Antes del AVE y que el Talgo había un tren que salía de
la Estación de Plaza de Armas y llegaba a la de Atocha en Madrid al que
llamaban el Rápido, pero que siempre aparecía con retraso.
Pues a esta larga hilera de usados vagones y a la
renqueante máquina Stevenson de vapor que tiraba de ellos he recordado cuando
en mi buzón han aparecido las cartas de propaganda electoral que me envían casi
todos los partidos que se presentan a las inmediatas elecciones al Parlamento
de Andalucía.
Digo casi todos porque los remites son del PSOE, del PP,
de Ciudadanos y de Unidos. Falta Vox que se queda sin voz. Porque no me la
mandó o porque se perdió por el camino.
La tarjeta censal no ha llegado. Y tampoco me consta que
mis convecinos y todos aquellos de mis alrededores de residencia hayan sido tan
afortunados como yo.
El Correo de antes era más antiguo pero resultaba más
eficaz. A los carteros de entonces con sus gorras de plato y sus carterones
colgados del hombro, han sustituido los muchachos y muchachas de hoy de
uniformes anaranjados que disponen de motos para
las largas distancias.
Sin embargo la carta del soldado a sus padres en el
pueblo o el christmas coloreado de la familia distante no se perdían nunca.
Claro que hoy no pueden perderse porque no existen ni las quintas de los
servidores de la Patria ni las editoriales que impriman los christmas. Todo se
resuelve a golpe de mail o de whatshap.
Si de aquí a mañana no recibo mi tarjeta censal, tendré
que ir al colegio electoral donde deposité mi voto la última vez y buscar a
tientas la urna que me corresponde.
Correos seguirá sin colaborar conmigo en el cumplimiento
de mis deberes cívicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario