domingo, 3 de marzo de 2019

MI ULTIMO CARNAVAL



Conviene dejarlo todo anotado para corregir las veleidades de la memoria.

Unas informaciones periodísticas a las que he tenido acceso parecen divulgar que desde 1989 Canal Sur difunde en exclusiva por televisión el Carnaval de Cádiz. Y  no es exactamente así.

En un librito de memorias y recuerdos que titulé precisamente con estas palabras escribí lo siguiente:

“1989 fue para mí un año singular lleno de sorpresas y acontecimientos inolvidables, anticipos de los que me esperaban en los doce meses siguientes. En noviembre, el Consejo de Cofradías me elige como pregonero de la Semana Santa de 1990… Durante el verano, serían junio o julio, el presidente del Ateneo me nombra pregonero de los Reyes Magos…  Y, en febrero, el jueves, día dos, comento por televisión la transmisión en directo de la gran final de los Carnavales de Cádiz.

Fue mi último carnaval y tenía ganas de hacerlo. Aun llevaba clavada la espinita del torcido intento de ofrecerlo por vez primera aquel complicado 1981 del fallido golpe de Tejero, cuando los ilusionados propósitos del personal del Centro Andaluz de Televisión se vieron frustrados por las causas que dejé anotadas en otro lugar y describí ampliamente en mi libro “Historias de Telesur”.

Me lo estaban pidiendo a voces mis antepasados familiares por la línea de mi progenitor, todos descendientes de la trimilenaria Gades: los Garridos… los Bustamantes… y los Villegas. Pero, en realidad, no me tocaba. Yo había pasado del Departamento de Programas a la dirección de la Delegación en Andalucía del Ente Público RTVE para la comercialización y la publicidad. Mi cometido era vender, conseguir dinero. Y lo estaba cumpliendo con creces. José María Calviño en Madrid y Francisco Cervantes Bolaños,  en la dirección de Sevilla,  estaban muy contentos. Tal vez por eso me lo ofrecieron. Fue, ciertamente, un regalo.

No se regatearon gastos. Diría que casi se tiró la casa por la ventana. Epifanio Rojas, que continuaba regentando la Producción, era disciplinado y sagaz para guardar en ocasiones excepcionales su habitual “no” y Paco Cervantes, generoso. La competencia de Canal Sur se perfilaba en el horizonte y Salvi Domínguez que era su director general y salía como corista en una de las agrupaciones, ya había hecho declaraciones a la prensa afirmando que al año siguiente gastaría el oro y el moro.

Cuarenta personas, todas profesionales de alta cualificación, se desplazaron al gaditano Teatro Andalucía, sustituto del histórico Falla que continuaba en obras. Todas comandadas por Ángel Panero,  realizador, que disponía también en su equipo de Jesús San José como encargado de la producción, Eduardo Aguado al frente de la iluminación, Ángel Martínez, a cargo de la Unidad Móvil y Teresa Gómez de la Fuente del maquillaje.

Todo salió bien. Diría que muy bien. No cabía esperar menos. Y así fue reconocido al día siguiente por los asistentes, la prensa y los telespectadores que aguantaron hasta tardías horas de la madrugada para conocer el fallo del Jurado.

Terminé extenuado, pero feliz. Fernando Quiñones, mi admirado escritor y flamencólogo, me  protegió para que yo consiguiera mantenerme sobrio durante toda la noche rechazando inflexible las continuas invitaciones alcohólicas que me llegaban al set de continuidad que se había montado en una de las plateas del coliseo.

En los entreactos entrevisté al alcalde que era Carlos Díaz Medina, al gobernador, Plácido Conde, al presidente de la Fundación Gaditana del Carnaval, al concejal de Fiestas… ¿qué se yo?...

No paré. Mis amigos y compañeros de la tele, tampoco. Cádiz lo merecía. Supimos poner un broche de oro a las retransmisiones del Carnaval por el Centro Territorial Andaluz de la Uno y la Dos de Televisión Española  y entregar el testigo a Canal Sur, con dignidad y categoría.”

Y eso hicimos. Entregamos el testigo. Como escribo aquí, el inefable Salvador Domínguez, director general de medios de comunicación en Andalucía, iba de corista y prometió que al año siguiente derramaría el oro y el  moro, cosa que ya estaba acostumbrado hacer, en la transmisión televisiva del Carnaval.

Al año siguiente.

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