viernes, 28 de diciembre de 2018

PRIMER PARLAMENTO ANDALUZ



Casi cuarenta años han pasado. Y hemos cambiado una barbaridad. Aquel domingo, 21 de junio de 1982, cuando se constituyó el primer Parlamento con el que los andaluces alcanzábamos el último hito de nuestra tenaz movilización para conseguir la autonomía en plenitud de derechos dentro del marco constitucional, hacía un calor tremendo.

Y, como la técnica audiovisual aún no había alcanzado los adelantos que llegaron después, las cámaras necesitaban mucha luz con lo que, en el Salón de Tapices del Alcázar de Sevilla donde tuvo lugar el hecho histórico, hubo que instalar numerosos focos que, al encenderse, aumentaban el termómetro de forma algo aterradora

Mis recuerdos de aquel día giran en torno a este sofocante calor. Porque yo estuve allí: Fui el único comentarista de televisión que tuvo el trascendental acontecimiento. Y describí en directo toda la ceremonia en su integridad, al hilo de lo que me iban mostrando las imágenes, sin necesidad de guión previo.

El espacio de este salón, ubicado en el conocido como Palacio de Carlos Quinto se halla cerrado por paredes cubiertas totalmente por los tapices de los que procede su nombre. Los que ideara y  abocetara  el holandés Van der Goten que fueron llevados a los tupidos paños bordados describiendo  gráficamente las hazañas guerreras del monarca emperador en su campaña  mediterránea contra el Islam.

Esta fue la primera sede de la Cámara representativa de la voluntad democrática del pueblo andaluz.

Nada que ver con el monumental edificio cargado de historia que la acoge hoy, el antiguo Hospital de las Cinco Llagas en cuya espaciosa capilla se halla ubicado el hemiciclo.

En la primera ocasión, todo era improvisado. Hasta el lugar donde su ubicó la presidencia. Precisamente delante de un gigantesco tapiz que hoy, con los problemas de Cataluña, adquiere un especial significado.

Se desprende del comentario periodístico que, al recordar el hecho un año más tarde, hacía El País en su edición del 20 de junio de 1983: “Por un capricho del destino, el Parlamento Andaluz echaba a andar entre escenas de cristianos matando moros y presidido por el Montjuich y el Tibidabo, pues Carlos V partió de Barcelona para su campaña y a esa salida corresponde el dibujo del tapiz colocado en la pared del fondo detrás de la presidencia”

viernes, 21 de diciembre de 2018

FAUSTINO, HERMANO MAYOR



Escribía ayer Javier Macías en ABC que Faustino  Martínez Candau era el hermano mayor más antiguo de las cofradías sevillanas que aún permanecía vivo. Tenía 95 años.

Mi  Hermandad del Calvario informaba de su fallecimiento  y yo he recordado muchas páginas de su historia presididas por este hombre que había llegado a ocupar el máximo puesto de su Junta de oficiales por primera vez en 1956 cuando contaba treinta y tres años y se encargaba en la vida civil, tras haberse titulado en Barcelona como doctor ingeniero textil, de la dirección  de la empresa Faustino Martínez, propiedad de su familia, que, desde los dorados años veinte, ocupaba un relevante lugar en la actividad fabril desarrollada en la ciudad, en la calle Morera, como fábrica de cintería después de haberlo sido de torcidos y tejidos de seda con tintorería a vapor.

En dos ocasiones más volvió al mismo puesto cofrade: En 1965, recuperando la normalidad democrática de la corporación al fin de la necesidad de la Gestora que  la rigió desde 1963 presidida por el letrado Antonio Marra López Argamasilla, bajo la tutela del cura párroco y en 1976 que desarrolló su tercer mandato.

El 7 de diciembre de 1979, último año de su ejercicio, se inauguró la primera Casa de Hermandad del Calvario,  en la calle Bailén, que bendijo el recordado don Antonio Domínguez Valverde, vicario general del Arzobispado y Párroco de la Magdalena.

En  este acto, Faustino pronunció unas emotivas palabras describiendo cómo se había llegado a ese logro y qué significaba para la vida de la corporación durante todo el año.

Tal vez fuera ésta su última locución ante los hermanos. Uno, que había integrado con él ese grupo primitivo de trabajadores incansables al servicio de la cofradía, conocido como “los cinco magníficos” , el doctor Francisco Díaz de Urmeneta, el sastre Joaquín Alba Falcón, Joaquín Huelva Bauzano y José Luis González Campos, le pudo escuchar aquel día. José Luis se hallaba entre los asistentes.

