martes, 30 de junio de 2015

COFRADIAS PARA UNA NUEVA SOCIEDAD

Repito que, a mi entender, las cofradías no deben ser ajenas a los cambios sociológicos que se producen en su entorno.


La secularización de la sociedad, la transformación de la familia, la inmigración, la migración desde la España rural hacia los grandes núcleos urbanos, la presión de los barrios y las zonas marginales hacia el centro de las poblaciones, las alteraciones demográficas… todo esto repercute sobre el quehacer cofrade, modifica los parámetros del entramado social en el que se desenvuelven las Hermandades y en no pocos casos son detonantes que exigen comportamientos inéditos, a veces impensables.


Es fácil echar una mirada a nuestro alrededor y contemplar a nuestros contemporáneos que ya no miran al cielo para resolver los problemas de la tierra. Los campesinos han dejado de sacar en procesión extraordinaria al santo patrón del pueblo en esas rogativas que desde los altares se denominaban ad petendam pluviam , y, en vez de eso, telefonean al servicio meteorológico y, si la tierra no produce fruto, no le rezan a la estampa piadosa, sino que cambian los abonos y se asesoran por un perito agrícola. Ha dejado de pensarse en la otra vida para dedicar todos los esfuerzos a sacarle el mayor partido a ésta y, en la juventud, con tan desmedida inconsciencia, que es doloroso contemplar las caritas de horrorizada sorpresa que presentan en las camas de los hospitales de traumatología los adolescentes que llegan a ellas a causa de los continuos accidentes de tráfico. Tal vez porque hasta entonces no supieron nada ni del dolor, ni de la fugacidad y finitud de la vida.


De considerar a la Religión como el puente dorado que nos invitaba a cruzarlo para gozar de la Vida Eterna, hemos pasado a clasificarla en los periódicos de ideología tradicional –en los otros, ni eso- al lado de las secciones de Economía, Cartelera y Cultura y Espectáculos.


“Hay quienes exaltan tanto al hombre que dejan sin contenido la fe en Dios”, advirtieron los santos padres en el último Concilio.


Todo esto genera un torbellino de sinsabores y angustias. Pero no seré yo quien, como colofón de estas líneas, haya de caer en la manida fórmula del “tenemos que hacer”… “tenemos que reaccionar”… “tenemos que abandonar la pasividad acomodaticia”… “tenemos que…” Destemplados toques de rebato preñados de pesimismo y desazón.


“La actitud de un cristiano no puede ser pesimista. Recordemos aquella situación de decadencia moral – asombrosamente repetida en nuestros días – que describía San Pablo y recoge Miguel Ángel Monge en “Ley natural y revelación cristiana”, en la sociedad más culta y avanzada de su tiempo. Fueron los cristianos de la primera hora quienes transformaron el mundo que se corrompía. No tenían medios, ni cultura, ni influencia, pero con su fe en Cristo se lanzaron audazmente a cumplir su misión”


He confiado siempre en la fértil imaginación de los cofrades y lo sigo haciendo ahora. Los brochazos apresurados que anteceden alteran la placidez de la pintura en modo tal que nada podrá ser ya igual que antes.


Pienso, y ya lo escribí, que han de plantar cara a los desafíos de la sociedad en la que se integra el mundo cofrade que nunca debe encerrarse en su burbuja particular, aunque esta sociedad se muestre indiferente o progresivamente agresiva desde sus crecientes sectores de marginalidad y ateísmo militante.


Y, por encima de todo, han de seguir proclamando la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor como lo han hecho siempre desde los lejanos tiempos anteriores al siglo dieciséis.


Demasiados cambios. Y las Hermandades no pueden salir indemnes de su zarandeo sin que, con prudente previsión, se hayan adaptado a ellos. O reaccionado, aunque se dejen jirones en el camino buscando ser bienaventuradas por causa de la justicia.


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(Más sobre el tema en mi libro “¿El fin de las cofradías?”. De venta en librerías. Ejemplares firmados en Papelería Veracruz. Jesús de la Vera Cruz, 27)



sábado, 27 de junio de 2015

¿FIN DE LAS COFRADIAS?



