No he querido amargarle el día a mi
presidenta aunque parece que su día, lo que se dice su día, está más cerca de
la Casta, de don Hilarión y de la Virgen de la Paloma. Y me apresuro a aclarar
que la primera palabra del título puede estar dirigida a ella si completo el
latinajo rematando la frase que los gladiadores romanos destinaban al Cesar.
Morituri te salutant excelentísima Susana. Los que vamos a morir no en cruenta
lucha sobre la arena del circo, sino en hospitalaria cama heridos de muerte por
ese falaz enemigo que se llama DNI.
Y ¿sabe vuecencia dónde apetecemos
espicharla?... Pues no exactamente en esta feraz Andalucía que usted ensalza
con la boca de la coba y la zalema del gesto, sino en ese Madrid que dicen que
desea con toda su alma y su vocación de política avezada e intuitiva.
Morir en Andalucía, respetadísima
presidenta, es carísimo. No solo para el que se va al otro barrio, sino para
los que se quedan en este a quienes sus funcionarios probos pueden empezar a
perseguir desde el mismo momento del funesto desenlace en demanda del pago
riguroso del Impuesto de Sucesiones.
Y no me vaya a decir que la culpa es
de Rajoy porque a don Mariano nadie le ha dado vela en este entierro. La culpa
es suya, de usted, señora mía.
La única solución es mudarse a
Madrid y permanecer allí como mínimo cinco años antes de tirar la cuchara.
Se lo voy a decir clarito con
lenguaje de recaudador de alcabalas.
La heterogeneidad de legislaciones
autonómicas en torno al Impuesto de Sucesiones y al Impuesto de la Renta, ha
convertido a la Comunidad de Madrid en la región más ventajosa y a Andalucía en
la más cara.
Para pagar menos sin hacer trampa la
fórmula es cambiar de domicilio fiscal porque el régimen tributario que se tendrá en cuenta para liquidar
Sucesiones será el de la Comunidad «en la que se haya residido más tiempo
durante los últimos cinco años previos a la sucesión».
Los expertos recomiendan no
jugársela en este tipo de estrategias. Irse a Madrid es irse a Madrid y vivir
allí. Pero vale la pena. Los hijos, los nietos y demás parientes y afectos lo
agradecerán qué duda cabe.
Doña Susana,el próximo día de
nuestra tierra lo podremos celebrar juntos por la calle de Alcalá.