Como terminé el último texto que
colgué en esta bitácora hablando del nacimiento e inicial desarrollo de la
Carrera Oficial y ahora sitúo en cabecera y como titular de éste las cuatro
cabalísticas palabras que acaban de leer, entiendo que debo aplicarme sin
demora a la aclaración de su significado.
Doble significa multiplicar por dos;
cortejo, la composición en tramos sucesivos de una procesión penitencial;
Campana, el enclave geográfico, oasis y triunfadora meta de las cofradías que
la toman como apoteosis para su lucimiento.
Y ya está. Todo dicho sin decir nada
porque ahora procede su explicación.
Hay que partir para ello de una
realidad confortadora y optimista. Los problemas de la organización de los
recorridos cofrades que en estos días se han agudizado con los de la Madrugada
llegando incluso a forzar la dimisión del delegado del Consejo, tienen una raíz
común: el aumento de los nazarenos y el crecimiento, igualmente fácil de
comprobar, del público que desea ocupar sillas en la carrera.
En este último aspecto es notable la
información divulgada en el Diario de Sevilla poniendo de manifiesto cómo el
Consejo de Cofradías ha recibido peticiones para ocupar una localidad en la Carrera Oficial de la Semana Santa que equivaldrían a sumar 26.562 nuevos
asientos a los 34.000 ya existentes.
Conviene, pues, afrontar sin demora
el alargamiento de este recorrido unitario. ¿Por dónde hacerlo?... Esa es la
cuestión debatida siempre. Desde mi punto de vista, por el final: Las cofradías
dejarían de entrar en la Catedral por la Puerta de San Miguel y lo harían por
la del Príncipe, tras haber ampliado su itinerario por Fray Ceferino.
En ese espacio frontero al edificio de Correos podría montarse una tribuna con esplendidas perspectivas de la venida de las Hermandades que haría las delicias de las cámaras de la tele. Una segunda Campana si cabe de mayor atractivo y esplendor que la actual.
Y, si crece sin parar el número de nazarenos, ampliemos sus posibilidades de salir en la cofradía: creemos un doble cortejo. Uno de ida, del templo a la Catedral y otro de vuelta, de la Catedral al templo.
Dos ideas. Dos proyectos. Dos
soluciones. Pueden parecer insólitas… A mí me parecen factibles.
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