Todos están ya en las filas nazarenas de la cofradía celeste. Faltaba el que, en tres ocasiones, los agrupaba con entusiasmo y llegó ayer.

viernes, 7 de diciembre de 2018

LA CONSTITUCION EN TV





La Constitución es una cuarentona de muy buen ver. El día de su cumpleaños hablaron de ella como se merece y en su casa, que es el Congreso, tanto la presidenta de la Institución como el monarca nacido a sus pechos, por eso se llama constitucional, la piropearon en largos y bien tramados discursos.

Vi y padecí, es un decir, la transmisión televisiva que hizo la Uno de TVE. Padecí porque no se me fueron por alto los errores y torpezas de los servidores del programa y porque, una vez más, hube de concluir en la amarga reflexión de que mis antiguos colegas no tienen arreglo.

Sobraron comentaristas. Con Ana Blanco habría sido suficiente. Ni Franganiillo, ni su compañero en el hemiciclo atinaron a desarrollar su cometido.

Se prolongó innecesariamente la presencia ante las cámaras de Nativel Preciado y Fernando Jáuregui, veteranos profesionales requeridos porque cubrieron informativamente el nacimiento de la Carta Magna, cuatro décadas atrás, que habrían estado muy bien si se hubieran limitado a desgranar sus recuerdos en vez de permanecer editorializando a destiempo.

Naufragó el operador de los rótulos en sobreimpresión, con una sucesión de reiterados errores y, para estar mal, no se libró ni el ujier de los tres galones dorados en las bocamangas, perennemente situado tras los sillones presenciales, a cuya casaca se le había desprendido la cubierta del tercer botón.

Con lo sencillo que hubiese sido proceder como debe hacerlo un comentarista de televisión que sepa su oficio. Este que se enseña en las Facultades de Periodismo. Y que consiste simplemente en describir lo que ni la imagen ni el sonido explican por sí mismos.

Claro que, cuando el encargado de este quehacer se convierte en un espectador más que desconoce la identidad de  quienes aparecen en la pequeña pantalla y su razón de estar allí, el recurso del comentario subjetivo o la lectura del guión son medios para disimular la mudez que ocasionaría la ignorancia.

Los comentaristas políticos encontrarán en este acontecimiento material sobrado para sus intervenciones en las tertulias. Yo,que nunca la política me ha dado de comer, hablo de lo que se. Y,en ocasiones, como ahora, lo siento.

sábado, 1 de diciembre de 2018

RENQUEANTE CORREOS



Antes del AVE y que el Talgo había un tren que salía de la Estación de Plaza de Armas y llegaba a la de Atocha en Madrid al que llamaban el Rápido, pero que siempre aparecía con retraso.

Pues a esta larga hilera de usados vagones y a la renqueante máquina Stevenson de vapor que tiraba de ellos he recordado cuando en mi buzón han aparecido las cartas de propaganda electoral que me envían casi todos los partidos que se presentan a las inmediatas elecciones al Parlamento de Andalucía.

Digo casi todos porque los remites son del PSOE, del PP, de Ciudadanos y de Unidos. Falta Vox que se queda sin voz. Porque no me la mandó o porque se perdió por el camino.

La tarjeta censal no ha llegado. Y tampoco me consta que mis convecinos y todos aquellos de mis alrededores de residencia hayan sido tan afortunados como yo.

El Correo de antes era más antiguo pero resultaba más eficaz. A los carteros de entonces con sus gorras de plato y sus carterones colgados del hombro, han sustituido los muchachos y muchachas de hoy de uniformes anaranjados que disponen de motos para 
las  largas distancias.

Sin embargo la carta del soldado a sus padres en el pueblo o el christmas coloreado de la familia distante no se perdían nunca. Claro que hoy no pueden perderse porque no existen ni las quintas de los servidores de la Patria ni las editoriales que impriman los christmas. Todo se resuelve a golpe de mail o de whatshap.

Si de aquí a mañana no recibo mi tarjeta censal, tendré que ir al colegio electoral donde deposité mi voto la última vez y buscar a tientas la urna que me corresponde.

Correos seguirá sin colaborar conmigo en el cumplimiento de mis deberes cívicos.