sábado, 28 de febrero de 2015

MORITURI PARA SUSANA

  
No he querido amargarle el día a mi presidenta aunque parece que su día, lo que se dice su día, está más cerca de la Casta, de don Hilarión y de la Virgen de la Paloma. Y me apresuro a aclarar que la primera palabra del título puede estar dirigida a ella si completo el latinajo rematando la frase que los gladiadores romanos destinaban al Cesar. Morituri te salutant excelentísima Susana. Los que vamos a morir no en cruenta lucha sobre la arena del circo, sino en hospitalaria cama heridos de muerte por ese falaz enemigo que se llama DNI.

Y ¿sabe vuecencia dónde apetecemos espicharla?... Pues no exactamente en esta feraz Andalucía que usted ensalza con la boca de la coba y la zalema del gesto, sino en ese Madrid que dicen que desea con toda su alma y su vocación de política avezada e intuitiva.

Morir en Andalucía, respetadísima presidenta, es carísimo. No solo para el que se va al otro barrio, sino para los que se quedan en este a quienes sus funcionarios probos pueden empezar a perseguir desde el mismo momento del funesto desenlace en demanda del pago riguroso del Impuesto de Sucesiones.

Y no me vaya a decir que la culpa es de Rajoy porque a don Mariano nadie le ha dado vela en este entierro. La culpa es suya, de usted, señora mía.

La única solución es mudarse a Madrid y permanecer allí como mínimo cinco años antes de tirar la cuchara.

Se lo voy a decir clarito con lenguaje de recaudador de alcabalas.

La heterogeneidad de legislaciones autonómicas en torno al Impuesto de Sucesiones y al Impuesto de la Renta, ha convertido a la Comunidad de Madrid en la región más ventajosa y a Andalucía en la más cara.

Para pagar menos sin hacer trampa la fórmula es cambiar de domicilio fiscal porque el régimen tributario  que se tendrá en cuenta para liquidar Sucesiones será el de la Comunidad «en la que se haya residido más tiempo durante los últimos cinco años previos a la sucesión».

Los expertos recomiendan no jugársela en este tipo de estrategias. Irse a Madrid es irse a Madrid y vivir allí. Pero vale la pena. Los hijos, los nietos y demás parientes y afectos lo agradecerán qué duda cabe.


Doña Susana,el próximo día de nuestra tierra lo podremos celebrar juntos por la calle de Alcalá.

jueves, 26 de febrero de 2015

EL PADRE SANGRAN


No recuerdo bien ahora si los estudios en Sevilla de Radio Nacional estaban todavía en San Pedro Mártir o ya se habían trasladado a una cualquiera de las ubicaciones que siguieron. Carezco de la precisión necesaria para localizarlos en Marqués de Paradas o en República Argentina. Para lo que voy a contar no importa mucho. El caso es que una tarde entró en ellos un curita joven, con trazas de haber sido ordenado recientemente, al que la dirección había aprobado un programa que empezó a realizar de inmediato, “El evangelio es formidable”.

Se llamaba Joaquín Sangrán Medina, era jesuita y acaba de morir. Pronto nos hicimos amigos y desde aquellos lejanos días ha permanecido esta relación cordial que se acentuó cuando, ocupando yo la dirección de Radio Popular, hicimos juntos un viaje a Tierra Santa invitados por la TWA en un vuelo inaugural en Jumbo a Tell Aviv.

Si inolvidable fue para mí visitar Roma teniendo a otro seguidor de San Ignacio, el Padre Sobrino, como ocasional guía, aun me produjo una más profunda huella el recorrido por la tierra de Nuestro Señor escuchando al padre Sangrán.

Unos incomprensibles problemas burocráticos con las autoridades de la zona aquellos días nos retuvieron más jornadas de las previstas en Atenas en el viaje de vuelta y el Padre Sangrán hizo gala de su cultura como traductor de griego, lengua que aprendí mal y detesto desde entonces pero que él dominaba haciendo fluidas las relaciones con los naturales del país.

Mientras  visitaba un monasterio ortodoxo me eché a la calle en busca de una farmacia para adquirir pastillas contra un dolor de cabeza que venía martirizándome. Entré en la primera que halle en mi paseo con la cruz encendida. El farmacéutico no hablaba español, ni francés… un poquito de inglés… y griego. Pero era un hombre  perspicaz. Apenas empecé a describir en la lengua de Shakespeare mi malestar, me atajó diciéndome:

- Ah... aspirine
-        
a   Comprendí entonces lo conveniente que era caminar al lado del Padre Sangrán.

Muchos a lo largo de su vida lo habrán comprendido también

viernes, 20 de febrero de 2015

ENSAYO PARA UNA INICIATIVA INSOLITA


  
Y sigo porque me toca. Creo que debo hacerlo. Después de la propuesta diseñada en el último comentario publicado en este blog que titulé “Doble cortejo, doble Campana” me parece conveniente refrescar la memoria recordando que nunca ha habido sillas en la avenida más allá de la puerta de San Miguel y menos se han situado escalonadas en una grada que puede ser hasta empinada, ni tampoco las cofradías con abundante número de nazarenos han creado dos cortejos de acompañamiento, uno de ida y otro de vuelta. 

Ni han entrado a la Catedral por la puerta del Príncipe, aunque estuvieran a punto de hacerlo.

En la Cuaresma de la Semana Santa de 1999, mi compañero y amigo, recordado siempre entrañablemente, Chano Amador, al que acabo de enterarme por Arte Sacro que han dedicado la última edición del Proemio, y yo hicimos en el programa “Carrera Oficial” de Giralda TV una serie de reportajes sobre los problemas que creó la restauración de la Puerta de San Miguel.

El canónigo Francisco Navarro, que era entonces el mayordomo del templo, nos dio todo tipo de facilidades aportando unos planos que luego pasaron a sustentar el proceso de entrada de los pasos en una simulación informática.

Los pasos se enfrentaban, apenas trasponían la puerta, con el monumento a Colón que no se movía de su sitio y al que orillaban por su derecha, pero había dos que no cabían: el de misterio de la Exaltación, por su extensión y el de Santa Marta por su achura.

Hubo que desmontar la cancela exterior y el cancel de caoba y comprobar el espacio que dejaban con un medidor laser, cuya aplicación desveló que la puerta del Príncipe es casi un metro más ancha que la de San Miguel y más alta.

Hecho esto y ratificado que cabían el paso más largo y el más ancho, aquella Semana Santa todas las cofradías estuvieron a pique de tener que  penetrar en la Catedral por esta puerta hasta que  Triana, al ser consultada  dijo que no y obligó a los calonges a quitar los andamios de la puerta de San Miguel.

Quedó,pues, cerrada la puerta tambien llamada de Colón  tras la que permanece el monumento que hiciera Mélida para la Catedral de la Habana y del que dijera un ingenioso cofrade:

Al contemplar el sepulcro
de tan bizarro almirante
nos dan ganas de decir:

¡Venga esa derecha alante!

domingo, 15 de febrero de 2015

DOBLE CORTEJO, DOBLE CAMPANA


Como terminé el último texto que colgué en esta bitácora hablando del nacimiento e inicial desarrollo de la Carrera Oficial y ahora sitúo en cabecera y como titular de éste las cuatro cabalísticas palabras que acaban de leer, entiendo que debo aplicarme sin demora a la aclaración de su significado.

Doble significa multiplicar por dos; cortejo, la composición en tramos sucesivos de una procesión penitencial; Campana, el enclave geográfico, oasis y triunfadora meta de las cofradías que la toman como apoteosis para su lucimiento.

Y ya está. Todo dicho sin decir nada porque ahora procede su explicación.

Hay que partir para ello de una realidad confortadora y optimista. Los problemas de la organización de los recorridos cofrades que en estos días se han agudizado con los de la Madrugada llegando incluso a forzar la dimisión del delegado del Consejo, tienen una raíz común: el aumento de los nazarenos y el crecimiento, igualmente fácil de comprobar, del público que desea ocupar  sillas en la carrera.

