jueves, 27 de noviembre de 2014

EL MERCADO DEL BARRANCO Y LA FABRICA LA PORTILLA


Rodaba por casa de mis padres una antigua foto amarillenta que, lamentablemente, no sé dónde ha ido a parar. Mostraba una nave industrial metalúrgica en cuyo centro posaban para el retratista un curioso caballero en mangas de camisa, abrochada al cuello y cerrada por una corbata entre chalina y pajarita, con chaleco y tocado por un sombrero de bombín. A su alrededor, agachados, de pie y aun tendidos en el suelo, todos con atuendos de faena, un grupo numeroso de trabajadores.
“Tu abuelo, el maestro Francisco Garrido Bustamante, contramaestre de la Portilla, al frente de los obreros de la fábrica” Me decían.
'Portilla & White' fue una industria importante que se estableció en 1856 en Sevilla en la actual calle Arjona, junto a la Plaza de Armas, emplazamiento no caprichoso porque la situaba cerca de las vías férreas y el cauce navegable del Guadalquivir.
Dirigida por los hermanos Portilla, inicialmente operaba bajo el nombre comercial de 'La Maquinista' que hubo de cambiar ante el requerimiento de la Maquinista Terrestre y Marítima de Barcelona fundada con anterioridad y se dedicó fundamentalmente a la realización de maquinaria para barcos, bombas de riego, trabajos de rejerías y estructuras metálicas tras la entrada en la empresa de Isaias White Levis, un inmigrante inglés que llegó a Sevilla a principio del siglo XIX y, tras varios negocios que no le dieron buen resultado, inauguró una pequeña fundición en las Reales Atarazanas frente a la Torre del Oro donde se mantuvo hasta que  formó sociedad con la familia Portilla.
La fundición tenía sus propios ingenieros, que eran los que proyectaban las obras y firmaban los proyectos y un contramaestre como director de la fábrica, el hombre de la foto: Mi abuelo por parte de padre.
A la factoría sevillana se debe  la  Bodega La Concha, de Jerez, con constancia documental de que fue construida y montada entre 1868 y 1870 por la fundición
de hierro hispalense según recogió José Rosetti en su Guía de la
Provincia de Cádiz para 1872.
Y el “Mercado del Barranco”, edificado con posterioridad en 1876.
Siempre me dijeron que ambas construcciones correspondían a proyectos originales del ingeniero francés Gustavo Eiffel al que aún no habían encargado la torre parisina que le hizo famoso.
El maestro Garrido Bustamante, hombre de confianza de sus propietarios, se sentía tan vinculado a la empresa que incluso llegó a trasladar su domicilio particular a sus cercanías, arrendando una casa en el número seis de la calle Arjona en la que vino al mundo el progenitor de quien estas líneas escribe.

Hoy disfrutaría contemplando cómo la antigua nave pescadera ha quedado convertida en ese novísimo mercado recién estrenado con el que Sevilla se une a las ciudades gourmet.

domingo, 23 de noviembre de 2014

IMPRESCINDIBLE, LLEDÓ

Como la actualidad está tan cargada de noticias sugerentes, creo aconsejable  dedicar el texto de hoy a mi respetado y casi paisano el sabio escritor y filósofo Emilio Lledó Iñigo galardonado con el Premio Nacional de las Letras Españolas 2014, que concede cada año el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte para distinguir el conjunto de la labor literaria de un autor español.
Lledó es catedrático de Historia de la Filosofía, enseñanza que impartió en Alemania y España, tanto a estudiantes de bachillerato en institutos públicos en Valladolid como a universitarios de La Laguna, Barcelona y Madrid. En su último destino como profesor, que ha sido la Universidad Nacional de Educación a Distancia, ha sido vicerrector de la institución. Es doctor honoris causa por las universidades de La Laguna, Lleida y de las Islas Baleares y miembro vitalicio del Instituto para Estudios Avanzados de Berlín. Gran parte de su actividad docente se desarrolló en la universidad alemana.
Repasando su obra y deteniéndonos en su empeño de recordarnos que tenemos un pasado del que no se puede hacer tabla rasa como de manera insensata pretenden algunos componentes de las nuevas generaciones que llegan a la política, contemplamos como se agiganta su figura y se fortalece su pensamiento

El filósofo que es seis años mayor que yo, guarda conmigo un singular parecido. No por su licenciatura universitaria ni por su brillante trayectoria científica posterior, ni siquiera por su proyección internacional, sino por otra mucho más sencilla. Para expresarlo mejor, él y yo compartimos una singular coincidencia. Ambos elegimos a Salteras para pasar nuestras horas felices.Y aquí le gano: Eso lo hizo él cuando era chico. Yo, cuando me jubilé. Y lo sigo haciendo. Afortunadamente.

viernes, 21 de noviembre de 2014

INSÓLITA PROPUESTA


Mi primo Pepe me transcribe un texto que acaba de leer en “Temas de hoy”

“Visto el creciente número de propuestas insólitas para esta España nuestra, redacto otra que me parece muy buena y que se resume en la idea siguiente:
Colocar a los ancianos en las cárceles y a los delincuentes en las residencias de ancianos

De esta manera...·Nuestros ancianos tendrían acceso a una ducha todos los días, al ocio, paseos, medicamentos, exámenes dentales y médicos regulares.

· Recibirían sillas de ruedas etc.
· Obtendrían dinero en vez de pagar por su alojamiento.
· Tendrían derecho a la vigilancia continua por video, por lo que de inmediato recibirían la asistencia después de una caída u otra emergencia.
· Sus camas se lavarían dos veces a la semana y la ropa sería lavada y planchada con regularidad.
· Un guardia vendría cada 20 minutos y les llevaría sus comidas y sus bocadillos directamente a su habitación.
· Tendrían un lugar especial para recibir a su familia.
· Tendrían acceso a una biblioteca, sala de ejercicios, terapia física y espiritual, así como la piscina e incluso la enseñanza gratuita.
· Pijamas, zapatos, zapatillas y asistencia jurídica gratuita bajo petición.
· Habitación, privada y segura para todos, con un patio de ejercicios, rodeado por un hermoso jardín.
· Cada hombre de edad tendría derecho a un ordenador, televisión, radio y llamadas ilimitadas.
· También dispondrían de una habitación para sosiego sexual como medida terapéutica.
· Y, si no estaban conformes con alg, dispondrían de una junta directiva que escucharía sus quejas.

Mientras tanto:

· Los delincuentes tendrían platos fríos, se quedarían solos y sin vigilancia.
· Las luces se apagarían a las ocho de la tarde.
· Tendrían derecho a un baño a la semana
Vivirían en una pequeña habitación y por ella tendrían que pagar por lo menos 1.500 euros por mes.

Así habría justicia para todos.”

Después de esto, mi primo termina su transcripción con una frase demoledora:

Abuelo…abuela: ¡Antes de ir a la residencia mata a un político!.




domingo, 16 de noviembre de 2014

UN ENTUSIASTA JOVENCITO DE NOVENTA PRIMAVERAS



Madre mía, te suplico
que entendimiento me mandes
porque es que yo no me explico
cómo una pena tan grande
cabe en pañuelo tan chico.

Cinco renglones para una letra de saetas. La cantaba Pili del Castillo. Se la escribió Manolo Garrido, el inspirado autor de las sevillanas del “Adios” con las que despedimos sonoramente al Papa cuando vino. El poeta cumplió ayer 90 años. Hoy lo recuerda en el Diario de Sevilla con un texto precioso Carlos Navarro Antolín.
He buscado la tarjeta de visita que contiene su domicilio de siempre en la Barzola y su teléfono, de siempre también, que después del prefijo nueve cinco cuatro empieza por treinta y cinco y he charlado distendidamente con él como cuando paso por la Campana, cercano ya el mediodía y me lo encuentro sentado en su mesita habitual, delante del escaparate de la confitería, tomando, a esa hora, su café con leche del desayuno.
Hablar con Manolo es evocar esa ciudad perdida que nos parece que está detrás de la esquina, pero se ha evaporado para siempre.
En aquellos tiempos en los que cada emisora disponía de su correspondiente cuadro escénico él era compañero de dos actores radiofónicos más que trabajaban como empleados de banca en las oficinas suntuosas que tenía el Central en la Avenida de José Antonio. Garrido también lo era. Sus colegas pertenecían al cuadro de dramáticos de la emisora en Sevilla de Radio Nacional. Manolo, al de Radio Sevilla. Los primeros se llamaban Enrique Campa y Sebastián Blanch y éste último era, además, profesor en el Conservatorio. Los dos destacaban como consumados recitadores y, por si fuera poco, actores que completaban los repartos de los montajes que acometía el Teatro Español Universitario, tanto de obras extranjeras,”La hermosa gente” de Paul Saroyan  o “La guerra de Troya no ocurrirá” de Jean Giradoux, como de autores hispanos, Alfonso Sastre o Martín Recuerda siempre en el incómodo punto de mira de la censura.
Manolo Garrido no se aprendía textos escritos por los demás. Los hacía él. Y los sigue haciendo.
Noventa años no se cumplen todos los días y nadie puede negar que es una hermosa fórmula para dejar de ser octogenario.


viernes, 14 de noviembre de 2014

¿CHAMPAN?... ¿QUÉ CHAMPAN?


Mi abuela Juana María, con la gracia tartésica de sus coetáneos de la antigua Murex, hoy Villamanrique de la Condesa, decía de  quien miraba con un ojo semicerrado, como le ocurre al independentista catalán Oriol Junqueras,  que tenía un ojo “cagao”.

