Era el sábado 19 de octubre de 1974. Cuarenta y cuatro
años se cumplirán el mes que viene. El Correo que dirigía entonces Federico Villagrán
y se editaba en Sevilla en la calle Albareda publicaba en su primera página la
entrevista con la que debutaba en la prensa del país el que llegaría a ser jefe
de su gobierno, el socialista Felipe González.
El periódico la precedía de un texto para afirmar que
entendía así corresponder al compromiso informativo que tenía contraído con sus
lectores. Precisamente, afirmaba también, la independencia política que le
caracterizaba les permitía acoger a aquellas voces representativas que en
principio entendían honestas sin que significase coincidir con toda ellas.
La entrevista que era un dechado de periodismo
equilibrado y solvente la firmaba Juan Holgado Mejías y se iniciaba como gran
exclusiva debajo de la cabecera del rotativo extendiéndose y ocupando por
entero la página catorce.
Todos los temas de la política hispana que interesaban e
inquietaban a los españoles de entonces fueron abordados en el diálogo con el
periodista que, ágilmente introducía a sus lectores en la biografía y el
pensamiento del político sevillano.
Ese día el periódico se agotó en los quioscos y muchos
otros días también.
El Correo ocupaba un lugar importante en las preferencias
del público. La publicidad llegaba a sus páginas. Las grandes firmas de la
información comercial invertían en sus ediciones y la difusión de cada número
certificaba sus aciertos.
Pero ayer ha despedido a su plantilla echando el cierre.
Una dramática noticia que yo como periodista y sevillano lamento profundamente.
Ya se que los tiempos son otros y que la prensa de papel
no vive su mejor momento. Que las cabeceras electrónicas aparecen con profusión
y la aldea global late a la sombra de Internet. Pero siempre me cabe la
sospecha de si era un enfermo grave al que hemos dejado morir.
Me he acordado del gran éxito de aquel día con la
Exclusiva de la primera entrevista a Felipe González para agitar el pañuelo de
mis lágrimas en honor y homenaje al querido y viejo “correillo”.
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