Si se rompe algo tan sagrado como un sacramento y los que
debemos cumplirlo nos separamos de la parienta cuando nos cansamos de ella o
del pariente cuando empieza a quedarse calvo ¿cómo puede parecer extraño que la fidelidad se encuentre en la actualidad
en horas bajas?...
Un súbdito traiciona a su rey publicando la grabación de
conversaciones privadas del monarca que no debieron hacerse y menos aún pasar a las manos espurias de tal servidor de
la corona... un alto funcionario abandona olímpicamente el cumplimiento de sus
obligaciones por desidia o intereses inconfesables... un compañero en la lid
parlamentaria se olvida de la palabra dada y traiciona a quienes pactaron con
él...
Este es el panorama que ofrece para la ojos limpios de
los que tienen por costumbre respetar sus compromisos un pendrive, cuyo
contenido ha sido aireado por alguna televisión, que reproduce una conversación
privada de don Juan Carlos, el rey emérito, al parecer grabada por el antiguo
CESID, centro superior de información de la defensa... la afirmación de
Fernández Ordoñez, antiguo gobernador del Banco de España, diciendo que
desconocía los correos del inspector del organismo, críticos con Bankia, cuya
salida a Bolsa desaconsejaba por completo y el rechazo por el Congreso de los Diputados del Decreto sobre
la estiba de los muelles impuesto por la Comunidad Económica Europea a causa de
la abstención de Ciudadanos.
(Escribo bien: Ciudadanos, el partido que encabeza
Albert Ribera, ese muchachito al que le falta un hervor – Herrera dixit – o,
por lo menos, dos)
Todo esto causa estupor a los espíritus sencillos y
sangrías inesperadas a los maltrechos bolsillos de los contribuyentes.
Antonio Laviña, el histórico locutor de guías comerciales
de Radio Sevilla, anunciaba “Mármol cemento, parquét cemento... Fábrica Carlos
González, Marqués de Paradas 25”.
La fábrica ya no está. El mármol cemento debe encontrarse
hoy en el rostro de estos paisanos.
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