sábado, 9 de junio de 2012

Procesos electorales

Tema tienen los compañeros dedicados a la información cofrade aunque empecemos la progresiva lejanía de la pasada Semana Santa, se haya caído del almanaque el florido mayo y el eucarístico junio vaya por la mitad. Los procesos electorales de las corporaciones se abren como prolíficos viveros de noticias e insoslayable invitación de reportajes. Tampoco este modesto blog pretende evitar el contagio de tan sugestivo asunto y para cubrirlo, este plumilla antiguo que es su redactor se ha apretado los cascos obteniendo algunas consideraciones, hijas más de su voluntarismo y la experiencia de la edad, que de alejados y adormecidos recuerdos de situaciones parecidas. Para empezar debe confesar y confiesa que le parece muy bien que en vez de una candidatura sean dos. No más. Subir desde tres puede crear dispersión de esfuerzos. En sentido opuesto, se pronuncia en contra de cualquier obstáculo que pueda imponer a esta confrontación la junta actual. Y menos si ésta avala una candidatura recomendada por ella, esa que antiguamente solía llamarse “junta orientadora”. Sugiere que los nacientes grupos con vocación de rectores cofrades mantengan una mezcla si cabe perfecta entre la juventud y la segunda y hasta la tercera edad. Y que los hermanos más veteranos que la apoyen no escondan la cara, sino que se hagan ver y justifiquen su postura. Por supuesto que la primera decisión que adopten, antes incluso de manifestar su entrada en liza, sea abrir su sitio oficial en Internet. Que esta presencia se mime y se ponga al cuidado de profesionales y expertos y que, a través de ella, se puedan conocer propósitos, componentes y forma de tomar contacto. Que haya alguien que entienda esto del periodismo que puede resultar peligroso y hasta nefasto en manos inexpertas, sobre todo si pretende ser ejercido por quien carece de físico adecuado para enfrentarse a una cámara o de voz y locución para dominar un micrófono. Y, sobre todo, que florezca la ilusión y no la crítica, los proyectos y nunca las reconvenciones, el sentido fraterno y jamás la argucia política. (Si se le ocurre algo más volverá sobre el tema. Ojo: sin que pueda pensarse que este plumilla pretenda dar clase a nadie. Muy al contrario, se sienta en el último banco y se pone a aprender un poco más cada día)

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