Si a estas cuatro palabras  se les borran los dos garabatos del interrogante, la aseveración que se obtiene puede interpretarse en un doble sentido: Finalidad o final.
Por finalidad podría entenderse su necesario objetivo y, por final, la amenaza de su desaparición histórica.

Los  signos interrogativos no contribuyen precisamente a resolver nada, sino que, muy al contrario, envuelven la cuestión  en un temeroso supuesto.
¿Están las cofradías iniciando una senda de planeo que las conduce en progresiva disminución de vuelo a la pérdida de su importancia en la vida religiosa y social?
También puede sustituirse la pregunta anterior por otra menos inquietante, aunque más comprometida: ¿Qué le pide a las Cofradías la sociedad contemporánea?... ¿Hacia dónde deben tender su actividad sin menoscabo de ninguno de sus reconocidos valores, pero sí con una adaptación valiente y responsable aceptando los retos inéditos del tiempo nuevo?

Tal vez en estas reflexiones pueda encontrarse un ensayo de respuestas abordadas desde la óptica escueta de un lenguaje adaptado a la expresión actual de algunos conceptos del catolicismo reinterpretados por la teología.

Convendría advertir a los que se aferran a la tradición que, si la investigación científica avanza en el campo material, también lo hace en el de la espiritualidad  y no hay que escandalizarse ante su resumen en frases que destellan como luminosos de escaparates tales como
-        que Adán, como persona unitaria, no existió,
-        ni tampoco el extraño ejemplar botánico del árbol de la vida del bien y del mal,
-        que, igualmente, no hay constancia de la existencia de Job,
-        que a Cristo no le dieron una bofetada sino un palo en el rostro que afectó seriamente a la nariz y a uno de sus pómulos,
-        que el Cielo de Dios no es el cielo de los astronautas,
-        y que una cosa es un resucitado y otra bien distinta un cadáver vuelto a la vida.
Por ejemplo.

Las cosas son como son. Es, pues, el tiempo de la claridad, del rostro abierto ante la polémica y la duda y la mente preparada para resolverla.

Algunos de los católicos que hoy peinan canas tuvieron hace años a la Biblia, nada menos que a la Biblia, en su versión literal, servida por las Iglesias protestantes, como libro prohibido.

Hoy corren otros días. Y cada uno trae su inquietud.

(Más sobre el tema en mi libro “¿El fin de las cofradías?”. De venta en librerías. Ejemplares firmados en Papelería Veracruz. Jesús de la Vera Cruz, 27)


miércoles, 24 de junio de 2015

MUNDO COFRADE. DESAFIOS DE UN TIEMPO NUEVO


Participando en un grupo de cofrades actuales, ni jóvenes ni viejos, sino todo lo contrario, se me ocurrió preguntar el otro día ante quien fue llevado en primer lugar Jesús por los que le detuvieron, ante Anás o ante Caifás.

De cinco que eran acertó uno.

Esto que no es más que una pura anécdota tiene sin embargo un significado que yo personalmente enlazo con aquella frase que dijo un día el catedrático y pregonero don José Ortiz al recordado Chano Amador en el programa “Carrera Oficial”:

-- Chano, vamos hacía una fe civil. Y esto no es bueno.

Creo que ante la invasión de materialismo, hedonismo y epicureismo que padecemos, unida a la manipulación, interesada por rentable, de la figura de Jesucristo, de su Madre María y de todo el Evangelio, los cofrades debemos hacer algo y decir algo

Si continuamos dedicados a nuestro quehacer de siempre, cómodamente instalados en unas estructuras, las cofrades, que a muchos sirve para tranquilizar su conciencia, a otros para acudir a la caída de la tarde a un casinillo de amigos y, a los menos, a dejarse las horas de legítimo asueto ensartadas en engorrosas labores de mayordomía, secretaria o priostía, voluntariamente aceptadas como Jesucristo aceptó su cruz, alguien podrá  decir que estamos tocando el violón.

