NUEVA FORMA DE HABLAR
Al idioma español tal vez le haga tanto o más daño que el
empecinamiento de los separatistas fanáticos,
la irrupción imparable del inglés.
Yo lo hablo y escribo desde mis años escolares pero más
bien regular tirando a mal. Hoy, cuando pretendo hilar una conversación con
alguno de mis nietos, suelen decirme con una sonrisa de conmiseración: Abuelo, que pronunciación
más mala tienes.
Y es verdad. Pero ellos se llevan el santo día
enganchados a la maquinita, léase móvil, o al ordenador personal cuajado de
frases y modismos británicos o norteamericanos y tan familiarizados están con ellos
que las notas de estudio en lengua extranjera suelen ser generalmente superiores
a la de la lengua hispana materna.
Lo peor es que esto se traslada a las expresiones
coloquiales al acceder a la mayoría de edad y se aumenta cuando la forma de
hablar es una manera de ganarse la vida, cosa que ocurre con los comentaristas
de radio y televisión.
Acabo de escuchar que para conmemorar un acontecimiento
se le ha pedido al párroco del lugar “que de una misa en acción de gracias”.
No ha mucho, la misa no se daba, se celebraba y se
adjetivaba de santa. Y el sacerdote que procedía a ello se conocía como
celebrante. El celebrante de la santa misa.
Me pregunto si al de hoy lo llaman donante. Como los
donantes de flores de la Esperanza Macarena del Mercado de la calle Feria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario