Mal deben andar las cosas cuando el moro incomoda con osadía. Zapatero debería saberlo. Más que las decisiones de Trinchet o los cuchicheos entre la señora Merkel y monsieur Zarkozy la actitud de la cúpula decisoria de los marroquíes amenazando al gobierno español con “reexaminar” sus relaciones es un indicador más seguro que las imágenes del satélite para predecir la lluvia y los fríos.
No se si esa alcahueta electrónica que ha surgido de la nada como los comentaristas de los programas del corazón de Tele Cinco que se hace llamar Wikileaks tiene algo que decir o que guardar al respecto. Pero yo no podría dormir con solo imaginarlo. Sobre todo si se sospecha que puede encontrarse en sus archivos esa frase que nunca se debió decir o esa opinión que jamás debió hacerse pública. Por parte del presidente, claro es.
La Marcha Verde inició su camino cuando el olor a cadaverina que salía del Pardo alcanzó las Montañas del Atlas. ¿Significa esta adánica decisión de replantearse las relaciones entre los dos pueblos una marcha encubierta puesta en circulación para lucrarse de la debilidad irreversible del Régimen Hispano en estos días?... Da que pensar.
En aquella ocasión, bajamos a tomar el café de las once en la cafetería cercana los que estábamos de servicio en la redacción de informativos de Radio Nacional cuando los estudios se hallaban en la Avenida de la República Argentina.
Nos apoyábamos distraídos en el mostrador comentando las incidencias de la mañana, cuando apareció por la puerta un morito vendedor de alfombras con una de estas doblada sobre su hombro derecho y la eterna cantinela en sus labios: Barato, barato, barato…
Agustín Embuena que departía con nosotros tuvo un rasgo de su genialidad incopiable y le preguntó:
-- ¿Ya estáis aquí?
Ojalá y en el próximo futuro solo tengamos que discutir con nuestros vecinos del sur sobre el precio de las alfombras.
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