lunes, 31 de mayo de 2010

A estas novilladas hay que apuntarse.

A las de verdad. A las que suben al cartel tres novilleros con ganas de comerse el mundo que, en el caso último de la Maestranza, fueron dos novilleros y una novillera y se enfrentan con novillos auténticos que hoy no son ya los antiguos desechos de tienta y cerrado como era preceptivo que se anunciaran antes, sino los que seleccionan el ganadero y el conocedor de cada ganadería en función de criterios diversos que conforman cada estilo de encauzar las vacadas.

A lo largo de todo el festejo no dejé de acordarme de mis antiguos compañeros de la meritoria Tertulia Los Trece dedicada desde su creación a conceder al término de cada temporada un premio al mejor novillero del Coso del Baratillo y afligida en reiteradas últimas ediciones ante la ausencia de aspirantes dada la extendida sequía novilleril.

Las cosas parece que van cambiando. Y el domingo se cortó la primera oreja de las novilladas del presente abono. Personalmente me complace sobremanera que haya sido así. Por el hecho considerado en sí mismo.Y porque el apéndice fue a manos de Martín Núñez, un muchacho que se quiere parecer a El Cid y que salió luciendo un traje de luces que confesó le había regalado el maestro de Salteras y era nada menos el que él llevaba cuando salió por la Puerta del Príncipe tras haber estoqueado una corrida de Victorino.

Así cualquiera, podría exclamar un ignorante. Y no es cierto. Porque cada vestío de torear necesita llevar dentro un torero. Como sucedió ayer. Tampoco basta que el muchacho sea hijo del capataz del Señor de los Gitanos, ese que es capaz de volcar la eternidad en la aparición del Nazareno de la Salud cada Madrugada en la Campana. Ni que muchos de su aplaudida cuadrilla de costaleros fueran los primeros en requerir el rubricado de la música, otra vez tardona, y en sacar los pañuelos cuando, ante el certero estoconazo, sucumbió el novillo.

Pero todo confluye. Como la emoción de Martín con la oreja en la mano, hecha brillo de ojos húmedos y voz tan velada como la de su señor padre cuando manda a sus hombres de regreso por la calle Imagen delante del azulejo del Balilla.

Un nombre para la relación de pretendientes de esta temporada, queridos amigos de Los Trece. La niña, Conchi Rios,que demostró su preparación y sus incontenibles deseos se puede ganar otro puesto en cualquier momento y Manuel Larios, el chaval de Badajoz, también.

Ojalá y esto sea un preludio de la vuelta de las novilladas de antaño.

sábado, 29 de mayo de 2010

Otro motín del Caine.

No hay que explicar lo qué es un “cementerio de elefantes”, uno de esos inventos creados con la única finalidad de colocar a todos los políticos destituidos para que sigan mamando de las ubres del presupuesto.

Ahora hemos atendido con justificada sorpresa a la edificación de un panteón en ese camposanto donde se ha encerrado al odioso paquidermo que ha destrozado la cacharrería.

Al panteón le han llamado Mocloa y el elefante ya saben ustedes cómo se llama.

El público no aplaude porque lo sacude una ira sorda cada vez más crecida en tanto contempla cómo el porvenir de todo un país se tiene que someter a las conveniencias de los partidos regionalistas y, encima, sus responsables tienen la osadía de pretender justificar sus actitudes coincidentes como si el resto de la ciudadanía fuésemos tontos de baba.

Menos mal que la prensa libre, y al decir esto me refiero también a la radio y a la televisión libres, han reaccionado con cordura. “El Mundo”, por ejemplo ha publicado una foto impensable meses atrás en la que con gestos serios, el presidente Zapatero y sus dos señoras y el señor, vicepresidentas y vicepresidente, ( Bibiana sigue aún ) aplauden con desgana la aprobación del Decretazo por un solo voto. El título es un acierto periodístico: “Hundidos en su victoria”.
No hay que decir más.

Pero sí es la puerta para seguir pensando a quienes arrastrará este hundimiento o quienes se salvarán por encabezar contra el enloquecido capitán un nuevo Motín del Caine.

jueves, 27 de mayo de 2010

Sin nocturnidad, pero con alevosía.

Qué manera de hablar la del calvorota catalán ese al que le dicen Durán y Lleida. Que supongo que lo de Lleida es por su santa madre que habrá nacido en Lérida pero lo de Durán no me lo explico porque le sobra la ene.

Dura la tiene el del cerebro niquelao, pero dura de verdad. La cara, como pueden suponer.
Qué manera de metérnosla doblada a todos los pensionistas, pagaches forzados con los funcionarios de disminuido sueldo, de la deuda contraída por la demencia irresponsable del capitán de la nave. Qué anestesia, qué vaselina de “El último cuplé” para afirmar muy convincente primero que eso de congelar las pensiones y de rebajar los salarios de los empleados públicos no goza del apoyo de su grupo para después tirarse al callejón de la postura abstencionista a la hora de votar.

¡Ah!, ya sabemos porque no os gustan los toros, considerado calvo que, por desgracia para los aficionados históricos a la fiesta, padeces la misma alopecia que “el Divino” que se apellidaba Gallo. Porque os recuerda vuestras vergüenzas disimuladas en una oratoria incontinente.

Debí haber tomado nota de cuanto decías, ínclito parlamentario catalán. Porque hablabas en ese castellano correcto que utilizáis todos los catalanes, salvo cuando nos sacáis el dinero para que traduzcamos vuestras genialidades en el Senado. Menos Montilla que es mayeto, de un pueblo de Córdoba, por supuesto para ignominia de los entrañables cordobeses.

Se terminó la sesión más dura del Congreso que no contó con la intervención de Zapatero, más inquieto por la hora en que despegaba su vuelo a Brasil para hablar de esa entelequia que es el no sé qué del Foro de la Alianza de Civilizaciones que, al final, el varapalo recibido le aconsejó suspender, y Josep Antoni Duran y LLeida se abstuvo y salvó el "tijeretazo" del Gobierno por la mínima.

Antes de abandonar el hemiciclo, se supone que el Presidente le dejó firmado el cheque,por supuesto a cargo de todos los españoles, con el que abona sus servicios.

Y el Sr. Durán (omitan la ene, por favor) se quedó repasando las líneas magistrales de esa caricatura de discurso de parlamentario honrado para anestesiarnos y que no nos quejemos mucho del atraco al que el Gobierno ha sometido alevosamente a funcionarios y pensionistas.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Madrid se cabrea

Me estaba acordando ayer del chaval aquel que llegó a los toros, se sentó, encendió un puro y se puso a atufar a sus vecinos de localidad. sin reparar en las molestias que causaba. Naturalmente, el más asfixiado se dirigió a la criaturita y le preguntó indignado: “¿Niño, dónde está tu padre?”... “¿Mi padre?, dicen que respondió el interpelado, en la puerta buscando como un loco el puro y la entrada que tengo yo.”

En toda tierra de garbanzos, los enfados se dejan en la puerta y a los toros se llega con esa expresión de entusiasmo que ponderaba aquel que la comparó con la sensación de desazón y abatimiento que envolvía las mismas palabras cuando se regresaba de un festejo que había tenido de todo menos de festivo.

En toda tierra de garbanzos… salvo en la capital. Madrid acude, en ocasiones, a la plaza de toros en latente estado de cabreo. Asiste para expresar públicamente su indignación que le empuja a manifestarla contra los protagonistas del espectáculo y hasta para darse de tortas con el primer cristiano que se le ponga por delante.

En la corrida de la Prensa sucedió esto. Desde el primer momento se apreció un grado de torcimiento en el ambiente que detectaron los que suelen atisbar estas profundidades de la conducta pública de los sedicentes aficionados taurinos madrileños. Y el caso es que contempladas desapasionadamente las motivaciones de esta actitud, hay que concederles la razón.

Sabido es que en los albores del toreo, eran los ganaderos los que seleccionaban según su leal saber y entender los animales bravos que iban a componer una corrida y eran estos los que saltaban a la arena. El orden de salida lo precisaban ellos también en función de sus mismos criterios y de aquí el aserto de que “no hay quinto malo” porque solían dejar para este lugar al ejemplar de mejor nota.

Desde que se implantó el sorteo a instancia precisamente de los toreros, el sistema se ha venido considerando como el más equitativo y, por eso, molesta que sean los mismos espadas, por mediación de sus apoderados y asesores, los que escojan en el campo los animales que se vayan a estoquear.

Ayer sucedió esto y el público se consideró defraudado. ¿Para qué más?... Madrid apareció en la plaza de Madrid disimulando a duras penas el cabreo de Madrid. Y este se manifestó en toda su crudeza apenas el primero de los animalitos dobló las manos de salida.

Consecuencia: que no hubo nada y que más de un espectador se dio de tortas con el vecino. El niño del puro dejó a su padre hecho un basilisco fuera de la plaza y los porteros de las Ventas les dejaron pasar para que manifestaran su justa indignación. La fiesta de los toros es la más nacional hasta preservando el derecho al pataleo.

lunes, 24 de mayo de 2010

La Virgen cansada.

Están racionalizando las leyendas. Interpretan interesadamente el legado de la historia. Hunden los mitos y, entre unas cosas y otras, se están cargando la poesía del Rocío .

Siento constatarlo y lamento escribirlo. Porque todo esto lo están haciendo aquellos que recibieron la gloriosa herencia de propalar y defender ese milagro secularmente mantenido que es la devoción a la Blanca Paloma.

Si a Goro Medina lo convertimos en un manriqueño que había nacido en Almonte para poder afirmar que la Virgen se apareció a un almonteño y concedemos mayor antigüedad al Simpecado del pueblo que al de Villamanrique, a pesar de que la datación de éste la haya asegurado científicamente el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico… y cerramos el pocito tan cantado en las sevillanas de Muñoz y Pabón cuyas aguas se asomaban al brocal cuando la Virgen llegaba y asaltamos el altar para poner a la Madre de Dios en la puerta del Santuario mucho antes de que haya aparecido ese primer rayo de sol que acariciaba su cara… apaga y vámonos.

La hora de arrancar a la Virgen de su altar en esa explosión incomparable de invasión de sus hijos que se ha venido adelantando aunque siempre con el deseo irreductible de corrección, ya se ha convertido en horario oficial en vista de que la enmienda se ha considerado imposible.

Y así, las andas de la Señora que aparecían en la puerta de la antigua ermita entre siete y ocho de la mañana, ahora se presentan en las de su Santuario a las tres de la madrugada ( a las tres y cinco minutos este año ) y el sol cuando se levanta la encuentra con suerte delante de la casa de Sanlúcar de Barrameda cuando no recibiendo la lluvia indescriptible de pétalos de flores con que es recibida al alcanzar la casa de Huelva.

Mitos, fuera. Esta vez hasta se ha terminado con la aseveración orgullosa de que al posarse las andas de la Reina de las Marismas sobre los hombros de sus hijos los almonteños, jamás habría de tocar el suelo.

Como esto no se ha podido sostener en las ediciones anteriores, se ha terminado por aceptar los hechos consumados y, como si la Virgen estuviese cansada, a las andas se las han dotado de ruedas que llegan a las arenas antes del batacazo y las recorren entre empujones hasta que se vuelven a reunir las fuerzas precisas para volverla a levantar.

Con la marginación de los mitos se ha terminado el contenido poético de todo esto. Al Rocío de la improvisación, a esas romerías antiguas en las que se oía decir a los naturales del lugar que la Virgen salía cuando Ella quería y entraba cuando le daba la gana, lo ha sustituido el del contenido pragmático fruto de las reuniones de los directivos y poderosos que rigen sus destinos en la actualidad.

A este paso, no quiero ni imaginar un letrero con letras de plástico en el tablón de anuncios del Santuario que informe: Procesión de la Virgen por la aldea: Salida a las tres de la madrugada. Entrada en el templo a las doce del mediodía.

Como para echarse a llorar.

sábado, 22 de mayo de 2010

Público de botellonas

He tachado la palabra afición con la que iniciaba el titular de este artículo porque he pensado que la afición de los toros es una cosa y otra bien distinta el grupito de público autor de la canallesca idea de abandonar las localidades cuando estuviese actuando el Cid como demostración ostensible de su descontento por haber sido contratado para sustituir a Manzanares.

Los aficionados a la Fiesta Brava nos merecemos un respeto que debe llegar incluso a la selección cuidadosa del grupo de espectadores de un festejo taurino que tienda a designarse con el término genérico de “la afición”.

Personalmente me resulta empachosa la mención reiterada que hacen los comentaristas televisivos de “Madrid” como paradigma de exigencia y adecuado rigor. “Este toro no es de Madrid”… “La faena no gusta a Madrid”… “Se está poniendo de acuerdo todo Madrid”… Me parece una atribución insufrible y sujeta a la crítica porque en muchas ocasiones se desmiente ella misma con su actitud .