Y no es así porque el movimiento cofrade, perfeccionado y adaptado desde sí mismo, cada vez atiende mejor a las exigencias que la Iglesia le plantea haciéndose indispensable en los momentos actuales en los que no pocas organizaciones eclesiales languidecen o casi han desaparecido.

Por primera vez en sus muchos siglos de historia las cofradías se enfrentan a retos inéditos:

Han de buscar, como la Iglesia de la que forman parte importante, la verdad, aunque se resientan estructuras y creencias elementales.
Han de plantar cara a los desafíos de la sociedad en la que están integradas, antes receptiva, curiosa o tolerante y hoy, además o, por desgracia, en vez de lo anterior, indiferente o progresivamente agresiva desde sus crecientes sectores de marginalidad e incluso desde núcleos determinados de ateísmo militante.
Han de enfrentarse con las páginas en blanco de la escritura común con las otras religiones que creen en el mismo Dios, especialmente la islámica, de la que no existen antecedentes válidos.
Han de continuar su camino cada vez más erizado de dificultades sin el paraguas protector del Estado confesional que han de sustituir afinando su diplomacia cuando los poderosos de turno no se muestran proclives a la colaboración.

Y, por encima de todo, han de seguir proclamando la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, haciendo hincapié en esta última porque, como dijera San Pablo “si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe”.

Modestamente creo que conviene seguir reflexionando y anotar el fruto de estas reflexiones.



(Más sobre el tema en mi libro “¿El fin de las cofradías?”. De venta en librerías. Ejemplares firmados en Papelería Veracruz. Jesús de la Vera Cruz, 27)

lunes, 22 de junio de 2015

YES, HE CAN.


Desde hace unos días me da vueltas en la cabeza una pregunta inquietante:¿Qué habrá hecho el Kichi con la bandera de España que arrió del mástil gigante donde la había subido Octavia?
Para que todos me entiendan, porque ya voy farfullando el lenguaje titubeante de los viejos, el Kichi es el nuevo alcalde de Cádiz, subido a la poltrona municipal por su parienta que es la morenilla esa tan viva y ceceante que manda mucho en Podemos y Octavia es la alcaldesa anterior de la que nunca me acuerdo del nombre.
Y la respuesta es…. (Control: redoble) ¡Para emprestársela a Pedro Sánchez Obama, el guapito que tan mal le cae a Susana, mi presidenta intuitiva, que ahora comprendo lo mal que se lleva con el guapito y que el guapito pueda usarla como decorado de ese escenario de los Vieneses en el que ha aparecido en el mejor cahiz de su partido, en el circo Price.
No quiero seguir escribiendo porque no me toca. Porque dejo todo lo demás para Antonio Burgos, Ignacio Camacho y Carlos Herrera que se despacharán a gusto.

Si quiero añadir, no obstante, que la bandera no ha sido dada, o sea que es de vuelva, aunque sea de Cádiz, para que el Kichi, según tiene prometido a los gaditanos, la torne al poste cuando el levante deje de soplar. Mañana mismo. Que los Vieneses era una compañía de revistas que actuaba en el Teatro San Fernando con un cartel estelar en el que figuraban Herta Frankel, Franz Johan y Gustavo Re  y que el favor que le ha hecho el de Podemos al guapito no es nada en comparación con el que le ha hecho el  guapito al de la coleta y sus banderilleros descorriendo el cerrojo de la puerta de cuadrillas.

viernes, 19 de junio de 2015

DOS ACTRICES VALIENTES DE LA RADIO DE AYER



Capilla tiene uno. Y me lo va a prestar. Es un magnetofón antiguo que graba y reproduce cintas magnetofónicas que giran a tres cuartos y a siete revoluciones y media por minuto de los que utilizábamos los radiofonistas de mi tiempo para llevar a cabo las grabaciones de música, voz y efectos de sonido.
Capilla, Antonio Vázquez Capilla en el DNI y en la Asociación de la Prensa, viejo compañero al que ya me he referido en otras ocasiones, me advierte que cuando vaya a recogerlo recuerde que estos artilugios mantienen unas dimensiones que pudieran parecer excesivas si se comparan con las que ofrecen los dispositivos similares que se manejan hoy y que, en proporción pesan lo suyo.
Recuerdo que, en aquellos estudios de las emisoras en los que se realizaba esa radio creativa de mucha imaginación y educadas voces que, por desgracia, se ha perdido, este tipo de aparatos los manejábamos subidos en reforzados carritos con ruedas parecidos a los que la Hispano Olivetti recomendaba para sus macizas máquinas de escribir
Contaba Emilio Segura, otro de los históricos radiofonistas de la época, que, además, fue escritor y excelente actor de cine y televisión, que el veinticuatro de mayo de mil novecientos cuarenta y siete,  Sebastián Uribe y Alfonso Contreras- este último compañero también en Radio Nacional de España, emisora de Sevilla durante muchos años- escribieron una obra teatral que titularon “Siete pecados” y fue estrenada en Madrid por Ana Adamuz con gran éxito por su buen estilo y originalidad.
Toda ella giraba en torno a las flaquezas en las que caía  un invisible protagonista a los que hacían referencia su madre y una chica joven con la que ésta dialogaba.
El quince de marzo de mil novecientos sesenta y cuatro se estrenó su versión para la radio con libreto adaptado por Emilio y las voces de Mariló Naval y Delia Giuli que grabaron en un magnetofón Phillips como el que he descrito que se manejaba en el soporte móvil.
Ese día sacudió el sur de la península un terremoto importante. De los estudios de la emisora en la calle San Pedro Mártir corrieron a la calle asustados todos los que estaban de servicio…Menos el carrito que rodó alocadamente sobre el enlosado acompasando el movimiento telúrico, pero no dejó de emitir.

Al día siguiente se caían los teléfonos recogiendo la felicitación de los oyentes para aquellas dos valerosas mujeres que, haciendo gala de unos nervios de acero y de una profesionalidad ejemplar, habían seguido interpretando la obra mientras la tierra temblaba.

martes, 16 de junio de 2015

PROHIBIDO JUGAR CON LAS COSAS DE COMER


Me parece saludable que entren los nuevos. El aire fresco limpia los pulmones. La renovación puede aportar ideas inéditas y vigor de estreno. Pero cuidado. Cuidado con lo que se hace y con lo que se dice. Con las cosas de comer no se juega.
A alguno de los nuevos inquilinos de los ayuntamientos he oído en la tele y me he quedado estupefacto. Me han borrado de un plumazo la grata imagen que me causaban una Manuela Carmena, alcaldesa madrileña, tomando el Metro para ir a su despacho o a un Juan Ignacio Zoido, entregando entre educadas sonrisas, la vara de mando a su sucesor.
Por encima de triquiñuelas políticas ciegamente imprevistas por los que estaban, es alentador comprobar el clima equilibrado de las alternancias y preocupante el revanchismo de quienes acceden al poder en una galerna de abordaje.
A la postre, es el pueblo sabio, vox populi, vox Dei, el que impone su dictado. ¿Llegó alguien a pensar alguna vez que esas lacerantes imágenes televisivas de los guardias sacando de sus casas a sus moradores por haber sido desahuciados por los bancos no iban a pasar factura?...
El terremoto del 24M se ha llevado por delante a varios históricos e ilustres loros viejos. La pena es que ha arrastrado también  a mi antiguo compañero en Huelva del Centro Regional de Televisión Perico Rodry.

Sin duda ninguna, como pontificara Churchill, la democracia es el peor sistema de gobierno… con excepción de todos los demás.

