La inesperada dilación de la solución que se arbitre para
la formación del nuevo gobierno está sirviendo a mi modo de entender las cosas
para vernos mejor las caras.
Habían entrado en el escenario unos nuevos intérpretes
con ínfulas de estrellato embozados tras
de sus capas de colores y, a medida que corre el tiempo, se les va resbalando
el embozo dejando al descubierto los descarados rasgos de la prepotencia, la
astucia y la mentira.
¿Estos eran los que hablaban de las prebendas injustas,
los chanchullos escondidos, los robos contables y la necesidad imperiosa de
transparencia? ¿Estos los que venían incontaminados, justos y puros a regenerar
la vida política española?
El que manda pide que le den las riendas del Ejército, la
Policía y los Servicios secretos… el que le sigue desborda su verborrea en
justificar las financiaciones espurias con las que han venido sosteniendo su maquinaria
de propaganda hasta ahora…
En el patio de butacas se rebulle el público espectador
que ha colgado en la taquilla el cartel de “no hay billetes”…
¿Esta era la función que estaban esperando?... Todavía
vamos por el primer acto. Que Dios nos libre de los restantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario