domingo, 23 de noviembre de 2014

IMPRESCINDIBLE, LLEDÓ

Como la actualidad está tan cargada de noticias sugerentes, creo aconsejable  dedicar el texto de hoy a mi respetado y casi paisano el sabio escritor y filósofo Emilio Lledó Iñigo galardonado con el Premio Nacional de las Letras Españolas 2014, que concede cada año el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte para distinguir el conjunto de la labor literaria de un autor español.
Lledó es catedrático de Historia de la Filosofía, enseñanza que impartió en Alemania y España, tanto a estudiantes de bachillerato en institutos públicos en Valladolid como a universitarios de La Laguna, Barcelona y Madrid. En su último destino como profesor, que ha sido la Universidad Nacional de Educación a Distancia, ha sido vicerrector de la institución. Es doctor honoris causa por las universidades de La Laguna, Lleida y de las Islas Baleares y miembro vitalicio del Instituto para Estudios Avanzados de Berlín. Gran parte de su actividad docente se desarrolló en la universidad alemana.
Repasando su obra y deteniéndonos en su empeño de recordarnos que tenemos un pasado del que no se puede hacer tabla rasa como de manera insensata pretenden algunos componentes de las nuevas generaciones que llegan a la política, contemplamos como se agiganta su figura y se fortalece su pensamiento

El filósofo que es seis años mayor que yo, guarda conmigo un singular parecido. No por su licenciatura universitaria ni por su brillante trayectoria científica posterior, ni siquiera por su proyección internacional, sino por otra mucho más sencilla. Para expresarlo mejor, él y yo compartimos una singular coincidencia. Ambos elegimos a Salteras para pasar nuestras horas felices.Y aquí le gano: Eso lo hizo él cuando era chico. Yo, cuando me jubilé. Y lo sigo haciendo. Afortunadamente.

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