Me lo decía un amigo cordobés que me acompañaba en una
visita a la Ciudad de los Califas. Era cuando aquel Ayuntamiento había decidido
modificar la entrada al caso urbano con desviaciones generosas de las
direcciones del tráfico rodado para beneficiar la circulación peatonal.
Algo así ha llevado a cabo el Concejo sevillano en el
barrio de San Vicente.
--- Menúo pensaero han hecho aquí, me decía entonces el
cordobés. Menúo pensaero han hecho en mi barrio, me he dicho yo dándole vueltas
y más vueltas al plano que publica la prensa.
Evidentemente ya era hora. Caminar por las aceras de la
calle Baños se había convertido en un deporte de alto riesgo. Con el adoquinado
remendado y roto, los desniveles esparcidos sin medida y los estrechamientos
tortuosos, los viandantes tenían que escapar como podían del desprecio de
algunos conductores que rodaban a velocidad inadecuada en los momentos de menor
afluencia de vehículos sin entretenerse en reparar si sus espejos retrovisores
invadían los espacios laterales hasta casi llegar a las paredes.
Una auténtica odisea.
Probablemente la reforma que se implanta ahora se habría
pensado antes y más vale no especular sobre las razones que aconsejaron
aparcarla hasta nueva ocasión. Puede, pues, colegirse que ya era llegado el momento
sin más dilaciones.
Las madres con los carritos que llevan los niños a los
colegios de la zona y los viejecitos con bastón que salen a dar el paseíto ordenado
por el médico no encontrarán palabras suficientes para dar las gracias.
Vamos a ver si funciona.
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