EL CARISMA DE MACARENA OLONA
Jamás he militado en ningún partido político. Fui un
ciudadano feliz cuando libremente pude comprar en el kiosco de prensa lo mismo un periódico de izquierdas que otro de
derechas pero jamás he tenido el carnet de ninguna de estas formaciones y
proclamé en círculos privados y conferencias públicas que el periodismo debía
ser una actividad libre de ataduras partidistas para servir mejor a la
sociedad.
Por todo ello lo de Macarena Olona haciéndose pasar por
andaluza, poniéndose al servicio de Vox
y abandonando luego, tras su fracaso en las elecciones de Andalucía, me resulta
tan indiferente como la noticia, en estos días reiteradamente divulgada, de que
va a hacer el Camino de Santiago, invita a todos aquellos que se quieran poner
a andar junto a ella y hasta paga el viaje de su bolsillo a los que lo necesiten, cosa extravagante a
todas luces en un mundo donde estos detalles de generosidad siempre se cargan
al presupuesto.
Dicho esto y en su consecuencia me parece que Macarena resulta
un personaje singular que está muy lejos
de la mediocridad de los que hoy se dedican a la política activa, sea en la
formación de ultraderecha como en cualquier otra.
Y deduzco que si el camino del apóstol se puebla de
seguidores de la alicantina, ésta demostrará que tiene carisma, es decir
un tirón, un don personal para atraer a
los demás por sus hechos o su personalidad, cualidad que generalmente no poseen
los mindundis que se colocan en los partidos consiguiendo empleos que jamás
obtendrían por via ordinaria en la vida civil.
Esos que estarán maquinando ya, con sus habituales cariño
y comprensión, la forma de cargarse a Macarena.
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