Quince años. Como los que tenía el amor de Manolo de la
Calva y Ramón Arcusa, aquellos espigados mocitos que se titulaban, artísticamente y en pareja,
“El dúo dinámico”. Quince años han transcurrido desde que mi hijo Antonio hiciera
temporada en Barcelona, en el Teatro Condal, con “Bajarse al moro”.
Ahora ha vuelto con “Nuestras mujeres” el aplaudido texto
escrito por Eric Assous que interpreta junto a Gabino Diego y Antonio Hortelano
y que tuvimos ocasión de aplaudir en nuestro Lope de Vega a principios de
marzo.
Me lo recordaba cuando le llamé con el móvil para
felicitarle por el último capítulo de “El Caso”, serie instalada sin
alteraciones en la lista de éxitos de producciones televisivas.
En quince años han volado las hojas de muchos capítulos distintos de la
historia reciente. En aquellos días todavía al coliseo catalán se le podía
llamar Teatro. Hoy es Teatre. Y si se pronuncia la palabra con acento del
Ampurdan, mucho mejor.
El recordado Emilio Segura solía referirse a un actor
barcelonés que, a primeros de noviembre, que era la fecha acostumbrada,
interpretaba en el desaparecido Teatro San Fernando el don Juan Tenorio y
cuando estaba recitando aquello de “llamé al Cielo y no me oyó – y pues sus
puertas me cierra – de mis pasos en la tierra – responda el Cielo; no yo” salió
una voz del gallinero que decía:
--Oírte, sí te escuchó: Lo que ocurrió es que no se
enteró de nada de lo que estabas diciendo. Habla claro, mi arma.
Quince años atrás nos traslada al 2001. Precisamente es
opinión común en los estudiosos de la materia que en ese año se sentaron las
bases de lo que ha sido la televisión del resto de la primera década del siglo XXI
en España.
Se puso fin a la mili obligatoria y supimos lo que era
una odisea en el espacio.
No sé si Antonio ha recordado algo de esto cuando volvió
a pisar las tablas de aquel escenario. Retornar y hacerlo para estar en cartel
de temporada fuerza a pensar en muchas otras cosas.
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