LA MAGNIFICA TELE DEL VERANO
Una de las ventajas de la televisión en el verano es que
se ve obligada a exhumar de los archivos
las maravillosas producciones que se hacían en el pasado lo que pone de
manifiesto el vacío de la televisión actual, y sálvese quien pueda, llena de
tertulias de ineducados incultos chismosos de corral de vecinos y repleta de
funcionarios colocados a dedo cuya inacción e ignorancia se adivina en la
absoluta ausencia de programas de calidad.
El último ejemplo es la proyección de la película “Los
celos y el duende” un filme con endeble argumento, colmada de fallos de toda especie que sin embargo es
un documental esplendido de la grandeza
del Tablao flamenco “Los Canasteros” que estaba en La calle Barbieri
de Madrid y cerró sus puertas el año 1993 en el que Manolo Caracol volcó su deseo de
difundir el auténtico arte flamenco andaluz cimentado en el toque, el cante y
el baile y resultaba visita ineludible del turismo extranjero y cita española de
intelectuales y artistas.
Repaso la lista de los
intérpretes y no encuentro la mención de la bailaora que protagoniza un impactante zapateado, ni la de los cantaores y
guitarristas que la acompañan, todos probablemente de la plantilla del local
con actuaciones diarias.
El arte andaluz menospreciado y sin valedores que alzaran
la voz en su defensa.
Pero perdura en el tiempo. Y ahora, desde la pequeña pantalla,
se burla de los que no saben hacer otra televisión que no sea la del insulto, la
insidia y el chismorreo.
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