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Hasta aquí llegan los ecos de la revolución madrileña de la Cabalgata de
Reyes. Carmena, ha querido este año una
cabalgata más moderna y ha sido el vestuario
de los monarcas lo que más se ha criticado entre ciertos sectores capitalinos.
Dicen que Melchor parecía el mago Merlín…. Que Gaspar iba
ridículamente vestido con una túnica rosa que presentaba estampados de aves de
gran tamaño y que al morenito Baltasar no le sentaba bien el turbante fucsia.
Tonterías. Cómo si no hubiera nada más trascendente en
qué pensar. Parece que se quiere contraponer estos comentarios adversos a la
esperpéntica visita de Pedro Sánchez a Portugal o a los maullidos de gato panza
arriba de un Arturo Mas cada vez más venido a menos.
Huye la ilusión. Se fueron las Navidades. Todavía en la
carretera se producen largas colas detrás de las vacías carrozas arrastradas
por tractores que regresan a los pueblos después de haber servido a las
cabalgatas de los barrios.
Ya no están los reyes- Quedan las facturas… los kilos de
sobrepeso… la amarga perspectiva del resurgir de las inquietudes y los
problemas… los negros nubarrones de los políticos impresentables…
Ya empiezan los quinarios. Y el Consejo abre el próximo día
trece el plazo para pagar las sillas.
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