? se preguntaría con ese derrotismo de los viejos que tiran la cuchara. “La muerte del justo será como un sueño”, dice la Escritura. Camión se quedó dormido soñando que iba vestido de músico, por la calle Sierpes delante de su Banda del Carmen y empezaba a sonar “Pasa la Virgen Macarena”




martes, 22 de octubre de 2013

EL DIA QUE LA BOMBA NO ESTALLO BAJO NUESTROS PIES


El apellido Parot me da repeluco desde entonces. Si ese asesino hubiera metido su coche en el aparcamiento de la Gavidia, ni yo estaría ahora redactando estos renglones, ni podrían leerlos ninguna de las niñas del Colegio de las Esclavas de la calle Virgen de los Buenos Libros.

En la de las Cortes estaban las oficinas de contratación de publicidad de RTVE de cuya gerencia acababa de ser nombrado delegado para  Andalucía. Allí iba a trabajar todas las mañanas. Y allí conocí la amenaza que se había cernido sobre mi cabeza y las de los que me acompañaban cada jornada que, como las alumnas del colegio cercano, habríamos volado por los aires si la Guardia Civil no detiene a Henry Parot frustrando sus criminales propósitos.

Paradójicamente el apellido ha servido para designar una doctrina jurídica establecida por el Tribunal Supremo en 2006 y refrendada después por el Constitucional cuya filosofía es que no salga igual de rentable cometer un asesinato que veinte que es lo que venía sucediendo hasta su implantación.

El que se titula Tribunal Europeo de Derechos humanos la ha tumbado ahora produciendo la estupefacción en la ciudadanía y el dolor añadido a las victimas de la barbarie etarra.

Esa difícil unanimidad de analizar y discutir la misma cuestión los tertulianos de las diversas cadenas televisivas se ha alcanzado con el candente tema de este fallo. Y me voy a sumar a esta corriente, si bien jamás me prestaría a formar parte de esas reuniones en las que en ocasiones se habla sin pudor de lo que se desconoce, demostrando además la malísima educación de los que intervienen quitándose la palabra de la boca unos a otros sin dejar que ningún argumento u objeción pueda ser expuesto en su integridad.

A la decisión sorprendente de los magistrados de la antigua Alsacia, incomprensible, lacerante e injusta, que agrede no solo al sentimiento de las víctimas sino a la capacidad profesional de los tribunales españoles, que avalaron la doctrina Parot ahora derogada de facto,se unen las preguntas inevitables. Sobre todo ¿Por qué? y ¿qué pasa si no se acata?

He oído de todo. Y he leído más. Y resumo las diversas opiniones, alguna descabellada, con dos comentarios: el de Luis Maria Ansón que dice en “El Imparcial” :
“Hay que excarcelar a la etarra asesina y contar con que se producirá el chaparrón de los recursos de terroristas que permanecen en la cárcel afectados por la doctrina Parot. Existe, sin embargo, una fórmula para retenerles hasta que cumplan sus penas completas o casi completas: revisar las reducciones de las que se han beneficiado y que en muchos casos han sido producto de la camelancia, de la lenidad o del miedo de quienes tenían que aplicarlas.
El Gobierno puede y debe denunciar las posibles irregularidades en este sentido y que decidan las autoridades penitenciarias y, en su caso, los jueces.”

El otro texto es de Ignacio Camacho en el ABC que titula su columna de hoy con una sola palabra “Escarnio” y la cierra diciendo “Una conjura de estupidez, buenismo, incompetencia o mala fe ha basureado a las victimas de la mayor agresión colectiva de nuestra reciente historia (…) Europa, la Europa de Nuremberg y La Haya, la que declaró imprescriptibles los crímenes contra la Humanidad, se ha deshonrado a sí misma en esta vergüenza innombrable.
No queda nada más que decir. Ni olvido ni perdón: memoria y dignidad. La justicia ni está ni se le espera”


jueves, 17 de octubre de 2013

UN GRITO CENSURADO



No hubo mejor definición para un cartel impactante que “un grito en la pared”. Un fotógrafo con sensibilidad Daniel Ochoa de Olza ha captado a Juan José Padilla calándose la montera momentos antes de iniciar el paseíllo en un primer plano que es más que un grito: sube muchos grados y se convierte en clamor… en alarido… o en recia voz enronquecida.  

Estaba destinado a multiplicarse en miles de copias que se fijarían en las paredes, en las carteleras ambulantes y en las banderolas que se colgarían de las farolas a modo de anuncio para promocionar la última edición del World Press Photo que tendrá lugar en Barcelona.
Pero no ha podido ser. Como en los peores tiempos de la ausencia de libertades ha sido prohibido de inmediato por el Consistorio catalán. No a causa del texto con el que la imagen sería acompañada, limitado a proporcionar los datos de la muestra, sino por la imagen misma. Por el rostro tenso del torero con el goterón negro de su ojo tapado…por las manos firmes acoplandose la prenda de cabeza …por los antebrazos cubiertos por las mangas  bordadas en oro de su chaquetilla…

Por todo. Y por nada. Simplemente porque se trata de un torero y a los miembros del Consistorio  barcelones parece que les ha parecido una ocasión perfecta para seguir ahondando en su desprecio a la fiesta brava.

Conviene recordar que la imagen vetada obtuvo el segundo premio del prestigioso concurso el pasado año, y que es la elegida por el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) para publicitar la muestra.

Les da igual. Ellos a lo suyo que ya sabemos lo que es.

Si yo fuera Padilla les daba las gracias. A esa foto que es como una poesía épica, que personaliza el heroísmo, el valor y la voluntad indomable, se le haría un deshonor grande colgándola en algunos sitios.

Y, aunque parezca una paradoja felicito al autor de la obra gráfica. Como suele suceder, las prohibiciones y las censuras resultan muy publicitarias. La foto que no quieren ver los catalanes aparece hasta en las portadas de los periódicos. Es lo mismo que ocurría cuando en la Sevilla del Cardenal Segura el purpurado prohibia ir a ver “La Blanca Doble” porque era una revista en la que las vedetes enseñaban demasiado. Al día siguiente se llenaba el teatro San Fernando.


domingo, 13 de octubre de 2013

EL DESFILE POR LA TELE

Para mi es una cita habitual. Como el Concierto de Año Nuevo. Y he de confesar que me acomodo ante el televisor con una inevitable nostalgia de los tiempos idos y sintiéndome incapaz de eludir la oleada de recuerdos que a veces me abruman.

Este año con mayor razón porque, como es de sobras sabido, se trataba de un desfile histórico: El primero que presidía el Príncipe de Asturias, ante la ausencia del Rey por su operación de cadera y de la Reina, por lo que la tribuna la ocupaban en el centro don Felipe y doña Leticia ante los que desfilaron unos dos mil seiscientos militares de los tres ejércitos y guardias civiles a cuya oficialidad acompañaba un representante de la Gendarmería francesa.
La Uno de Televisión Española lo hizo. Como es habitual. 

Angel Panero, el jefe de realización del CentroTerritorial de Andalucía con el que trabajé cuando me tocaba intervenir en misiones parecidas solía preguntar con sorna en los momentos preliminares ¿lo hacemos bien o cómo siempre?...Una broma para relajar los nervios. 

En este caso la transmisión rayó a alto nivel, especialmente su contenido en imágenes con secuencias espléndidas captadas con los medios avanzados de los que actualmente dispone el llamado medio rey que no abandonó su corona aunque los honores fueran para un príncipe. El nuestro, el de todos los españoles, impecablemente vestido de teniente coronel de Infantería.

Eso lo sabían los comentaristas, que eran tres, dos civiles, periodistas de la casa y un comandante de ingenieros como asesor que, como esta vez no había ni carros de combate ni lanzamisiles, nos evitó a los telespectadores el tener que soportar estoicamente los complejos datos técnicos con los que nos obsequiaban, en otras ocasiones, sus compañeros uniformados sin dejarnos oir Banderita, Soldadito Español o Los Voluntarios.

Creo que los comentaristas debían identificar las partituras y anunciarlas para honra y justicia de los maestros Alonso, Guerrero y Jiménez en vez de empeñarse en reiterar una vez y otra el número de pisadas por minuto que dan los soldados cuando marchan a paso ordinario muy distinto al de los legionarios que avanzan a mayor prisa y por eso lo hacen con su propia banda (que entró tarde, dicho sea de paso… ligero)

El acto se inició  con la interpretación del himno nacional, en versión más breve por cuestiones de protocolo al ser el heredero de la Corona y no el Rey como jefe de Estado quien presidía la parada militar, pero tampoco se oyó bien porque el técnico de sonido situó un micrófono cerca de un tambor. O el músico del tambor se colocó pegadito al micro que también pudo ser posible y la noche rociera que nos dio el pesado tío (el de las sevillanas , claro es) quedó en pañales con la sinfonía de tambor y banda que saltó a los aires.


Total que todo quedó muy bien y que estas minucias son ganas de criticar. Lo siento. Las imágenes fueron inmejorables.

miércoles, 9 de octubre de 2013

FERNANDO EL CATOLICO NO FUE A LOS TOROS

Es verdad que lo invitó el Duque de Medinasidonia (Antonio Garrido) en la serie televisiva “Isabel” que tanto saca de sus ortodoxas casillas a mi amigo el viejo profesor de historia y que luego aparecieron ambos, felices y contentos, como si volvieran de presenciar una faena de Morante,aunque el diálogo entre ambos orientaba acerca de cómo era aquel espectáculo taurino en el que se habían corrido veinte  animales presuntamente bravos, ya que ni la invitación fue para un palco  o barrera de la plaza, ni la asistencia posible por mucho que se anticipasen los acontecimientos, simplemente porque la fiesta de los toros, configurada como la conocemos, no se había inventado  todavía.

Y es cierto que la ficción puede soltarse de las ataduras de la certeza y que la licencia de manejar a capricho la cadencia de los tiempos debe concederse siempre a los creadores de una obra que mezcla la fabulación con el manejo dosificado de los acontecimientos de los siglos idos, pero también lo es que para  ello debe mantenerse  el respeto debido a las figuras que se utilizan si éstas fueron extraídas de la sagrada vitrina de los hechos que ocurrieron en la realidad.

Isabel I de Castilla,o sea Isabel la Católica,la protagonista central de la serie, visitó Sevilla por primera vez el 24 de julio de 1471. Vino sin su marido, Fernando, al que luego los guionistas hacen aparecer en el mismo capítulo, y acompañada, entre otros, por el cardenal Mendoza. Los monarcas visitaron la ciudad ocho veces y en ella, en cuyo alcázar nació su hijo el Príncipe don Juan, pasaron largas temporadas

Fernando el Católico nació en 1452 y falleció en 1516.La fiesta taurina, que, como es sabido, procede de los encuentros caballerescos de toros y cañas, se inicia con entidad propia en el siglo dieciocho, o sea dos centurias después y los veinte animales que se mataron en aquel supuesto espectáculo al que el duque invita al monarca no se lidiarían, sino que, en todo caso, debieron correrse a caballo por los nobles que los alanceaban creando un espectáculo que se convirtió en la fiesta popular por excelencia.

La historia ha conservado los apellidos de algunos de estos caballeros que eran el conde de Buelna,Ozeta,Riaño, Zárate y Bonifaz

Cuenta el marqués de Tablantes, en sus Anales de la Real Plaza de Toros de Sevilla, que Isabel la Católica no gustaba de estas fiestas por haber visto morir a un hombre en ellas y a tanto llegó su disgusto que intentó  prohibirlas y, como no pudo, ordenó que se cubrieran las astas para que golpearan, pero no hirieran, por lo que un escritor taurino del siglo diecinueve, Pascual Millán, le atribuye la invención de los toros embolados.

sábado, 5 de octubre de 2013

ENTRE EL PELLIZCO Y EL HORARIO LABORAL


Decían los flamencólogos “del Cuervo abajo está el ajo” y algún taurino distinguió también la diferencia que se apreciaba entre el toreo de Despeñaperros arriba y el de Despeñaperros abajo. Como no me gusta generalizar y no me acuerdo exactamente de la frase y menos de su autor, eludo reproducirla aquí. Ahora bien, sí quiero hablar del toreo como arte y del ejercicio taurino como actividad profesional a lo que voy a referirme tomando como pie el cante por su similitud con el toreo.

