Con la
endeble justificación de que el próximo lunes se cumplen catorce años del fallecimiento
de Carmina Ordoñez, la Uno de TVE dedicó el prime time del pasado jueves a
evocar la vida y la muerte de quien fue llamada “la divina” y se alzó sin duda
como una de las mujeres más bellas de España en los últimos tiempos.
Estuvo, pues,
la primera esposa de Paquirri en el recuerdo de todos y su imagen y los hitos
más importantes de su trayectoria vital fueron recordados por periodistas, amigos
y tertulianos televisivos de esos que discuten por un quítame allá esas pajas y
parece que llevan en la cabeza una enciclopedia de sabelotodo puesta al día.
Me enganchó
el programa y lo seguí hasta el final. Personalmente recordé a un olvidado en
la producción fílmica, Antonio Salmoral, que era el corresponsal del Centro
Regional de TV en Andalucía y grabó las imágenes espeluznantes del herido
Paquirri cuando acababan de tenderle en la mesa de operaciones de la enfermería
de la plaza de toros de Pozoblanco y con una frialdad que impresiona, hija de
su acendrado valor, describía al cirujano las trayectorias y la importancia de
la cornada.
Salmoral
recogió las imágenes y la voz del torero con una cámara de su propiedad que
acababa de comprar y con la que estaba filmando la corrida para su archivo
personal ya que El Centro Territorial de TV consideró que el festejo carecía de
importancia y desestimó su ofrecimiento.
Luego resultó
que esa combinación de toros y toreros no pudo darse más. Dos espadas fueron
muertos por asta de toro, uno de los ganaderos falleció en accidente también y
el Soro quedó inválido y hasta mucho más tarde no volvió a la profesión. Aquel
cartel del miércoles 26 de septiembre de
1984 tenía mal fario. Anunciaba una
corrida en la que se lidiarían reses de Sayalero y Bandrés por Francisco Rivera
Paquirri, al que mató Avispado esa tarde, José Cubero Yiyo, con cuya vida
acabaría otro toro poco tiempo después, y Vicente Ruiz El Soro.
Antonio Salmoral
demostró una vez más su categoría profesional que ya le había servido para
obtener el Premio Nacional de Periodismo y pudo hacerse multimillonario porque
las cadenas de televisión más importantes del mundo compitieron para hacerle la
mejor oferta por la cesión en exclusiva de esa filmación pero él tuvo el cuajo de hacer oídos sordos y brindárselas
a la Televisión en la que colaboraba como reportero gráfico autónomo simplemente
a cambio de su empleo como trabajador fijo en la plantilla de la empresa.
En el 2002,
a los 18 años de la muerte del torero, sus hijos publicaban una carta en el
Diario de Sevilla doliéndose de que la promesa no se le había cumplido nunca.