Al fin se ha celebrado en la ciudad de la Giralda la
entrega de los afamados premios Onda que creó la Sociedad Española de Radiodifusión
para distinguir a los mejores profesionales de la comunicación sonora cuya
ceremonia de concesión venía teniendo lugar en Barcelona.
Esto era así porque los catalanes se apropiaron de la
mayor antigüedad de la radio concediendo a la Ciudad Condal la primacía. Radio
Barcelona fue la emisora de la SER distinguida con el indicativo EAJ1 y a Radio
Sevilla la postergaron a EAJ5. Fue un ajuste administrativo. Cuando ambas
emisoras dejaron de ser entes
recreativos y pidieron autorización para convertirse en sociedades mercantiles,
a Barcelona le dieron la licencia de inmediato y a Sevilla un año más tarde.
Por eso se produce la paradoja de que en el mismo número
de la prensa en que se informaba de la
inauguración de la emisora barcelonesa figuraban los programas del día de la
radio sevillana. Los estudiantes de periodismo supongo que podrán encontrar en
la hemeroteca los comprobantes de todo esto con los ojos cerrados.
Radio Sevilla empezó a emitir en julio de 1924 y la nueva
concesión se la dio la Dirección General de Comunicaciones el 31 de julio de
1925. Un año después.
Barcelona protagonizó un caso similar. Siguió el mismo camino
burocrático. Pero recibió el permiso al día siguiente.
Luis Ezcurra en su “Historia de la radiodifusión española,
los primeros años”, detalla ampliamente el proceso. Yo lo reduje en mi libro “Sevilla
tras un micrófono”.
Me alegro que entre los premiados este año se halle
Isabel Gemio. Fue compañera mía en el Centro Territorial de Televisión cuando
lo dirigía Alfonso Cortés Cabanillas. Presentaba el magazine “Hoy mismo”, pero entonces
se hacía llamar Isabel Garvi.
La veo, después de cada programa, revisando una y otra
vez su grabación en vídeo para corregirse y hacerlo cada vez mejor.
No me extraña el premio. La felicito. A todos los
premiados también.
Y, por supuesto a Sevilla, estrenada como ciudad
anfitriona de la Gala de entrega de estas distinciones sesenta y cuatro años
más tarde de tenerlo merecido por su decanato en la radiodifusión.
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