jueves, 28 de junio de 2012

Pérez Puig y el TEU de Sevilla

Me vienen a la memoria amarilleados recuerdos del Teatro Español Universitario, aquel TEU en el que los universitarios de la época, la de Mariacastañas, como puede suponerse, atraidos por el mundo escénico nos atrevíamos a abrir rendijas de cultura y libertad en el sórdido mundo de la represión y la censura. En 1956, el mismo año de la creación de Televisión Española, se incorporó a ella el director y realizador Gustavo Pérez Puig que ha fallecido a principios de semana en un hospital de Madrid Gustavo había debutado con 22 años como director en el Teatro Español Universitario, convirtiéndose en el director de escena más joven del país y en aquellos días había estrenado 'Escuadra hacia la muerte' de Alfonso Sastre, y 'Tres sombreros de copa' de Miguel Mihura. Las dos osamos llevarlas a la escena, con los solos medios, harto escasos, como es facil colegir, que había puesto a nuestra disposición el rector, los componentes del TEU del Distrito Universitario de Sevilla. La primera, que estaba muy perseguida por los censores del Régimen, había sido tildada de antimilitarista. Aquí la representó un elenco en el que se encontraban Sebastián Blanch, Manolo Rubio,Vicente Pascual Pichardo, Mariló Naval… y este bloguero que redacta las presentes líneas. Todos bajo la dirección de Mario Barasona. “Tres sombreros de copa” sigue siendo la conocida comedia de Mihura y en aquella ocasión encontró un magnífico director escénico, Luis Calvo, y unos actores que abandonaron las aulas de las distintas facultades para dar vida a los esperpénticos personajes salidos de la fértil imaginación del escritor. Antonio Alcazar, un muchachote guapetón, de atlética apostura, del que intuyo que se había enamorado Calvo, elegido como principal intérprete, dejó para siempre el Derecho Romano y los otros librotes de leyes, para consagrarse a la escena en la que llegó a ser un secundario bastante cotizado… Roberto Dorado, compañero mío más tarde, en RTVE, consiguió una irreprochable y feliz creación del personaje de Don Sacramento… Gustavo Pérez Puig vino a vernos al teatro San Fernando, en el que desarrollábamos la atrevida hazaña. Y nos felicitó. Sus palabras fueron para nosotros como un diploma. Por ahí guardo alguna que otra foto en blanco y negro de las escenas en las que yo intervenía- ¡Ay, qué tiempo aquel!

viernes, 22 de junio de 2012

Banqueros enfadados

Cabreados, diría mejor. Y no banqueros, sino bancarios. Que banqueros demostraban ser los orondos caballeros de levita y humeante puro que, tocados de chistera y con agresiva leontina, perfilaban los dibujantes del TBO sin que hiciera falta complemento literario alguno para definirlos. Bancarios eran y siguen siendo, los otros. Los trabajadores probos. Los cumplidores a ultranza, los profesionales como la copa de un pino. Los inteligentes, honrados y excelentes conocedores de su oficio, siempre, o habitualmente, mal pagados, al menos para su categoría que, si querían comprarse un Seiscientos y pasarse con la familia quince días en la portuense playa de la Puntilla, tenían que hacer doble jornada laboral. En la época en la que no habían aparecido aun los ordenadores, cogía un bancario de esos una columna numérica de cien o doscientos renglones y te la sumaba en un santiamén. Y si llegaba la hora de cerrar, cuadraban el Debe y el Haber al céntimo. Al céntimo, de verdad, que si las sumas no coincidían aunque fuese por una sola centésima de peseta, asomados al pupitre contable se quedaban hasta que encontraban el motivo de la diferencia. A un compañero mío, que trabajaba nada menos que de Cajero del Banco de España, le dio por el periodismo e invertía las tardes en una prestigiosa emisora de radio. Un concuñado de mi mujer que estaba colocado en el Banco Alemán gastaba las deshoras en una conocida sombrerería. Y, cuando yo pedí la excedencia en Radio Nacional y acepté que me contrataran como director de la delegación en Sevilla de una conocidísima en aquellos días, agencia de publicidad madrileña , me pidieron los mandamases de los madriles que la “contabilidad oficial” es decir aquella que por fuerza tenía que ser ortodoxa y bien presentada, estuviese a cargo de un empleado de banca. Así era la cosa. Y sigue siendo. Entonces, qué pasa. ¿Qué, de pronto, a esta grey de honrados, sabios, capaces y esforzados obreros de los números y los balances los han convertido en monstruos de las finanzas? ¡Qué va! Hay que ver bien el panorama- No son los Bancos españoles los que han llevado al país a la alucinante situación que conocemos sino la delicada situación de ciertas Cajas, en las que la gestión de políticos y sindicalistas ha producido agujeros de dimensiones exorbitantes. Por eso se han resquebrajado algunas aunque, paradójicamente, se crearon para librar a los trabajadores de la usura cuando se denominaban Montes de Piedad. Los sueldos desmesurados, las jubilaciones escandalosas, la colocación de conocidos, parientes y demás afectos… los créditos sin avales serios… En opinión de no pocos reconocidos editorialistas de la Economía, esto es lo que ha hundido al sistema. Y ahora alguno de los componentes de estas epidemias que nos acogotan, las clases política y sindical, les echan la culpa a ellos, a los profesionales de verdad. ¡Vamos, hombre!... ¿Dije antes enfadados?... Enfadados, no. Cabreados. Más aún, cabreadísimos. ¡Cómo para no estarlo!