domingo, 14 de junio de 2015

EL ULTIMO DE LA DEDICATORIA


La dedicatoria está en el libro “Sevilla oculta”.
Y dice:…”A nuestro querido amigo José Luis Garrido Bustamante, sevillano y cofrade por la gracia de Dios, para que, al abrir la puerta de este libro entre con nosotros y se recree admirando las maravillosas obras de arte que atesora y conserva esta Sevilla desconocida de los conventos de clausura. Con un fuerte abrazo. 19.III.84.
La firman tres nombres, la del hispalense ilustre, artista irrepetible y magistral artífice de la fotografía, Luis Arenas Ladislao y las de sus hijos y continuadores en el doble empeño de amar a la ciudad y retratarla, Francisco y Luis.
Dos murieron hace años: Luis Arenas Ladislao, el creador de la dinastía, el diez de octubre de 1991 y su hijo Paco, repentinamente, el 16 de diciembre de 2011.  Ahora nos ha abandonado Luis.
Encontré la esquela en el ABC del pasado jueves cuando, como todos los días, me asomé, con la temerosa curiosidad justificada de los viejos, a las páginas de mortuorias.
Guardo otros libros de Arenas Ladislao  “Semana Santa en Sevilla” que apareció en 1947, “Sevilla eterna”, que vio la luz en 1973 y “Sevilla en fiestas”, antología fotográfica en blanco, negro y sepia que llegó a las librerías en 1948. Y conservo las páginas del “Pregón gráfico de la Semana Santa”, que, del ocho al dieciocho de marzo, publicó ABC en 1978.
Esto fue lo que hizo Luis Arenas, padre, y enseñó hacer a sus hijos: anticiparse a la difusión gráfica del arte, la historia y las costumbres de Sevilla.
Tuve la suerte de que ese trío de excepcionales magos de la fotografía solicitase mi colaboración y así de alguna manera participe del éxito que obtuvieron con la proyección en las más importantes capitales de España del audiovisual que dedicaron a las fiestas de primavera narrado por mí en los estudios de Radio Nacional y montado por Antonio Vázquez Capilla.
Inolvidables fueron aquellas reuniones nocturnas en el patio de la casa de la familia en la calle Marqués de Nervión para asistir al estreno en proyección privada de aquella obra, precursora de las que llegaron después nutriéndose del desarrollo de las técnicas audiovisuales.
Luis no era tan extrovertido como lo fueron su padre y su hermano Paco. Le recuerdo, siempre amable y obsequioso, con una cierta sonrisa triste, como si quisiera hacerse perdonar sus éxitos.
Gran conocedor de esta ciudad que margina en vida a muchos de sus mejores hijos, de su padre había heredado también la caballerosa postura de la indulgencia.


viernes, 12 de junio de 2015

SE ADELANTÓ SEPTIEMBRE



Comentando la  embestida (Teresa Rodríguez mandamás de Podemos en Andalucía dixit) de la presidenta de la Junta me decía un viejo compañero de fatigas de los que ya vamos quedando pocos y a quienes menos mal que todavía nos recuerda la Asociación de la Prensa siquiera sea para cobrarnos los recibos (bonificados con el cincuenta por ciento, of course) que le parecía que había llegado septiembre.
No le entendí y me lo aclaró con una ristra de ejemplos claros.
Septiembre, me dijo, es el mes en que los que cobran metiendo la cuchara en la olla gorda ponen fin a sus vacaciones. En Septiembre se incorporan los políticos y con ellos se reactivan los peligros. Dulce paz la de las horas agosteñas con el jefe ausente y los que manejan la cosa pública refrescándose en la playa.
En Agosto no se para nada. Las instituciones siguen funcionando sin que nadie se interponga en su saludable rutina. En Agosto se taponan los salideros de las cajas oficiales… se cierran las oficinas de contratación de los que llegan con el carnet en la boca… guardan silencio los que especulan en las tertulias…
Agosto es un mes delicioso. Tan apacible como discurre el tiempo entre una legislatura y otra.

Se ha adelantado Septiembre, musita mustio mi amigo. La presidenta fue investida ayer.

martes, 9 de junio de 2015

ENCERRONAS EN MADRID: CURRO ROMERO Y EL CID.


