CURRO JIMENEZ SE VA A LOS TOROS
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Probablemente, Antonio Larreta antes de crear el
personaje de Curro Jiménez para su amigo Sancho Gracia que le dio larga vida en
televisión, se leyó las biografías de aquellos bandoleros andaluces que
nacieron a finales del siglo XVIII y desaparecieron cuando empezaba el XX desde
el utrerano Diego Corrientes hasta el rondeño Pasos Largos.
La Andalucía de aquel tiempo la configuraban notables
separaciones en el conjunto poblacional con una nobleza dirigente encerrada en
sí misma y odiosamente cuidadosa de contagiarse con los pertenecientes a capas
inferiores.
Estas sufrían de un abandono endémico. Si en las ciudades
no había agua corriente, ni alcantarillado, ni alumbrado público, es de suponer la pobreza extrema de
pueblos y caseríos con jornaleros que trabajaban para los poseedores de las
tierras con sueldos de hambre y a los
que les arrebataban sus hijos adolescentes para servir al rey.
Era un escenario que parecía diseñado expresamente para
que saltasen los insatisfechos que, hartos de injusticias, se tiraban al monte.
Algunos, como Diego, fueron corteses e ingeniosos y solo robaban ganado. Otros,
como El Tenazas, formaban pandillas de
integrantes que se convertían en el terror de las diligencias que hacían la ruta
entre Madrid y Sevilla asaltándolas y desposeyendo a los viajeros de dinero y objetos de valor.
Todos fueron cayendo a manos de la justicia pero, como, en esos años, el monarca que
ocupaba el trono siempre era extranjero y detestaba las corridas de toros, la
nobleza para congraciarse con él abandonó las plazas y el pueblo tuvo que
sustituir a los caballeros que alanceaban reses por picadores que las
doblegaban con vara larga.
Algunos bandoleros, entonces, expertos caballistas,
abrazaron la recién creada profesión de picador de toros bravos.
El primero fue el Vivillo y debutó en la plaza de Vista
Alegre de Madrid.
Hay una foto que lo
atestigua.
Es de suponer que Curro Jiménez entraría por el patio de caballos de los
cosos taurinos en busca de sus antiguos compañeros de cabalgadas camperas.
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