Añoro la radio que
falta. La de los programas sencillos y los concursos generosos. La cercana, la
familiar.
Temo que desapareció
cuando echaron el cerrojo a la Peninsular. Que no se llamaba así, que era como
el cuadro atractivo que, debajo del motivo pictórico que muestra se esconde el
que tapa que todavía es mejor.
La Peninsular había
nacido denominándose Radio Nacional de España emisora de Sevilla y era el fruto
de las continuas reuniones que, con este propósito, un grupo de cofrades
sevillanos, casi todos de la Amargura, celebraban en el Gran Britz, ese palacio
de cristal para degustar el Café Catunambú que montó don Juan Vega en la calle
Tetuán, esquina a Rioja.
Le pusieron Peninsular
para seguir haciendo esa publicidad que había autorizado Celestino Fernández
Ortiz cuando lo nombraron director y que con Agustin Embuena por las mañanas y
yo por las tardes resultaba muy rentable para la emisora, pero protestaba la
competencia
Haciendo zapping por
las ondas radiofónicas me encontré la otra tarde a Teresa Puig (Teresa Pucch en
la vocalización de Paco Robles) cuya pista había perdido desde que Sevilla TV
enchufó la cinta sin fin de las cofradías.
Era Jueves, Teresa
entrevistó a tres féminas poetas y luego a mi admirado Manuel Jesus Roldán que
regaló una documentadísima y amena conferencia sobre Carlos Primero de España y
Quinto de Alemania, ahora tan televisivo.
La emisora tiene el
indicativo de ESRadio. Una sorpresa para mí, Creí que solo se oía en Madrid.
Continué con la sintonía y a las ocho escuché a Luis Herrero al que hacía
siglos que tenía auditivamente perdido.
El jueves próximo
volveré a buscarles en el rinconcito de la FM donde se me han aparecido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario