jueves, 21 de julio de 2022

 

NUEVA FORMA DE HABLAR

Al idioma español tal vez le haga tanto o más daño que el empecinamiento de los separatistas fanáticos,  la irrupción imparable del inglés.

Yo lo hablo y escribo desde mis años escolares pero más bien regular tirando a mal. Hoy, cuando pretendo hilar una conversación con alguno de mis nietos, suelen decirme con una sonrisa  de conmiseración: Abuelo, que pronunciación más mala tienes.

Y es verdad. Pero ellos se llevan el santo día enganchados a la maquinita, léase móvil, o al ordenador personal cuajado de frases y modismos británicos o norteamericanos y tan familiarizados están con ellos que las notas de estudio en lengua extranjera suelen ser generalmente superiores a la de la lengua hispana materna.

Lo peor es que esto se traslada a las expresiones coloquiales al acceder a la mayoría de edad y se aumenta cuando la forma de hablar es una manera de ganarse la vida, cosa que ocurre con los comentaristas de radio y televisión.

Acabo de escuchar que para conmemorar un acontecimiento se le ha pedido al párroco del lugar “que de una misa en acción de gracias”.

No ha mucho, la misa no se daba, se celebraba y se adjetivaba de santa. Y el sacerdote que procedía a ello se conocía como celebrante. El celebrante de la santa misa.

Me pregunto si al de hoy lo llaman donante. Como los donantes de flores de la Esperanza Macarena del Mercado de la calle Feria.

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