El culmen de los errores monumentales de Pedro Sánchez
fue llamar indecente a Mariano Rajoy y la cima de las predicciones acertadas de
don Mariano a su gratuito insultador fue levantar, en el no floreciente diálogo
que mantenían ambos en el cara a cara televisivo, la barrera del “hasta ahí
podíamos llegar” y, a partir de entonces, como zahorí con barbas, empezar a
diseñar al ”marinerito busca broncas” el casero futuro que le esperaba.
Empezando este camino de vuelta se encuentra desde
entonces el marinerito. De su barco escorado huyen los tripulantes. Chacón y
Lozano se tiran al mar. El que se mueva no sale en la foto, dijo, tiempo ha, el
coherente y sesudo Alfonso Guerra, pero de la nave que se hunde hay que escapar
aprisa.
La falta de responsabilidad y de altura de miras de
Sánchez ha sido a juicio de muchos las causantes de este desembolso de los
setenta y tres millones de euros que, como mínimo, hemos de pagar a escote los
sufridos españoles con las nuevas elecciones.
Cabe pensar si el presidente en funciones podía haber hecho
más que ofrecer una gran coalición y hay que recordar también que, apenas
conoció el resultado de los anteriores comicios, anticipó el nuevo ciclo
electoral en el que nos encontramos.
No he creído nunca en las gitanas de la feria que te
decían la buenaventura estudiándote la palma de la mano, pero visto lo
anterior, para predicciones me voy a la Moncloa mientras viva en ella el político
gallego.