Esa era su frase. No la mía. Me limito a reproducirla con el cariño que me suscita su recuerdo, similar, a sensu contrario, al desprecio que me ocasiona la estilizada figura (cierra comillas) del atravesado político de la Generalitat.

Debo reconocer que me produce náuseas evocar su imagen grasienta y la de su escudero Artur Mas, inmerso éste en la burbuja que él mismo se ha creado llena de tics insoportablemente chulescos. Lo hago empujado como aquel Vicente que caminaba donde iba la gente.

Estamos a mediados de noviembre. A un mes mal contado para las Navidades. No se cómo se dice cabreado en catalán, pero imagino que los empresarios de la tierra estarán así. Sobre todo los del champán.  Vaticino que pierden el tiempo.

A Mas lo han vacunado de mesianismo y a Junqueras le vienen muy bien sus síntomas de inoculación.


En este nuevo viaje de la Bounty el iluminado president es el soberbio y orgulloso capitán Bligh, pero todavía no ha aparecido el necesario y eficaz Marlon Brando que ponga fin a la aventura suicida.

sábado, 8 de noviembre de 2014

DOÑA ANA



Hablar de ella en Noviembre tiene su morbo. La Doña Ana de hoy y de la que proyecto recordar algunas cosillas no es la novia de don Luis Mejías, el caballero gamberro que, en la obra teatral de José Zorrilla, discutía con otro de su calaña, don Juan Tenorio, en la Hostería del Laurel,  cuál de los dos había hecho  más daño con mayor fortuna.
Sabido es que, al relatar ambos sus conquistas, batallas ganadas, asaltos venturosos y otras fechorías y caer en la cuenta de que estaban empatados, deciden  una revancha en la que  esa misma noche, Don Juan debía conquistar a Doña Ana, con la que había de casarse Don Luis en tanto que Doña Inés de Ulloa, recluida desde poco después de nacer en un convento y prometida de Don Juan, sería seducida  por su amigo y competidor.
Aquella Doña Ana se apellidaba de Pantoja y no tenía hijas. La actual doña Ana no lleva el apellido y es la madre de una conocidísima sevillana que si lo lleva y al que da lustre y nombradía como estrella de la canción.
Ahora lo está pasando mal.
Doña Ana, su madre, permanece a su lado y así aparece en las fotografías de los insaciables reporteros gráficos como aquel mediodía que se nos mostró colaboradora y eficaz cuando fuimos Alberto Beato como cámara y yo como plumilla a la clínica de Fátima a entrevistarla para la Uno de Televisión tras haber dado a luz a su hijo Paquirrín.
Paquirri lo había prohibido, pero se había ausentado reclamado por algunas gestiones y aprovechamos la ocasión.
Doña Ana era Doña entonces y continúa siéndolo ahora. Nadie la ha desposeído de su dignidad. Antaño, feliz. Hogaño, preocupada y triste. Las vueltas que da la vida.


domingo, 2 de noviembre de 2014

LAS OTRAS MUERTES


Como las personas, las cosas se mueren también. Poco antes de dar comienzo el mes de los difuntos se ha muerto una librería en Sevilla, la de Repiso que estaba en el centro de la ciudad, en la calle Cerrajería. Y su extinción deja un reguero de apenados deudos entre los que nos alineamos los que escribimos y tratamos de ver en papel el fruto de nuestras cavilaciones.

Corren malos tiempos para la literatura impresa. Un catedrático que tuve en la Facultad de Periodismo de la Complutense, ya jubilado, que disfruta las horas de su retiro en un chalecito de la sierra madrileña, llevaba el otro día una bolsa de libros a la biblioteca del pueblo en cuya demarcación reside cuando alguien le advirtió que abortase el viaje porque la bibliotecaria ya se negaba a recepcionar obras en papel. Solo admitía pendrives.

Así estamos. Repiso ha cerrado por falta de ayudas. La bibliotecaria madrileña justifica su decisión por falta de sitio. En verdad en un caso y en otro lo que faltan son lectores. Los sociólogos dictaminarán por qué. Si es que disponen de tiempo y de ganas para ello, tras las extenuantes jornadas que deben pasar analizando la situación política del país.

Uno de estos sabios, el profesor Amando de Miguel, gratísimo como redactor científico y como tertuliano en grupos de analistas de radio, confesó el otro día que no tiene un duro, que solo come filetes cuando le invitan y que el toro de la crisis le ha empitonado con dos cuernos hipotecarios.


Dios nos libre. El dinero no está. Entre el clan Pujol, los pelotazos de la Comunidad de Madrid y esa ristra de asuntillos que se devanan en los juzgados andaluces por doña Mercedes y sus ilustres compañeros, se ha evaporado. ¡Así cómo van sobrar unos euros para comprar libros!