¿Usted que se creía?... ¿Qué esta vez se había detenido a
los autores de esa agresión letal a la fiesta religiosa más querida de los
sevillanos?...Pues, no. Solo a ocho y, de ellos, a cinco hubo que ponerlos inmediatamente
en libertad.
¿Suponía usted que los tres a los que envió
provisionalmente a prisión la juez de guardia provenían de tres puntos
distintos donde se originaron los disturbios?... Pues tampoco es así. Eran tres
compinches amiguetes, alguno con viejas relaciones con la justicia cuyo abogado
argumenta que no tenían nada que ver con el lío, aunque la Policía Local que
los detuvo opina lo contrario Y no habían sido capturados en una trilogía de
puntos de activación de las oleadas multitudinarias sino en uno solo.
Total, casi como la otra vez. Rien de rien. Nada de nada.
Empieza a crecer la desoladora sospecha de que el
compromiso del Delegado del Gobierno con el Consejo y las reuniones del Alcalde
con los hermanos mayores no pasarán la frontera de las buenas intenciones.
Y, mientras tanto, se desvelan quiméricas ideas y
proyectos imposibles.
La Madrugada tiene fronteras
insalvables y delicadas líneas rojas y puede resultar arriesgado meter las manos en su estructura. No es tan
antigua como algunos creen ya que las corporaciones que se entienden más
veteranas en ella, el Silencio, el Gran Poder y la Macarena todavía en la
nómina de 1806 tenían fijadas sus salidas procesionales al alba.
De forma definitiva, su orden actual
se configuró en la Semana Santa de 1900.
Como mal menor, podría volverse a
las salidas de los templos con las claras del día. Pero antes habría que
recuperar la sevillana “cultura de la bulla” y el respeto de la ciudadanía a lo
religioso, aunque solo sea por estricto ejercicio de la libertad democrática
Sería triste que las hermandades,
sobre todo las de negro, se vieran obligadas a solicitar a sus nazarenos vestir
la túnica en dependencias de la cofradía
para evitar burlas e impedimentos de
niñatos callejeros en los itinerarios de ida y regreso desde la iglesia a los
domicilios.
Desde muchos barrios periféricos y
pueblos cercanos acceden ya esa noche al corazón de la ciudad grupos de adolescentes alborotadores con
bolsas de botellonas que se acercan a los penitentes como en la Noche de Fin de
Año saludarían a Papa Noel.
Pero también sobran nazarenos. Y
convendría limitar su número sin llegar a la prohibición introduciendo el doble
cortejo, del templo a la Catedral y de la Catedral al templo...
Y, por supuesto, abrir ostensibles
vías de evacuación para el público, claramente señalizadas, en previsión de
emergencias.
Mucho trabajo por delante. El
Consejo, el Ayuntamiento y la Delegación del Gobierno necesitan que, de
inmediato, les demos nuestro voto de confianza.
1 comentario:
¿Otro voto de confianza más a quien ha fracasado estrepitosamente?
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