ENTRE LAS NUBES Y EL SOL
El problema del agua se veía venir. La ineficacia para
resolverlo, también.
El futuro frígido por falta de calefacción está a la vuelta
de la esquina. La torpeza para ponerle remedio, evidente.
El plan de ahorro energético ha originado un auténtico caos en las autonomías que detectan
varias normas superpuestas y no saben cómo aplicarlas.
Es incomprensible que estando rodeados de mares no
hayamos resuelto todavía la periódica carencia de líquido elemento caído del
cielo y que con ese sol luminoso y caliente que sigue colgado de la altura sin apagarse nunca, aun no hayamos
arreglado del todo la cuestión de la energía.
No se puede comprender y se anota en el ranking de las carencias
que estamos llamados a padecer en este tiempo nuestro de tantos adelantos y de
tanta proporción de inútiles.
Hay que cubrir los tejados de placas solares y hay que
fabricar desaladoras que permitan usar el agua de mar como si fuera agua del
grifo.
Lo primero puede estar al alcance de muchos. No de todos,
aunque quisieran. Lo segundo necesita la actuación diligente de la
administración. Así de sencillo.
Y menos mal que se hicieron los pantanos
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