En este último aspecto es notable la información divulgada en el Diario de Sevilla poniendo de manifiesto cómo el Consejo de Cofradías ha recibido peticiones para ocupar una localidad en la Carrera Oficial de la Semana Santa que equivaldrían a sumar 26.562 nuevos asientos a los 34.000 ya existentes.

Conviene, pues, afrontar sin demora el alargamiento de este recorrido unitario. ¿Por dónde hacerlo?... Esa es la cuestión debatida siempre. Desde mi punto de vista, por el final: Las cofradías dejarían de entrar en la Catedral por la Puerta de San Miguel y lo harían por la del Príncipe, tras haber ampliado su itinerario por Fray Ceferino.

En ese espacio frontero al edificio de Correos podría montarse una tribuna con esplendidas perspectivas de la venida de las Hermandades que haría las delicias de las cámaras de la tele. Una segunda Campana si cabe de mayor atractivo y esplendor que la actual.

Y, si crece sin parar el número de nazarenos, ampliemos sus posibilidades de salir en la cofradía: creemos un doble cortejo. Uno de ida, del templo a la Catedral y otro de vuelta, de la Catedral al templo.

Dos ideas. Dos proyectos. Dos soluciones. Pueden parecer insólitas… A mí me parecen factibles.

miércoles, 11 de febrero de 2015

LA ENSEÑANZA DE LOS COSTALEROS



Hay dos cuestiones cofrades ante las que no doy mi brazo a torcer. Sin pretender ni muchísimo menos imposición alguna de mis criterios y lejos, en las antípodas, dicho sea por situarme en una inalcanzable distancia, de alentar cualquier atisbo de concurrencia forzada. La reestructuración de la Carrera Oficial y la modificación de la Madrugada.

A mi parecer están estrechamente relacionadas entre sí y, aunque de la primera se hable poco en estos días porque todo lo ocupa la preocupación por encontrar solución a la segunda, la traigo aquí a colación como peldaño inicial en la empinada escalera que hay que coronar hasta alcanzar una solución plausible.

Sabido es que la Carrera Oficial tiene su origen en el Sínodo de 1604 en el que el Arzobispo Cardenal Niño de Guevara, para tenerlas bien controladas, obliga a todas las cofradías de penitencia a que se sometan a un recorrido común que confluya en la Catedral.

Lo hacen partiendo desde la Plaza de San Francisco, punto de cita tradicional de los sevillanos para el dolor y el gozo. Para las ejecuciones públicas y para los encuentros festivos. Y así, desde sus inicios, la Carrera se extiende escasamente desde la fachada trasera del Ayuntamiento a la Catedral. Pero pronto empieza a crecer y lo hace prolongándose por la calle Sierpes hacia la Campana.

En este enclave urbano viene a situarse el itinerario común de las procesiones penitenciales inamovible a través de los siglos y engrandecido en la época presente con la multiplicada difusión de los medios radiofónicos y televisivos.

Llegar hoy a la Campana ha venido a ser para algunas cofradías un acontecimiento si cabe más importante que alcanzar la Catedral y los cortejos de muchas de ellas se alargan tanto que su lento desfile puede resultar insoportable a los ojos de los espectadores. Sobran nazarenos.

Este es un hecho objetivo causa de muchos problemas. El del encaje de la Madrugada también. ¿Por qué no hacer como los costaleros? Nuevamente nos dan una lección, la de los relevos. ¿Por qué tenemos tanto miedo a trasladar este sistema a los tramos penitenciales de esas cofradías con exceso de papeletas de sitio?...

Sigo pensando en ello.

martes, 3 de febrero de 2015

ELEMENTAL, QUERIDO WATSON


Lo siento por él y, aún más, por las cofradías de la Madrugada. Vázquez Perea se ha tenido que marchar. Ha abandonado sus esfuerzos para conseguir esa cuadratura del círculo del encaje de las hermandades cada vez más crecidas en la suma total de nazarenos por las inelásticas calles habituales con horarios inflexibles de puntualidad germánica.

