Yo dije en mi Pregón de Semana Santa que las cofradías son ejemplo y testimonio de la más rigurosa enseñanza democrática y que, en los ciclos históricos en los que ésta se ha hallado secuestrada, han sabido mantener gallardamente la elección de sus juntas de gobierno con sujeción estricta a la normativa que los pueblos cultos capaces de darse a si mismos sus rectores heredaron de los atenienses y que hoy ponderan tratadistas tan severos como Duverger: voto libre, directo y secreto.
Anteayer he tenido ocasión de volver a comprobarlo. Ese día ha habido elecciones en mi Hermandad del Calvario.Se ha presentado una sola candidatura, pero ha salido elegida en primera votación, lo que indica que se ha alcanzado el quórum necesario que exigen las Reglas para esta convocatoria y que, como se ha superado holgadamente, significa el respaldo que el colectivo concede a sus nuevos representantes.
La cita a las urnas se producía tras haber dimitido, por impedimento personal, el hermano mayor de la Junta que ganó las elecciones anteriores superando a la que competía con ella por un margen estrecho de votos ya que obtuvo trescientos diez sobre los doscientos noventa y seis de la candidatura perdedora.
En estas circunstancias, y conforme a lo previsto en el artículo 58 de las Reglas de la Hermandad, el Cabildo de Oficiales acordó la convocatoria del general de nuevas elecciones abriendo el plazo de dos meses que las Reglas citadas establecen para la presentación de candidatos.
Un grupo de hermanos aceptó el envite.Doce, como los apóstoles, que procedían de la Junta anterior empezó a moverse capitaneados por quien ocupaba en ella el puesto de diputado de formación y ahora era elevado por consenso de todos al de Hermano Mayor y el resultado,tras largas y,en ocasiones, laboriosas gestiones, ha sido la conformación de este nuevo grupo en el que repiten los doce mencionados y se integran ocho nuevos, algunos provenientes de la candidatura menos votada en la ocasión pasada.
Una Junta como se ve que puede ser calificada como de consenso por aplicar alguno de los términos de los actuales profesionales de la política que tanto tienen que aprender de estas maneras antiguas de ser y de comportarse de nuestras cofradías, ilusionada y con ideas de la que cabe esperar felices logros en la línea austera y personal de la Hermandad.
Escribo estas líneas orgulloso porque pertenezco a ella, pero se que no cuento nada extraordinario. Que en otras muchas corporaciones cofrades esto puede suceder de manera similar. Es el mundo interior de las Hermandades y Cofradías de la vieja e hidalga ciudad de Sevilla renovado continuamente y con acierto por sus nuevas generaciones.
1 comentario:
Enhorabuena D. José Luís y felicidades para todos los hermanos del Calvario entre los que me encuentro con mi hijo Rafael.
Dios y su Bendita Madre iluminen a nuestros cofrades en la difícil tarea de dirigir la Hermandad.
Seguro que lo harán bien con la ayuda de Ellos.
Un abrazo
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