...Que nadie ama más a sus hermanos que aquel que da su
vida por ellos...Eso nos dijo ese cuya efigie en madera paseamos por nuestras
calles en Semana Santa al son de trompetas y tambores mientras se pierden sus
palabras ante Anás, Caifás, Herodes, Pilatos o ante Simón el Cirineo, cargado con
la cruz o Dimas y Gestas, colgado del
madero.
Dar la vida por los demás. Yo conocí a un hombre que
siempre dio la suya. Sin freno, sin recato, con generosidad y con alegría. Era
un sevillano de barrio, vecino del Gran Poder durante su infancia y primera
juventud, médico expertísimo con agudo ojo clínico y entrega sacerdotal a su
profesión.
Se hizo pediatra, tal vez por eso que también nos dijo el
muchacho torturado que sacamos encima de los pasos “Dejad que los niños se
acerquen a mí” Y fue como El seguido por mucha gente a las que trató de iluminar con su testimonio
y su palabra.
Se llamaba Jesús Vida. Y ha muerto un mal día, si es que
hay algún buen día para morirse, el último del año.
Con su partida ha frustrado el deseo que albergábamos un
grupo de sus amigos de conseguir que la calle donde ejerció la medicina dejase
de llamarse Aguiar y se rotulase con su nombre y que él asistiera al acto de
descubrimiento del rótulo por el alcalde la ciudad en una ceremonia de
agradecimiento público que se había venido ganando muchos años desde aquellos,
ya casi perdidos en la nostalgia, en los que fundó un consultorio benéfico para
atender a niños sin recursos en la primitiva Radio Nacional, emisora de Sevilla
de la calle San Pedro Mártir.
Jesús fue también rector de Cursillos de Cristiandad.
Médico para sanar el cuerpo infantil. Colaborador estrecho con predicadores de
la palabra en ese movimiento que revitalizó muchos dormidos círculos eclesiales.
Y, como antes en su consulta de la radio, siguió ejerciendo
su profesión de manera gratuita ante sus nuevos pacientes pobres de ánimos, de
formación y de recursos, en la que instaló en su propio domicilio.
Francisco, el Papa actual, ha escrito que “a quienes hoy
quieren saber quién es Jesús podemos ofrecerles tres cosas, el evangelio, el
crucifijo y el testimonio de nuestra fe”
Jesús, este otro Jesús, que se enterró el día primero del
año, no se olvidó en su larga vida de ninguna de las tres.
¿Y ahora qué va a pasar con el nombre de la calle?... A
Juan Carrero se la dedicaron cuando ya faltaba él. ¿Ocurrirá lo mismo en esta
nueva ocasión?... Los entusiastas e infatigables Miguel Ángel Pérez de los
Santos, José Luis Monedero y otros más pueden hacerse esa pregunta.
Yo me la hago también.
1 comentario:
Buenas tardes, en el pleno del distrito centro celebrado hoy martes 17 de enero , se ha aprobado el cambio del nombre de la calle Aguiar por la de Dr.Jesús Vida.Un cordial saludo.firmado un vecino del barrio ya antiguo paciente junto con sus 9 hermanos de tan insigne doctor.
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