sábado, 1 de julio de 2017

PASO A STAND BY


No hay que perder las buenas costumbres y si, cada año, al llegar Julio, este viejo gacetillero guardó los trastos y se fue de vacaciones, en esta ocasión proyecta hacer lo mismo.

Dos temas sugerentes baraja para la despedida, el homenaje al recién desaparecido Maestro Pedro Morales y el triunfo de la candidatura continuista en la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo, la de los niños del Sábado Santo.

Don Pedro parecía que iba a durar toda la vida. Y ojalá que hubiera sido así, si hubiese conservado sus arrestos y esa perenne actitud de servicio a los demás que caracterizó su existencia.

Nunca negó su ayuda a los que empezaban y más de una partitura de algún compositor novel se hizo sonido musical audible merced a su colaboración y su experiencia.

Yo fui detrás de él, como antes había ido detrás de Gámez la Serna, muchas Madrugadas. No como músico de la marcial e irrepetible banda Soria Nueve, sino como celador del primer tramo de la Hermandad del Calvario. Iba el paso de la Macarena. Detrás la banda. Y a continuación yo, pegadito a la cruz arbórea de mi cofradía.

Cuando los músicos iban dirigidos por Gámez, a lo largo de toda la calle Sierpes se repetía “Pasa la Virgen Macarena” una vez y otra, pero omitiendo el suave fragmento final. Supuse que era un deseo del nazareno diputado de banda. Cuando la formación musical cástrense la heredó Morales, se alternaba con la hermosa partitura “Esperanza Macarena” que éste le compuso sintiéndose inspirado en la misma calle.

La Soledad no lleva música, pero ha dejado de ser esa virgencita triste y sola a la que dedicara el final de su pregón Romero Murube.

Se celebraron elecciones y ha ganado la candidatura que encabezaba el teniente de hermano mayor de José Ramón Pineda Llorca, artífice, siguiendo los pasos de su padre, Ramón Pineda Carmona del resurgimiento de la Hermandad.

De nada han servido a la candidatura perdedora los esfuerzos desplegados en una campaña previa a las votaciones más propia de enfrentamientos políticos que religiosos.
El batallón de chiquillos nazarenos que ha convertido este severo cortejo en un desafío para paveros puede seguir disponiendo de los mismos acertados cauces que la Junta renovada creó para su formación.

Con esto, cierro y plego. No puedo eludir la invasión terminológica y me pongo en stand by.