Recuerdo siempre a mi fallecido compañero de redacción en Radio Nacional de España Antonio Gamito que cuando sonaba el teléfono y escuchaba una voz imperiosa que le decía “Aquí Madrid”, se levantaba de la silla, se cuadraba militarmente y exclamaba “Dime, Madrid”… “A tus órdenes, Madrid”… “Ya estoy en posición de firmes Madrid” …”Pídeme cuanto quieras”… y naturalmente el compañero que hablaba desde la redacción madrileña apeaba el tono y describía la razón de su llamada que solía ser el envío de un minuto o dos de la última noticia producida en Andalucía para sus servicios informativos.

El tendencioso proyecto contra Manuel Jesús, sin firma como es de suponer, venía a organizar un boicot invitando a los grupos conocidos de la afición madrileña a sumarse al programa. El texto de la valiente hazaña, enviado desde el móvil, finalizaba con la inevitable palabra “pásalo”.

Pero la afición, esa afición que se agrupa en los del siete y otros tendidos de las Ventas, despreció la invitación y no la secundó. Con ello me ha ratificado en el convencimiento de que en la plaza de toros de la capital de España se dan cita auténticos espectadores que, acertados o no, son aficionados… algún que otro protagonista ridículo con el pañuelo verde siempre pronto a escapar del bolsillo… un amplio sector de despistados que no manifiesta su opinión, sobre todo si es para pedir orejas, hasta que lo ven hacer a los demás… y niñatos de botellona.

Carlos Crivel, después de ponderar la recuperación de la confianza del torero en sí mismo y su sitio de siempre, sugería que los que le habían enterrado por sus tardes desafortunadas y vituperado por anunciarse en esta sustitución, deberían entonar un mea culpa.

Eso lo harían los aficionados. Estos valientes que se escudan en el anonimato para dar bofetadas carecen de la grandeza necesaria para aceptar esta postura,

Menos mal que Madrid ha sabido ponerse en su sitio. El Cid se ha reconciliado con su afición. Y la afición de Madrid se ha reconciliado conmigo.

viernes, 21 de mayo de 2010

Toca hablar del Rocío.

Manuel Bejar, siendo alcalde de Villamanrique , tuvo la idea.Y el azulejo repite la trova del siglo quince.

Con toda la perfección de aquellas antiguas composiciones métricas que recogían en el verso historias y fábulas. Y que, como eran composiciones que se escribían para ser chantadas podrían entonarse también con el acompañamiento de algún instrumento musical.

"A Nuestra Señora del Rocio se la encontró,
segun nos cuenta la Historia,un cazador.
Era de Villamanrique,que iba cazando.
Vaya encuentro gozoso para contarlo.
Goro Medina era el nombre
del cazador elegido
que, echando suerte en la caza,
hasta la Rocina vino.
En un viejo árbol de aqueste lugar
vió la Santa Imágen.Púsose a rezar."

Los poetas medievales solían acompañarse con una especie de violín de cinco cuerdas.Y llenaron la épica popular o juglaría coincidiendo, desde los principios del siglo trece,con la poesía de los monjes o "Mester de Clerecía".

Los hombres cultivados de la época que buscaban en los monasterios la sabiduría de las humanidades esparcían latinismos y palabras cultas en sus versos.Los juglares y trovadores eran más sencillos y su forma expresiva más directa y asequible
La trova del azulejo de la pared del Ayuntamiento es como el guión de un documental y ofrece el abanico abierto de las respuestas a las interrogantes del hecho. El
qué de la aparición y el quién duplicado de la Virgen que aparece y el cazador que la contempla. El dónde del viejo árbol que se alzaba en la Rocina y el cómo de Goro Medina que postrose a rezar.
No habia televisión entonces, pero el poeta popular recoge el acontecimiento y lo perpetúa en sus versos sencillos y convincentes.Iban los troveros por los caminos rudimentarios que cruzaban los reinos hispanos.Eran gente peregrina y dispar.De manera que puede suponerse que en las posadas de aquellas rutas polvorientas,se cantaran estos versos con la atención que reclamaba,siglos más tarde,Miguel de Cervantes en el canto de Calíope de "La Galatea"

“Al dulce son de mi templada lira
prestad pastores el oido atento
oid mi voz cómo con él respira
y colma vuestras almas de contento"