lunes, 18 de junio de 2012

De Ateneos, premios literarios y otras zozobras incomprensibles.

Antes de que nuevamente vuelva a enterarme de que un grupo de considerados ateneístas insistan en su democrático, aunque no por ello menos lamentable deseo, de querer poner en la puerta de la calle al bueno del doctor Alberto Máximo Pérez Calero, que es hasta ahora el presidente de la llamada Docta Casa, me entero del resultado del XLIV premio literario al que honra el histórico nombre de Ateneo de Sevilla y que ha conseguido en esta ocasión un caballero que se dedica a la misma profesión que un servidor, al periodismo. El afortunado se llama David Tejera, y que sea por muchos años. Es un periodista y escritor joven. Nació en Madrid en 1967 y, ¡ojo al dato! que diría el siempre recordado José María García, hace justo diez años ganaba el VII Premio Ateneo Joven de novela por su obra “La senda de los locos”. Evidentemente es una premonición. No para él, sino para todos los periodistas escritores de novelas que habemos por aquí y no hemos sido capaces de caminar por la misma senda. Vienen a mi memoria, así a bote pronto, firmas tan áureas como las de Eva Díaz Pérez, Fernando Carrasco, José Luis García, Julio Martínez Velasco, Joaquín Arbide , Rafael Moreno a cuya larga lista puede añadirse la de otros reconocidos literatos que dieron a la luz excelentes narraciones tales como Aquilino Duque, Antonio Burgos, Carlos Muñiz Romero, Julio Manuel de la Rosa, etc. hoy distanciados de la tarea novelística quiero suponer que transitoriamente para tranquilidad de mi placer de lector La mayoría de los que hoy publicamos, y me meto yo también, que tengo dos novelitas por ahí, dejando a un lado el podium donde instalar a Eva que se elevó hasta rozar el Nadal, nos conformamos con ser atendidos por las esforzadas editoras locales, Almuzara, Jirones de Azul, Rosa Libros o Guadalturia No se si alcanzaré a vivir diez años más. Dificilillo lo tengo. Pero me atrevo a suponer que mis nietos serán testigos de la entrega del Premio Ateneo viejo, que, auspiciado con una importante dotación económica, igualmente será editado por Algaida y que, cosa extraña, ganará también David Tejera.¡Ole! ¡Y usted que lo vea!

sábado, 16 de junio de 2012

Aquel nazarenito del Buen Fin

Conté yo en mi Pregón de Semana Santa del año noventa (veintidós Domingos de Ramos atrás porque el tiempo corre como una cruz de guía bajo la lluvia) el pequeño drama infantil de un niño que no pudo salir de nazareno. Al referirme al Buen Fin, dije entonces que “Una vez había un nazarenito chico contemplando la Cofradía detrás de los cristales de un balcón. Padecía hepatitis. El médico le había prescrito reposo absoluto y no podía salir. La pequeña túnica, el cordón franciscano y el capirote estaban en una silla y el chiquillo mojaba con sus lágrimas la tersa superficie de los cristales llenándola de churretes. El fiscal del paso miró casualmente hacia arriba, lo vio y mandó que se lo pararan. Lo mantuvieron un rato así para que el chiquillo pudiera contemplarlo a placer. Luego se lo levantaron a pulso y se lo llevaron muy lentamente a los compases de una marcha procesional. Hoy ese chiquillo rubio, que es un mocetón fuerte, se mete todos los años bajo las trabajaderas de ese mismo paso y es uno de los costaleros de su cuadrilla. Y suele arrastrar con él siempre a otros de su familia. El pregonero los conoce a todos porque se trata de sus hijos” Podría suponerse que Javier, aquel niño que pugnaba por no hacer pucheros y luego llevó a Cristo sobre sus hombros en esa singular ofrenda de “ser el viril de Dios”, como dijera el Padre Cué, continúa poniendo su experiencia y su esfuerzo al servicio de esa encomiable tarea común de pasear por las calles el hermoso crucificado que efigiara Sebastián Rodriguez… pero no es así. Sigue de costalero, pero ha tenido que reconducir su indeclinable vocación a la faja y al costal. Desde hace unos años no saca al Buen Fin sino al Señor que bendice el pan en el misterio de la Sagrada Cena. Cosas de Cofradías. Tengo para mí que, si en las cercanas elecciones, gana la candidatura de Juan Manuel Feria, en la que figura Javier como Diputado de Formación, volverán a la Hermandad muchos costaleros veteranos a quienes un día, en la circunstancia anterior o en cualquier otra parecida, un fiscal con sensibilidad y espiritu cofrade les paró el paso delante del balcón.

jueves, 14 de junio de 2012

Dos pañuelos

Como todos los santos tienen octava voy a aprovechar la prórroga para felicitar a mi admirado amigo y compañero Antonio Burgos. Y lo voy a hacer a pares como recuerdan los viejos aficionados de la Maestranza que sacaba los pañuelos don Tomás León, aquel presidente romerista desde el sombrerito con el que se tocaba cuando iba por la calle hasta la punta de los zapatos, cuando Curro después de una de sus faenas de ensueño había hecho doblar al toro de una certera media estocada. Dos pañuelos para Antonio.Uno por el día de su santo que fue el trece como ocurre todos los años. Otro, por su artículo del ABC de ese día, que fue como un pañuelo más, ese de las lágrimas contenidas que se asomaba en los puertos de mar flameando en las manos de los que despedían a los que se iban en el barco de los suspiros de España a la busca de mejores horizontes. Y el treinta y uno de julio, que es el de la onomástica de los Ignacios, tendré que hacer lo mismo en honor de Ignacio Camacho, autor del otro artículo que se publica en la misma página y que viene a ser, para seguir con el mismo símil marinero, como la mitad complementaria del binocular con el que ambos maestros del periodismo actual contemplan y analizan la despedida de Javier Arenas. Burgos la simplifica con una frase que lo dice todo y de forma tan clarita que ya quisieran los estrategas del PP disponer de muchos alumnos suyos para explicar y llevar al gran público no pocas de sus decisiones: “La renuncia de Arenas es como si Del Bosque tuviera que dimitir porque le ha ganado a Irlanda “solo” por 3 a 0” Con el acuerdo postelectoral del PSOE e IU, nada menos que 1.567,207 andaluces se han sentido burlados. El mayor porcentaje de votantes a un solo partido. Todos los que se inclinaron por Javier que, ay, no consiguió mover a los comodones que pensaban ir a votarle también, pero que se quedaron en casita. ¿A dónde va Arenas en su enésima transición?. El olfato político de Camacho lo apunta en su “raya en el agua”: (No se desprendan del periódico de ese día. Está en la página quince) “Aunque ya cuelgan muchos retratos suyos en las paredes de los Ministerios, cabe conjeturar que aun habrá sitio para otro más en esta legislatura que se va a hacer muy larga” Y todo con la espinita de no haber podido entrar con su maletón de votos en el Palacio de San Telmo porque, como podía leerse al final de un comentario a la noticia publicada en el Diario de Sevilla “…. A algunos andaluces les da igual ocho que ochenta. Lo importante es que la cerveza esté fresquita”

martes, 12 de junio de 2012

Reloj nocturno

A las tres y veinte de la madrugada Carlos se encuentra en su casa. Un apartamento reducido en el que vive solo tras haberse divorciado.Lo se porque a esa hora me envía un correo informático contestando algunas dudas que me han salido al paso deteniendo el avance de la redacción del capítulo ocho de mi nueva novela. No hay respuestas ni en Wikipedia ni en las hemerotecas ni en los libros. Solo él puede contestar. Y lo hace. Imagino que con los ojos cargados de sueño y el ánimo arrugado de nostalgia y decepción. Carlos es de mi edad. Algo más joven. Siempre se dedicó a la enseñanza privada. Vive hace menos de un año en una ciudad costera tras la ruptura de su matrimonio. Cada escapada nocturna le hace recapacitar en la tiranía de los años y, cuando se van, en el hueco que dejan sin rescate posible. A las tres y veinte de la madrugada, mientras mi amigo Carlos atiende mi consulta y repasa el texto que ha escrito haciendo acopio de sinónimos, unos dedos suaves, como de pétalos de rosa, acarician mi mejilla despertándome. -- Abuelo – oigo que musita en mi oído una voz hecha susurro – No me deja dormir una pesadilla. Tengo miedo. Ábreme un hueco entre la abuela y tú. Enciendo el portátil de la mesita de noche y veo alumbrada la figura de mi nieta en su pijama rosa aguardando anhelante mi reacción. Entra en el lecho. Se acurruca a mi lado. Y se queda inmediatamente dormida. Carlos, mi amigo y asesor, habrá pulsado la pestaña del ordenador que pone “enviar”, con cuyo gesto impulsará el vuelo de su escritura que yo leeré a la mañana siguiente. Entrará en su cuarto de baño y se limpiará los dientes, borrando de su boca el último vestigio de los besos de esa alumna interesada y complaciente con la que ha compartido el penúltimo trago en el bar de copas. Una ojeada distraída al bote de tintura para su cabello le avisará que está llegando a su final. Mañana deberá reemplazarlo por otro. Su cama está fría. Cada vez la encuentra más gélida cuando se introduce entre las sábanas. Cae la media desde el reloj de la torre cercana. A las siete sonará el despertador. Pretende descansar y alejar todo eso en lo que no quiere pensar nunca. Pero piensa en ello sin remedio. Mi nieta se adueña de más de la mitad del sitio que le corresponde y me empuja al borde del colchón. Sonrío y me duermo profundamente.

sábado, 9 de junio de 2012

Procesos electorales

Tema tienen los compañeros dedicados a la información cofrade aunque empecemos la progresiva lejanía de la pasada Semana Santa, se haya caído del almanaque el florido mayo y el eucarístico junio vaya por la mitad. Los procesos electorales de las corporaciones se abren como prolíficos viveros de noticias e insoslayable invitación de reportajes. Tampoco este modesto blog pretende evitar el contagio de tan sugestivo asunto y para cubrirlo, este plumilla antiguo que es su redactor se ha apretado los cascos obteniendo algunas consideraciones, hijas más de su voluntarismo y la experiencia de la edad, que de alejados y adormecidos recuerdos de situaciones parecidas. Para empezar debe confesar y confiesa que le parece muy bien que en vez de una candidatura sean dos. No más. Subir desde tres puede crear dispersión de esfuerzos. En sentido opuesto, se pronuncia en contra de cualquier obstáculo que pueda imponer a esta confrontación la junta actual. Y menos si ésta avala una candidatura recomendada por ella, esa que antiguamente solía llamarse “junta orientadora”. Sugiere que los nacientes grupos con vocación de rectores cofrades mantengan una mezcla si cabe perfecta entre la juventud y la segunda y hasta la tercera edad. Y que los hermanos más veteranos que la apoyen no escondan la cara, sino que se hagan ver y justifiquen su postura. Por supuesto que la primera decisión que adopten, antes incluso de manifestar su entrada en liza, sea abrir su sitio oficial en Internet. Que esta presencia se mime y se ponga al cuidado de profesionales y expertos y que, a través de ella, se puedan conocer propósitos, componentes y forma de tomar contacto. Que haya alguien que entienda esto del periodismo que puede resultar peligroso y hasta nefasto en manos inexpertas, sobre todo si pretende ser ejercido por quien carece de físico adecuado para enfrentarse a una cámara o de voz y locución para dominar un micrófono. Y, sobre todo, que florezca la ilusión y no la crítica, los proyectos y nunca las reconvenciones, el sentido fraterno y jamás la argucia política. (Si se le ocurre algo más volverá sobre el tema. Ojo: sin que pueda pensarse que este plumilla pretenda dar clase a nadie. Muy al contrario, se sienta en el último banco y se pone a aprender un poco más cada día)

martes, 5 de junio de 2012

Un joven empresario

Afortunadamente detuve en Giralda TV el zapping que llevaba a cabo cuando Cristóbal Cervantes recibía a Miguel Rus el joven representante de los empresarios sevillanos elegido recientemente. En el breve esbozo que el presentador hizo del entrevistado destacó que la elección fue por unanimidad. Matizo: textualmente dijo “por aclamación” que es más contundente y ofrece elevada probabilidad de reflejar mejor la opinión mayoritaria de la asamblea. El joven presidente de la CES pertenece a una familia de empresarios dedicados a la construcción y sostiene en sus declaraciones, realizadas con voz atenuada y culto seseo andaluz, abundantes referencias a su padre, a su tio Salvador y sobre todo a su abuelo. Me enganchó tanto la coherencia y el inteligente sentido de las declaraciones de este muchacho que aguanté el diálogo hasta el final. Luego me quedé haciendo un resumen mental de lo que había oído destacando la necesidad urgentísima de que la sociedad joven y emergente abandone esa perniciosa y suicida crítica impuesta por políticos y sindicalistas de paupérrimo argumentario pasado de moda que sataniza a todos aquellos (pocos ya y parece que, cada vez, menos) que desean ser gerentes en vez de funcionarios. Difícil empeño porque creo que solo Francia nos gana en número de empleados públicos y, de fronteras adentro, hemos ido multiplicando de manera exponencial el número de los que se han ido agarrando al borde de la olla oficial en vez de acariciar el sueño de disponer de su propia empresa. Creo haber entendido que han encargado al Culebra de la serie televisiva Los Protegidos un spot para la difusión de mensajes en este sentido. Falta les va a hacer de todos sus poderes extraordinarios para lograrlo.

sábado, 2 de junio de 2012

Recordando a Paco Anglada

Ayer mismo manejaba yo viejas fotos, por fortuna todavía no amarilleadas por el tiempo, de la histórica Radio Nacional, emisora de Sevilla, y apareció una de la redacción en la que están en torno a una mesa don Antonio Rubio (Rubio y Sanz, que también era periodista de El Correo y al que, por su seriedad, su edad y su porte, siempre antepusimos el don a su nombre de pila) y Salvador Recio. Tras la mesa, que era la del redactor jefe, se hallaba sentado Paco Anglada que acababa de ser nombrado para ese puesto en el que poco después tropezaría seriamente con el delegado de Información y Turismo en Sevilla lo que le costó un traslado a Oviedo y a mí que salí en su defensa estuvo a punto de proporcionarme otro, ambos a propuesta del Ministro que era Manuel Fraga Iribarne. (“El Iribarne” cuentan que le llamaba Franco después de lo del tiro que se le escapó en la cacería y así le nombramos nosotros desde entonces). Últimamente veía a Paco una o dos veces al año. Siempre, al coincidir, junto a unos pocos más, en la misa del Patrón, San Francisco de Sales, en la Iglesia del Monasterio de las Salesas. De tarde en tarde cuando nos cruzábamos en la calle cerca del Palacio Arzobispal o en las proximidades de los estudios de la Cope en cuya cadena presentó, casi hasta alcanzar la altura de sus ochenta y tres años, el informativo religioso “Iglesia Noticia”. Anglada era periodista de vocación y de carrera. Habia nacido en Menorca, estudió en Barcelona y se enamoró en Sevilla de una trianera con la que tuvo cinco hijos, muerta trágicamente en un accidente que cubrió de sombras el resto de sus días. Me entero de su fallecimiento ojeando la prensa de la jornada. Pero ya no puedo ir ni a su entierro ni a su funeral oficiado a la Incomoda hora de las nueve y media de la mañana. Viene a mi memoria el desbordado papel que protagonizó en las labores de información y socorro ante los damnificados de las inundaciones de 1961 mediando ante el ministro sin cartera Pedro Gual Villalbí, su amigo desde que cursó la carrera en un local cedido por el Ateneo barcelonés cuando éste lo presidía y me sigue rebelando que continuemos regalando premios y distinciones a los que pasaron fugazmente por la ciudad y posterguemos en el más indignante olvido a profesionales que, como éste, la eligieron para servirla y permanecer en ella. “Iglesia noticia” era un programa que nos resumía la actividad eclesial del arzobispado hispalense con fórmulas radiofónicas posiblemente superadas, pero mantenidas por este menorquín, laborioso y sincero, que ahora nos ha dejado para siempre.