LOS NEGRITOS
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Cada vez que llega el dos de agosto que es la festividad
de la Virgen de los Angeles, como es sabido, me acuerdo de lo bien que se han
portado los negros con nosotros y la cantidad de puñeterías que les hemos hecho
a cambio desde los tiempos más antiguos.
Solía ir yo todos los años a rezar este día a la Virgen
en torno a la que agrupó el Cardenal Mena a los negritos y negritas que había
en aquella ciudad del siglo XIV y hasta llegó a montar un hospital para ellos
que eran esclavos en su mayoría.
El tráfico de negros había aparecido en Sevilla y el
piadoso cardenal mostró una singular deferencia hacia esa corriente
inmigratoria forzada.
Junto al hospital mandó edificar una casa y una capilla
donde entronizó a la Madre de Jesucristo y creó una congregación de Luz que fue
el principio de la cofradía que actualmente inicia en Sevilla los desfiles
procesionales del Jueves Santo.
Los mercaderes de esclavos negros realizaban sus operaciones
en las Gradas de la Catedral donde se vendían y subastaban.
Era fácil conocer la mercancía: atuendo escaso y
colorista y en las mejillas dos tatuajes, una S y un clavo. En ocasiones también
el nombre del amo que la poseía.
La posesión de esclavos era buscada más como signo de
prestigio que como mano de obra barata.Y no se consideraba un lujo solo al
alcance de los poderosos.
A cambio los negros y las negras regalaban su docilidad su cariño y algo más. Su sentido del ritmo y
su musicalidad que afloran hoy en el cante y el baile de nuestra tierra.
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