martes, 19 de julio de 2022

 

REFORMAS NECESARIAS EN LA FIESTA DE LOS TOROS

Si en una tarde calurosa pedimos a los toreros que vistan trajes bordados ajustados al cuerpo y que ejerzan su profesión con elasticidad de atletas, a todos los demás que componen la plástica del festejo tenemos que exigirles lo mismo.

Y que se adapten a la liturgia de la corrida con estricta observancia al legado histórico.

Los alguaciles no pueden ser dos caballistas ocasionales con monturas disparejas. Ni el torilero vestir traje corto andaluz tocado con sombrero ancho, aunque el operario haya nacido en la Ribera del Jarama, ni las mulillas ser un tronco de mulas indómitas con gualdrapas arrugadas y sus servidores lucir en la ropa de faena con la que aparecen en la plaza “Mulillas El Chinche”. (No es invento. Lo anoté en el  curso de un festejo taurino que transmitía una televisión autonómica).

No sé quién tiene que poner coto a estos desmanes. Los políticos ya se sabe. En cuanto pudieron metieron sus manos en los reglamentos taurinos que hoy vuelven locas a las cuadrillas y se reservaron en las plazas los mejores sitios para ellos y sus familiares, amén de los amigos del partido.

Hay instituciones creadas en defensa de la Fiesta y personajes serios y solventes que trabajan en su seno.

Yo apelo a la iniciativa privada. Con cuatro perras se monta un servicio de alguacilillo, torilero y cuadrúpedos de arrastre y a ganar dinero.

No hay comentarios: