jueves, 11 de julio de 2019

PERPLEJIDAD



Cada vez, más. Cada vez, peor. No salgo de un estado de perplejidad cuando entro en otro. El habitual repaso a los periódicos del día con el que suelo poner punto final a una jornada y, tras el sueño, comenzar la siguiente, se me está convirtiendo en un prolongado estado de decepción, incomprensión y cabreo que amenaza con sumirme en una actitud potencialmente agresiva.

Elias Bendodo, portavoz del Gobierno andaluz, descubre que la Fundación para el emprendimiento se gasta casi todo su presupuesto no en ayudar a los emprendedores sino en ayudarse a sí misma y, de su presupuesto de cuarenta millones de euros, solo gasta el cero uno por ciento en el fin para la que fue creada....

La alcaldesa de Huevar comprueba que en la caja fuerte del municipio cuyo bastón de mando acaba de obtener no hay fondos y tiene que sacar dinero de su cuenta personal para hacer frente a los primeros gastos...

El presidente del Consejo de Administración de Canal Sur no puede tomar posesión de su cargo porque se olvidan de proponer su nombramiento en el pleno del Parlamento como es preceptivo...

Aquella mañana calurosa del principio del verano, cuando yo describía para televisión la constitución del primer parlamento de mi tierra, estaba muy lejos de imaginar este cúmulo de situaciones esperpénticas.

La administración paralela de la Junta ha venido siendo hasta ahora un recurso para colocar a simpatizantes y amigos. Y esto, que se suponía ya, se ha confirmado con sus peores tintas cuando se ha penetrado en el decorado que ocultaba la realidad.

Me pregunto qué hacían estos funcionarios sin función durante su jornada laboral. Y cual era ésta. Y como se estructuraban y con qué jerarquías.

Son muchos años de molicie y ahora se paga la factura. Pero tengo la impresión de que los que están no se lo van a poner fácil a los que llegan. Y encuentro un posible ejemplo que me lo confirma.

Nadie advirtió a los actuales parlamentarios  que no solo había que elegir en el pleno al director general de Canal Sur sino que también había que hacerlo con el presidente de su consejo de administración. No se ha hecho así y ahora, tras haber reparado en el inexplicable olvido, hay que corregir de prisa y corriendo el grave error de forma que se ha producido.

A los andaluces que saludamos con ilusión y esperanza este nuevo parlamento que nos representa a todos no nos gustaría suponer que alguien desde dentro le esté poniendo zancadillas.

Y, aunque no creo que al ánimo esforzado de su presidenta afecte lo más mínimo esta cuestión, desde aquí le mando mi modesto apoyo.


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