Esto de estar jubilado y disponer de Internet le
convierte a uno en espectador excepcional de los aconteceres patrios, dicho sea
utilizando el adjetivo patrio con el debido respeto y admitiendo la existencia
de algún ciudadano que desconozca su correcto significado o lo tache de
anticuado o cosa peor.
Jubilado con tiempo libre, sin urgencias de acudir al
tajo de cada día ni militancia partidista o sindical es una situación
equilibrada y cómoda para atender el discurrir del espectáculo cotidiano si se
asoma a la pantalla del ordenador.
Y con ella he
podido ver hoy que en eso de las primarias del PP le han hecho a Pablo Casado
una faenita de cuidado. ¡Mira que decir que es el hombre de Aznar!... ¿Y ahora
cómo se quita el pobre de Pablo ese sambenito?
Aznar es el pasado obsoleto y merecedor de archivo. El no
se da cuenta. Su ego le puede. Me recuerda el papelito que hacen mis colegas de
generación cuando se rebelan con la inevitable pérdida de juventud, se tiñen el
pelo, se apuntan a un gimnasio y se divorcian de la parienta para aparearse con
una muchachilla a la que doblan la edad.
Cuando Bertín Osborne invitó a Aznar a su exitoso
programa en Telecinco cosechó el peor dato de audiencia de la serie.
Dicen que ha sido la competidora de Casado Maria Dolores
de Cospedal la que ha divulgado el dato. Está en su derecho. Faltaría más.
Maria Dolores, con sus ojos bellos y sus modales distinguidos, no actuaría
nunca con hechos falseados.
En Andalucía tiene sus seguidores, pero creo que Soraya
le gana por goleada. Y me parece normal. La preparación y experiencia de la Santamaría son activos que
hay que aprovechar. Su partido los necesita y la política española también.
No soy el único que piensa así. Más de uno de mi quinta,
cronógrafo de los que hicimos el Servicio Militar Obligatorio, estamos deseando
oír una voz que le meta a Sánchez las cabras en el corral.
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