Pues… voy a seguir con el tema, mire usted. No resisto la tentación de comparar las reseñas de dos corridas de seis toros para un solo espada celebradas en la plaza de las Ventas y protagonizadas por los matadores que figuran en el encabezamiento: Curro y El Cid.
La primera es de 1967 y la segunda, de hace unos días. El pasado seis de este mes.
Romero se enfrentó a seis ejemplares de Urquijo un hierro muy de su agrado que le había servido un año antes para triunfar en La Maestranza en el primer encierro que estoqueó en solitario. El Cid, a seis Victorinos.
En aquella corrida en Sevilla que tuvo lugar el 19 de mayo de 1966, el Faraón había cortado ocho orejas y hasta llegaron a pedirle el rabo.
El Cid, por su parte, había demostrado que los peligrosos ejemplares de Victorino Martin no tenían secretos para él y ante ellos había triunfado años antes enfrentándose igualmente a seis, a los que cortó cuatro orejas, en una de las Corridas Generales de Bilbao.
La expectación,  pues, era máxima ante ambos carteles. Antonio Díaz- Cañabate, de quien tomo los datos, empezó su crónica publicada en el ABC del 22 de septiembre de 1967, la fecha siguiente a la de la corrida, hablando de la novelería de los que fueron a la plaza.
Con el Cid hubo coincidencia de comentarios al calificar la decisión del torero como una gesta.
Curro vio cómo se arrastraban al desolladero, con las orejas puestas, un toro tras otro, que no fueron seis, sino siete, porque pidió el sobrero con el que tampoco alcanzó el deseado lucimiento. Este regalo calmó un tanto las iras del respetable y tamizó la presumible bronca final.
El Cid no podía imaginar que, como escribió Antonio Lorca, “el gran ganadero Victorino  Martín iba a traer a Madrid una moruchada de tan alto calibre como la lidiada. No hubo un solo toro que ofreciera las mínimas posibilidades para hacer el toreo. Justos de fuerza, muy desiguales en los caballos, con abundancia de mansedumbre, avisados en banderillas, y sosos, sin casta, deslucidos, ásperos y peligrosos en el tercio final”.
Lo intentó desde primera hora. Creyó conseguirlo en el tercero que brindó al público. No logró sus propósitos y, como sus apoderados, aturdidos posiblemente por la deriva dramática de la tarde, no tuvieron la feliz idea de calmar las iras públicas con el regalo de un sobrero, la bronca final fue de categoría.


sábado, 6 de junio de 2015

DESACIERTOS EN LA ENCERRONA DE EL CID


El Cid es amigo mío. Y de mi familia. Aunque los años y algunos achaques me hayan impedido estar en las Ventas para acompañarle en la gesta de enfrentarse a seis Victorinos, mi hijo Angel si ha estado. Y yo creo cumplir con mi deber moral de salir en su defensa con estas líneas con las que no voy a echarme nada en el bolsillo y, si generan distanciamientos o divergencias, lo lamentaría mucho, pero no me lo van a impedir.

Manuel Jesús y sus cuadrillas abandonaron la plaza al final de la corrida según algunos narradores críticos que no se han ahorrado censuras y han callado aciertos, avergonzados, derrotados y hundidos.

Pues, a mi modo de ver, lo hicieron con la mirada abierta y franca y el semblante serio pero gallardo de los toreros valientes que han puesto fin a una corrida en la que animales que no se podían torear han impedido sus propósitos de ofrecer al público una buena tarde de toros.

Es más: El Cid, desde el segundo en adelante, no debió hacer otra cosa al llegar el último tercio que plegar la muleta y entrar a matar. No hubiera sido el único torero de la historia que, en circunstancias parecidas, hubiera tomado tan drástica decisión.
Vayamos a las hemerotecas y encontraremos precedentes.

El primer desacierto de este cartel fue su convocatoria. Los apoderados deben ser quienes mejor conozcan a sus toreros. El Cid de hoy no es el de Bilbao. Transcurre el tiempo y la juventud, como dijera alguien, es una enfermedad que se pasa pronto.

Pero el que tiene el duro es el que lo puede sacar de su bolsillo y a aquel torero de la poderosa mano izquierda le adornan hoy los conocimientos y la experiencia adquiridos en el curso de su larga trayectoria.

Ayer en las Ventas no se reservó nada y desde primera hora se le vio sereno, confiado, entregado y firme. El metisaca que propinó a su primer enemigo, que, como dijo Rafaelillo, le puede suceder a cualquiera, le empezó a quebrar la tarde y, en la bronca final, injusta a mi parecer, pero disculpable, debió haberle acompañado Victorino, hijo, responsable directo del infumable encierro.

