viernes, 4 de marzo de 2016

EN RECUERDO DE FERNANDO

Salgo de mi forzada ausencia. Dejé de escribir transitoriamente en el blog por mor de las enfermedades. No mías, aunque la verdad es que no anda uno ni en la flor de su juventud, ni en el vigor del carnet de identidad con antigüedad de pocas décadas, sino en los males y no suaves de la parienta a la que hace un mes hubieron de intervenir quirúrgicamente. Va mejor y le dio gracias por ello a Dios y a su hijo Jesucristo y a la Seguridad Social y a sus fenomenales médicos y personal auxiliar que la mantienen a mi lado.

Pero no es de esto de lo que quería hablar y lo que me ha movido a desprenderme de la bata blanca de enfermero bisoño, sino de Fernando Carrasco que nos ha dejado a los profesionales de la información huérfanos de su bondad y su categoría de periodista y escritor.

Fernando ha muerto de pronto. Con poco más de  cincuenta años. Cuando su actividad como cronista taurino y especialista en la información cofrade así como su dedicación a la literatura novelística con títulos tan acreditados como  «Inri», «El último imán de Ishbilya» y «El hombre que esculpió a Dios» hacían prometer un futuro de éxitos.

La última de ellas se estrenó como obra de teatro el pasado 27 de febrero agotando todas las localidades, incluso de las funciones añadidas por la gran afluencia de público.

Me han dicho que venía de presenciar una de las últimas representaciones cuando cayó fulminado precisamente delante de la Maestranza y las asistencias que acudieron en su socorro no pudieron hacer nada por mantenerle con vida.

Fernando era compañero y amigo ejemplar. Pedí que me presentara una de mis novelas en la Fundación Cruz Campo y no solo salió airoso de su cometido, sino que brindó a la audiencia de aquel acto un compendio de excelente crítica literaria.

Lloro su ausencia. Le he pedido a Carlos Peris que  transmita mi pesar a su padre, veterinario de la plaza de toros que fue presidente de las corridas hasta su jubilación. Ahora lo hago público con estas breves líneas. Me parece un elemental deber de justicia y de homenaje al amigo y compañero entrañable que nos acaba de dejar.


No hay comentarios: