Desde hace unos días
me da vueltas en la cabeza una pregunta inquietante:¿Qué habrá hecho el Kichi
con la bandera de España que arrió del mástil gigante donde la había subido
Octavia?
Para que todos me
entiendan, porque ya voy farfullando el lenguaje titubeante de los viejos, el
Kichi es el nuevo alcalde de Cádiz, subido a la poltrona municipal por su
parienta que es la morenilla esa tan viva y ceceante que manda mucho en Podemos
y Octavia es la alcaldesa anterior de la que nunca me acuerdo del nombre.
Y la respuesta es….
(Control: redoble) ¡Para emprestársela a Pedro Sánchez Obama, el guapito que
tan mal le cae a Susana, mi presidenta intuitiva, que ahora comprendo lo mal
que se lleva con el guapito y que el guapito pueda usarla como decorado de ese
escenario de los Vieneses en el que ha aparecido en el mejor cahiz de su
partido, en el circo Price.
No quiero seguir
escribiendo porque no me toca. Porque dejo todo lo demás para Antonio Burgos,
Ignacio Camacho y Carlos Herrera que se despacharán a gusto.
Si quiero añadir, no
obstante, que la bandera no ha sido dada, o sea que es de vuelva, aunque sea de
Cádiz, para que el Kichi, según tiene prometido a los gaditanos, la torne al
poste cuando el levante deje de soplar. Mañana mismo. Que los Vieneses era una
compañía de revistas que actuaba en el Teatro San Fernando con un cartel estelar
en el que figuraban Herta Frankel, Franz Johan y Gustavo Re y que el favor que le ha hecho el de Podemos
al guapito no es nada en comparación con el que le ha hecho el guapito al de la coleta y sus banderilleros
descorriendo el cerrojo de la puerta de cuadrillas.
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