Estuvieron en la Iglesia Conventual de San Antonio, en la
calle San Vicente, cuya residencia anexa ocupaban hasta hace poco los
franciscanos y hoy regenta la Hermandad del Buen Fin, con su Centro de Estimulación
Precoz, dando un concierto de marchas procesionales y se llenó el templo.
Interpretaron seis composiciones para bandas de cornetas
y tambores, todas de autores contemporáneos y lucían su nuevo uniforme tomado
de las galas del arma de Infantería con el que se visten cuando desfilan
procesionalmente sin la coraza ni el casco de plumas de avestruz.
La Banda de la Centuria Macarena ha crecido hasta rozar
precisamente la centena, ha mejorado musicalmente de manera notable y está
dirigida por un entusiasta músico joven, Francisco Moraza Cienfuegos,
afortunado autor asimismo de algunas de las piezas que se tocaron.
Esta formación musical que acompaña otros pasos de cristo
antes de formar tras el de la Sentencia, cuando llega el Jueves Santo, encabeza
la tropa macarena desde las seis y media de la tarde. Abandona la Basílica para
recoger al capitán y luego, con él al frente, cubre un amplio itinerario que
les lleva a visitar el Hospital Virgen Macarena, distintos templos donde
residen hermandades afectas, el ateneo y
la Basílica del Gran Poder.
Cuando aparecen de nuevo en San Gil, son las once y media
de la noche. Acaban de cubrir un recorrido de cinco horas y les espera la
Madrugada tras el misterio titular haciendo su estación de penitencia.
¿Quién que no sea Armao Macareno es capaz de soportar
esto?
Titulo este texto con el adjetivo incansable. Me parece
escasamente expresivo. Si a alguno de estos hombres le toca guardia en el
interior del templo durante la visita mañanera a los pasos, acumulará a las
horas descritas las correspondientes a este servicio. O sea que habrá quien se
cubra con la coraza a primera hora del Jueves y no se la quitará hasta el
mediodía del Viernes Santo.
Incansable, no. Mejor, épica o heroica. Una ofrenda
inigualable de resistencia al cansancio para ponerla a los pies del Señor de la
Sentencia y su madre Macarena.
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