En las Ventas ha tomado la alternativa como matador de toros un desmedrado chiquillo valiente al que dos consagrados maestros de la torería han dictado la más impagable lección de su aspirantado: la diferencia que existe entre el toreo como arte y el toreo como actividad laboral. De lo primero se encargó el Cid. De lo otro, Fandiño.

El maestro de Salteras,con la nieve de los años apuntando ya en sus sienes, se sintió de nuevo El Cid en su plaza de Madrid y dibujó una faena colosal ante un magnífico ejemplar de la raza bovina de lidia que mereció la complacencia del exigente público venteño. Fue el Cid de siempre: artista, conocedor de las suertes, de los tiempos y de los terrenos. Creativo, verdadero, auténtico… y de malísima puntería. El de siempre. Y como siempre. La puerta grande se quedó en un sueño desvaído.

Pero ya quisieran muchos toreros triunfadores dar una vuelta al ruedo tan clamorosa y tan llena de comprensión y de cariño como la que dio Manuel Jesus ante ese público madrileño tan difícil de conquistar, pero de tanta enjundia y de tanto noble corazón.

Fandiño le escribió sin papel ni bolígrafo, pero sí con el capote y la muleta una razonada instancia a Fátima Bañez en la que venía a decirle que, si alguna vez crea en su Ministerio una Dirección General de Práctica Taurina, se acuerde de él.Que donde está, y más:donde quiere llegar se lo está ganando a pulso, que clava los codos… y que jamás ha picado tarde.

Y Sebastián Ritter que era el chiquillo que estrenaba mayoría taurina abría unos ojos tan grandes como los cristales de las gafas de Manolete. No tuvo que tomar apuntes. La tarde jamás se le olvidará. A nosotros, tampoco.

martes, 1 de octubre de 2013

HACIENDA LE HACE FELIZ



Digo mal. Con Hacienda, y sus recaudatorias decisiones, no se complace nadie. El lunes último, en la serie “Isabel”, que a mí y a mi mujer nos agrada mucho, aunque sea criticada por alguno de nuestros estrictos estudiosos antiguos de la Historia de España, nos lo demostraba la tele con esas secuencias en las que los mercaderes de una lonja apedreaban con saña al ilustre judío al que poco antes había distinguido la soberana con el titulo de recaudador mayor del Reino.
Hacienda, el Fisco, aunque ahora se maquille con el apelativo informático de Agencia Tributaria, no nació para alegrarle la vida a nadie (salvo a los que conocen las triquiñuelas para sortear sus exigencias) y menos los que la sirven, aunque puedan cometer graves errores, con total impunidad, si, como conclusión de sus ignorancias o, en suma, de sus torpezas, conscientes o inadvertidas, al final barren para casa.

De un tiempo a esta parte, Hacienda se halla empeñada… (Tiempo verbal no muy adecuado para emplearlo a quien, con su tenacidad recaudatoria, obliga a empeñarse a los demás) en perseguir, para que sirvan de escarmiento, a algunos de los famosos o famosillos que, según su personal criterio, no cumplen con sus correctas obligaciones fiscales. Es decir, inclinada a resucitar aquella campaña vomitiva en la que Borrell sentó a la pobre Lola Flores en el banquillo.

Mi amigo sonríe satisfecho, guardando en el bolsillo de su chándal, la hoja que acaba de arrancar del periódico. Es la que recoge un dictamen de la Oficina Nacional de Investigación del Fraude sobre los plazos en que prescriben las posibles infracciones para que sea aplicado a importantes personajes de la política nacional, pero que como todos somos iguales ante la ley, abre un amplio campo de protección a quien lo invoque.
--Conozco a un personaje que va camino de la popularidad al que esto puede gustar mucho.

Esto me dijo antes de marcharse a toda prisa para escanear el texto y mandarlo por Internet. Y, como no añadió nada más, me dejó tan boquiabierto como si estuviera oyendo al ministro Montoro afirmar seriamente que las pensiones no perderían poder adquisitivo.