Una tarde para olvidar, dijo el ganadero. Opino lo contrario. Una tarde plena de errores que no debe olvidarse nunca para corregirlos de inmediato. Y menos mal que uno solo de sus protagonistas, el eficaz Pirri, tercero de la cuadrilla titular, pasó a la enfermería. Deseo y confío que se reponga sin  tardanza.



jueves, 4 de junio de 2015

CORPUS DE AYER


El de los niños que han llegado a abuelos era distinto al que vemos hoy. Había más soldados y más clérigos, pero menos cofradías. La procesión duraba menos y resultaba más desvaída.

El itinerario era el mismo. No saben lo que dicen quienes se atreven a proponer aunque sea por vía de ensayo un recorrido diferente. La procesión tiene a gala no haberlo modificado desde que los niños carráncanos empezaron a pisar sus calles.

Los regimientos de las distintas armas acantonados en la ciudad vaciaban sus cuarteles y desde temprana hora los soldaditos cubrían las aceras de las vías urbanas que recorrería el cortejo tocados con cascos de acero en posición de descanso que alterarían al paso de la Custodia rindiéndole honores con el arma en presente.

El suelo se cubría de olorosas ramas de juncia y romero, recurso medioambiental recogido de los siglos en los que la ciudad carecía de alcantarillado y era la fórmula para  disimular los efluvios de las micciones y detritus que se acostumbraba arrojar desde las casas.

Y los pasos se montaban entre monaguillos y sacristanes catedralicios por lo que era habitual que saliesen con la cera mal fundida o las flores marchitas.

Los cofrades arreglaron todo esto. Tomaron a su cuidado las andas procesionales que desde entonces lucieron argénteos brillos con cirios enhiestos y flores frescas. Y nutrieron las filas de los asistentes con insignias bordadas y llamas litúrgicas.

Ahora dicen los comentaristas de cámaras y micrófonos que son demasiados.

Bueno… también le quitan a Alfonso Décimo el Sabio la autoría de la leyenda heráldica “no m´ha dejado” y se la atribuyen a su padre.
Todo sea hablar en la tele.


lunes, 1 de junio de 2015

VESTUARIO REVUELTO


Mi kiosquero pasa de política. “A mí, la política no me da de comer”, dice. Y evita así participar en las discusiones partidistas. Yo quisiera ser igual que él, pero me resulta difícil. Es como con el  fútbol. Debo ser un bicho raro. Pero no me apasiona. Sin embargo tengo que soportar el empacho futbolístico que se apropia de los mejores tiempos de la tele y llena de contenido las conversaciones de quienes me rodean.

En política observo cómo el PP tiene revuelto el vestuario y recuerdo el consejo de un santo ejemplar: “En tiempos de tribulación no hacer mudanza”. Lo recomendaba San Ignacio a sus compañeros jesuitas.

El consejo no era para disuadirles de que encargasen alteraciones de mobiliario, sino para que resistieran los embates de los poderes terrenales.

Parece que los factótums del Partido Popular no son muy dados a la lectura de los escritos ignacianos. De otra forma no se explicaría la campaña soterrada y sibilina, que me llega como los manejos de los poderosos del fútbol para sustituir entrenadores, destinada a conseguir la dimisión de Esperanza Aguirre, ni la lamentable  actitud del PP de Castila la Mancha contra el ministro Soria, ni la del presidente de Castilla y León contra Mariano Rajoy ni la de maricón el último de algunos presidentes y de otros dirigentes cualificados que han cubierto de avergonzada sorpresa al mismísimo presidente del Gobierno.

Nada de esto conviene a un partido en el que muchos españoles creyeron encontrar un día la formación política honrada, equilibrada y sólida que representase sus intereses.
Hay que pacificar el vestuario. Me parece imprescindible. Aunque me importe un bledo que quiten a uno y pongan a otro porque a mí la política tampoco me da de comer.