lunes, 8 de agosto de 2022

 

TOROS BRAVOS

Si los toros son cultura es absolutamente necesario que el actual público que asiste a las corridas se culturice también, cosa que me parece bastante alejada vista la presencia de generaciones jóvenes en los tendidos que aplauden y piden la oreja sin ton ni son porque creen que lo que acaban de ver lo merece.

Las transmisiones por televisión de los numerosos festejos que vienen celebrándose en estos días en plazas de segunda y tercera así lo ponen de manifiesto.

Como contraste, es una buena noticia que se haya recuperado una casta fundacional taurina, la navarra, que parecía extinguida y, merced a los esfuerzos de Miguel Reta,  acaba de lidiar bravísimos toros en Estella.

Para colaborar al conocimiento de la Fiesta, me parece conveniente recordar que las ganaderías de toros bravos se formaron en el siglo XVIII con animales que pastaban salvajes agrupándose en castas fundacionales que fueron la Jijona, la Cabrera, la Vazqueña, la Vistahermosa y la Navarra.

Hay una más, denominada Raso del Portillo, radicada en Villarrubia de los Ojos,en las estribaciones de los Montes de Toledo, cuyos animales servían para las iniciales   fiestas de toros y cañas de los nobles que no sé por qué la dejan fuera.

La casta Cabrera es actualmente Miura. La de Vistahermosa está  muy extendida con encastes de Parladé, Santa Coloma, Albaserrada que son los Victorinos etc.

Los ejemplares procedentes de los navarros, famosos  un  tiempo con el hierro de Carriquiri, se habían perdido y esa sangre brava ha sido recuperada ahora como resultado de la tenacidad y la afición de Reta.

Tan bravos vuelven a ser estos toros que se pelean entre ellos y en el campo es necesario mantenerlos en recintos separados. No lo hicieron así en la plaza y uno cayó muerto a cornadas en los corrales.

Luego, cuando fueron lidiados, dos toreros hubieron de pasar a la enfermería por heridas de asta.

Toda una golosina para José Tomás que ya estará pensando llevárselos a Alicante.

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