Escribía ayer Javier Macías en ABC que Faustino Martínez Candau era el hermano mayor más
antiguo de las cofradías sevillanas que aún permanecía vivo. Tenía 95 años.
Mi Hermandad del
Calvario informaba de su fallecimiento y
yo he recordado muchas páginas de su historia presididas por este hombre que
había llegado a ocupar el máximo puesto de su Junta de oficiales por primera vez
en 1956 cuando contaba treinta y tres años y se encargaba en la vida civil,
tras haberse titulado en Barcelona como doctor ingeniero textil, de la dirección
de la empresa Faustino Martínez,
propiedad de su familia, que, desde los dorados años veinte, ocupaba un
relevante lugar en la actividad fabril desarrollada en la ciudad, en la calle
Morera, como fábrica de cintería después de haberlo sido de torcidos y tejidos
de seda con tintorería a vapor.
En dos ocasiones más volvió al mismo puesto cofrade: En
1965, recuperando la normalidad democrática de la corporación al fin de la
necesidad de la Gestora que la rigió desde
1963 presidida por el letrado Antonio Marra López Argamasilla, bajo la tutela
del cura párroco y en 1976 que desarrolló su tercer mandato.
El 7 de diciembre de 1979, último año de su ejercicio, se
inauguró la primera Casa de Hermandad del Calvario, en la calle Bailén, que bendijo el recordado
don Antonio Domínguez Valverde, vicario general del Arzobispado y Párroco de la
Magdalena.
En este acto, Faustino
pronunció unas emotivas palabras describiendo cómo se había llegado a ese logro
y qué significaba para la vida de la corporación durante todo el año.
Tal vez fuera ésta su última locución ante los hermanos.
Uno, que había integrado con él ese grupo primitivo de trabajadores incansables
al servicio de la cofradía, conocido como “los cinco magníficos” , el doctor Francisco
Díaz de Urmeneta, el sastre Joaquín Alba Falcón, Joaquín Huelva Bauzano y José
Luis González Campos, le pudo escuchar aquel día. José Luis se hallaba entre
los asistentes.
Todos están ya en las filas nazarenas de la cofradía
celeste. Faltaba el que, en tres ocasiones, los agrupaba con entusiasmo y llegó
ayer.
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