LAS MANOS DE LA VIRGEN DE LAS AGUAS
...
Cuando saltó la noticia de que en el curso de los actos
previstos para celebrar el 250 aniversario de su hechura la Virgen de las Aguas iba a aparecer con las
manos cruzadas en el pecho como la concibió su escultor Cristóbal Ramos me
asaltó una preocupante inquietud.
Creo que eso no puede hacerse, me dije. Pero lo había
aprobado la Junta de Gobierno de la Hermandad que preside Juan Toro y esto
acalló el atisbo de mi protesta.
El tema de las manos de la Dolorosa de la Hermandad del
Museo resulta para mí y para mi familia especialmente sensible.
Cuando la Corporación disponía de un solo paso que
mostraba a la Madre del Redentor con las manos cruzadas ante el pecho arrodillada
a los pies de la cruz, de sacar otro de
palio en el que figuraría con las manos
abiertas, nombró para llevarla a cabo, una comisión en la que figuraba mi
padre, José Luis Garrido Ávila. Y fue él quien buscó al escultor que haría la modificación,
Antonio Infantes, y quien incluyó en ese grupo de hermanos responsables de las
reformas a Fermín Pedrós Pérez de Lema, un navarro, delegado en Andalucía de la importante empresa Papelera
Española, que sería el generoso mecenas que financió el proyecto.
Antonio Infantes, imaginero al que se atribuye este trabajo como el más importante y
conocido de su biografía, probablemente copió las manos tomando como modelo las
de mi abuela Gracia, madre de mi padre, quien deseaba presentar el proyecto a
la Junta de Gobierno antes de efectuar
el encargo.
Ahora se tomó la decisión de contemplar cómo iba antes,
pero no es posible llevarla a cabo.
José Cretario lo detalla en el Gota a Gota del ABC de
hoy. “Hay una regla, la 24 c, que dice que es competencia del cabildo general de
hermanos “cuidar escrupulosamente del mantenimiento de las singularidades
externas de Nuestros Sagrados Titulares y de nuestras peculiaridades como
cofradía”
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