EL ATRACTIVO DE
LAS SERIES POLICIACAS Y DE SUSPENSE.
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Una pena. Surgieron en España con las ideas imparables de
un fenomenal escritor español.
Se copiaron en Italia, patria de otro artífice de la
pluma que se basó más que en ellas en el diseño afortunado de su personaje
protagonista.
Allí se rodaron en formato televisivo y gozaron de un éxito
tan extraordinario que, continuando su estela literaria y cinematográfica, y en
busca de su mismo triunfo, basado en la aceptación popular, se produjeron otras
y se filmó una de ellas que ciertamente alcanzó parecidos laureles.
Estoy escribiendo de “El comisario Montalbano” y de “Los
bastardos de Pizzofalcone” lo que significa que desvelo la privacidad de mis
entretenimientos sentado ante la pequeña pantalla y repaso las biografías de
sus creadores e intérpretes de los personajes para la ficción.
El comisario Montalbano nació en las novelas de Andrea
Camilleri que sustentó su perfil en el comisario Carvalho, creación original de
Manuel Vazquez Montalban, escritor,
poeta y periodista de El País que murió de un infarto en el Aeropuerto de
Bangkok.
Montalbano es un
recuerdo de su nombre y procedencia.
“Los bastardos de Pizzofalcone”, una serie extraida de
las novelas de Maurizio de Giovanni.
En los estudios españoles se rodaron ocho historias de
Pepe Carvalho, de las catorce que redactó su creador, creo que todas dirigidas por Adolfo Aristarain.
Ignoro la razón de que no se hayan repuesto para cubrir los ocios
nocturnos veraniegos de estas noches de
calor que, antaño, nos empujaban a ver a
Tyrone Power o Clark Gable en el cine
Ideal o el Palmera Cinema.
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