TOROS BRAVOS
Si los toros son cultura es absolutamente necesario que
el actual público que asiste a las corridas se culturice también, cosa que me
parece bastante alejada vista la presencia de generaciones jóvenes en los
tendidos que aplauden y piden la oreja sin ton ni son porque creen que lo que
acaban de ver lo merece.
Las transmisiones por televisión de los numerosos
festejos que vienen celebrándose en estos días en plazas de segunda y tercera
así lo ponen de manifiesto.
Como contraste, es una buena noticia que se haya
recuperado una casta fundacional taurina, la navarra, que parecía extinguida y,
merced a los esfuerzos de Miguel Reta,
acaba de lidiar bravísimos toros en Estella.
Para colaborar al conocimiento de la Fiesta, me parece
conveniente recordar que las ganaderías de toros bravos se formaron en el siglo
XVIII con animales que pastaban salvajes agrupándose en castas fundacionales
que fueron la Jijona, la Cabrera, la Vazqueña, la Vistahermosa y la Navarra.
Hay una más, denominada Raso del Portillo, radicada en
Villarrubia de los Ojos,en las estribaciones de los Montes de Toledo, cuyos
animales servían para las iniciales
fiestas de toros y cañas de los nobles que no sé por qué la dejan fuera.
La casta Cabrera es actualmente Miura. La de Vistahermosa
está muy extendida con encastes de
Parladé, Santa Coloma, Albaserrada que son los Victorinos etc.
Los ejemplares procedentes de los navarros, famosos un
tiempo con el hierro de Carriquiri, se habían perdido y esa sangre brava
ha sido recuperada ahora como resultado de la tenacidad y la afición de Reta.
Tan bravos vuelven a ser estos toros que se pelean entre
ellos y en el campo es necesario mantenerlos en recintos separados. No lo
hicieron así en la plaza y uno cayó muerto a cornadas en los corrales.
Luego, cuando fueron lidiados, dos toreros hubieron de
pasar a la enfermería por heridas de asta.
Toda una golosina para José Tomás que ya estará pensando
llevárselos a Alicante.
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