Estaba en el turístico barrio de Santa Cruz. En la calle
de la Pimienta que entonces se llamaba Judería. Creerlo así es tradición ni desmentida ni siquiera discutida con
argumentos, según escribiera en ABC Julio Martínez Velasco.
En ella se basó Zorrilla cuando empezó a describir por
escrito el escenario donde Don Juan
Tenorio se encontraba con sus amigos. Sucedía esto en la calle Sierpes. Y el
sitio donde daba comienzo a la inmortal escritura no se llamaba del laurel. Ni
era hostería. Se trataba de un figón conocido como del turco. Y se alzaba donde
luego estuvo el Café Madrid, hoy cerrado. En una calle Sierpes tan populosa
como en la actualidad pero no cerrada al tráfico rodado. La cruzaban a menudo
carruajes de tracción animal y naturalmente caballos de silla y monta.
Por allí podemos transitar hoy y contemplaremos el
edificio sin señal exterior alguna de su pasado.
Allí llegó Zorrilla, tomó asiento en una de las mesitas
dispuestas al efecto y supongo que pediría un refresco y que le servirían
zarzaparrilla que era más o menos como la Coca Cola o agua con panales o quién
sabe si horchata porque hacía ese calor pegajoso que solemos disfrutar en
verano.
¿La
Hostería del laurel?...
En
ella estáis, caballero.
¿Está
en casa el hostelero?...
Estáis
hablando con él.
Zorrilla era un personaje literario reconocido y
apreciado en el mundillo teatral sevillano Con un drama suyo, “Cada cual con
su razón”, se inauguró en las cuadras bajas del Hospital del Amor un nuevo
teatro al que la sociedad de artistas que lo creó llamó Vista Alegre y se abría
en la calle del Puerco que es la actual Trajano.
La obra la protagonizó Rafael Yáñez, amigo íntimo del
autor, que era uno de los intérpretes más aplaudidos del teatro romántico de la
época.
El poeta conocía bien la ciudad que, además de la Hostería le proporcionó localizaciones
perfectas para su obra: el Convento de las Calatravas donde el Burlador rapta a
doña Inés, que es hoy la Parroquia de Nuestra Señora de Belén... la casa natal
de Don Juan que, según José María de Mena, se hallaba en la Puerta de Jerez...
Ahora unos empresarios valencianos han comprado el
establecimiento titulado La Hostería del Laurel que recuerda al poeta y a su
creación. Feliz iniciativa. Desde la Plaza de Refinadores don Juan,
inmortalizado en estatua, les dará las gracias
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