Sus cavilaciones y reiterados contactos con hermanos mayores y diputados generales de las corporaciones afectadas desembocaron en una trilogía de  propuestas con fórmulas diferentes que alteraba los itinerarios bien de ida o de regreso.

El plan era someterlas a prueba, es decir lograr el consentimiento para comprobar sus ventajas e inconvenientes un año tras otro y así hasta tres.

A duras penas había logrado que casi todas le dijeran que sí. Faltaba una. Los Gitanos. Y ésta en Cabildo de Oficiales, se ha pronunciado en contra.

No he hablado con él ni con ninguno de los relevantes miembros de junta de cuyos esfuerzos y buenísima intención para resolver estos problemas no me cabe la menor duda. Por eso quiero, en estas líneas, aportar una sencilla sugerencia: ¿Se ha pensado en el númerus clausus?... No en su aplicación rigurosa, sino limitada a la mitad. 

Las cofradías que excedieran, con el número de nazarenos, al normal que venían ofreciendo antes de la incorporación de las hermanas, se verían obligadas a establecer dobles cortejos: Uno de ida, desde el templo a la Catedral y otro de vuelta, desde la Catedral al templo.

No habría que hacer nada más. La Madrugada parece intocable. Pues no la toquemos. Ni los recorridos, ni el orden. “No la toquéis ya más que así es la rosa” que dijo Juan Ramón.


Me da el pálpito de que se trata de una solución tan sencilla que se le ha debido ocurrir a alguien antes que a mí.

domingo, 1 de febrero de 2015

LARA BOSCH,IMPRESCINDIBLE



Las últimas imágenes que se quedaron congeladas en mis retinas fueron las luminosas y optimistas del gran espectáculo que montó Antena tres para celebrar su veinticinco aniversario.

Las primeras con que se inauguró la mañana siguiente, las del fallecimiento del hombre que en verdad hizo posible, desde la raíz, esta feliz aventura de las ondas, José Manuel Lara Bosch.

Inevitablemente se me vino a la memoria la historia de aquel cofrade que, por primera vez, iba a salir en su hermandad acompañado de su hijo. Ambos miraban en el salón de su casa las dos túnicas dispuestas y los capirotes enfundados en los antifaces un tanto cariacontecidos porque una preocupante circunstancia familiar se interponía en el disfrute del momento: la suegra, a la que, poco tiempo atrás, se había diagnosticado una enfermedad incurable, se había agravado. Ya había sido atendida por el  médico de urgencia que se había mostrado pesimista y aunque se estaban siguiendo al pie de la letra sus recomendaciones destinadas a conseguir mejoría, ésta no llegaba. Muy al contrario, la mujer parecía agravarse a cada instante.

Las miradas del padre y el hijo iban con temor desde las perchas de las que colgaban sus atuendos nazarenos hasta la puerta del dormitorio de la enferma. Aún faltaba mucho para la salida de la cofradía, pero el hombre no pudo más y dijo al niño:

--Anda hijo, vamos a vestirnos que tu abuela es capaz de darnos la tarde.

Y así aparecieron en el templo lo menos ocho horas antes de que saliese la cruz de guía.

Aquí no ha habido que adelantar nada Porque el programa especial denotaba con su perfección y ajuste que había sido preparado con la necesaria anticipación.

Y así ha discurrido la vida de este empresario, hijo de un andaluz de El Pedroso, apellidado Lara y de una catalana apellidada Bosch. Él lo dijo muchas veces: en Cataluña se sentía andaluz y en Andalucía, catalán. Ciudadanos así resultan en la actualidad absolutamente necesarios.

No había heredado la locuacidad, el gracejo y la inventiva de su progenitor al que entrevisté numerosas veces, pero sí muchas otras de sus virtudes que, conjugadas por la aportación materna, le dieron la cochura necesaria para triunfar en el mundo de la empresa.


Muchos así hacen falta hoy, y más aún para llenar el ancho hueco que deja. Lara Bosch se ha ido cuando resultaba más imprescindible. Descanse en paz.