Hablaba el Cardenal Amigo Vallejo, Arzobispo Emérito de
Sevilla, a quien la Hermandad de Nuestra Señora de la Oliva Coronada, patrona
de Salteras, ha tenido el acierto de invitar este año a la Función Principal de
Instituto de sus cultos de regla, en la homilía de la Misa Solemne y se refirió
a esa figura bíblica, de mención reiterada en las lecturas de las celebraciones religiosas de la pasada
Festividad de la Candelaria: El anciano Simeón y su profecía del puñal que
traspasaría el corazón de la Virgen.
La presencia de
este abuelo creyente en Dios y conocedor de las Escrituras la recoge el evangelista Lucas diciendo que a
Simeón le había sido revelado por el Espíritu Santo que no llegaría a la muerte
antes de ver al Mesías del Señor. Fue al Templo y cuando entraban con Jesús sus
padres para cumplir lo acostumbrado según la ley, tomó al Niño en brazos
diciendo a Dios “mis ojos han visto a tu Salvador”. Lo bendijo y dijo a María,
su madre “será como un signo de contradicción y a ti misma una espada te
traspasará el alma”
La piedad de los antiguos cristianos numeró en siete la
suma de los dolores sufridos por la
Virgen María, agudos como la herida de la espada aventurada proféticamente
desde ese momento.
Son los siete dolores que aparecían representados en los
siete puñales que se clavaban en el corazón de las primitivas imágenes de
María: La Profecía de Simeón. La Huida a Egipto. La pérdida de Jesús en el
Templo. El encuentro en el Vía Crucis. La Crucifixión. El Descendimiento de la
Cruz y el Entierro.
Hoy es un solo puñal el que muestran nuestras Dolorosas
en los pasos de palio como símbolo de todos ellos. Simeón, el viejecito, justo
y piadoso, de las palabras proféticas, fue el precursor.
De ese conjunto de simbolismos que es un paso de palio –
Juan Carrero, el irrepetible analista de las cofradías, diría, con un término
que no me gusta del todo: simulacros - el puñal es el primero que aparece
rasgando el pecho inmaculado de la Madre del Redentor.
Fray Carlos, el querido Cardenal Amigo, cuya presencia en
el templo parroquial saltereño, fue acogida con una prolongada salva de
aplausos, se refirió a él y al olivo, signo de la paz.
Hoy, nuestros comentaristas de radio y televisión suelen
olvidarse de estas cosas y ofrecen el tiempo a las redes sociales.
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