viernes, 21 de diciembre de 2018

FAUSTINO, HERMANO MAYOR



Escribía ayer Javier Macías en ABC que Faustino  Martínez Candau era el hermano mayor más antiguo de las cofradías sevillanas que aún permanecía vivo. Tenía 95 años.

Mi  Hermandad del Calvario informaba de su fallecimiento  y yo he recordado muchas páginas de su historia presididas por este hombre que había llegado a ocupar el máximo puesto de su Junta de oficiales por primera vez en 1956 cuando contaba treinta y tres años y se encargaba en la vida civil, tras haberse titulado en Barcelona como doctor ingeniero textil, de la dirección  de la empresa Faustino Martínez, propiedad de su familia, que, desde los dorados años veinte, ocupaba un relevante lugar en la actividad fabril desarrollada en la ciudad, en la calle Morera, como fábrica de cintería después de haberlo sido de torcidos y tejidos de seda con tintorería a vapor.

En dos ocasiones más volvió al mismo puesto cofrade: En 1965, recuperando la normalidad democrática de la corporación al fin de la necesidad de la Gestora que  la rigió desde 1963 presidida por el letrado Antonio Marra López Argamasilla, bajo la tutela del cura párroco y en 1976 que desarrolló su tercer mandato.

El 7 de diciembre de 1979, último año de su ejercicio, se inauguró la primera Casa de Hermandad del Calvario,  en la calle Bailén, que bendijo el recordado don Antonio Domínguez Valverde, vicario general del Arzobispado y Párroco de la Magdalena.

En  este acto, Faustino pronunció unas emotivas palabras describiendo cómo se había llegado a ese logro y qué significaba para la vida de la corporación durante todo el año.

Tal vez fuera ésta su última locución ante los hermanos. Uno, que había integrado con él ese grupo primitivo de trabajadores incansables al servicio de la cofradía, conocido como “los cinco magníficos” , el doctor Francisco Díaz de Urmeneta, el sastre Joaquín Alba Falcón, Joaquín Huelva Bauzano y José Luis González Campos, le pudo escuchar aquel día. José Luis se hallaba entre los asistentes.

Todos están ya en las filas nazarenas de la cofradía celeste. Faltaba el que, en tres ocasiones, los agrupaba con entusiasmo y llegó ayer.

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